Descartes vs. Aristóteles: Enfoques Contrastantes del Conocimiento

Descartes:

Método de la duda metódica: Descartes parte de la necesidad de encontrar un fundamento absolutamente cierto para el conocimiento. Para ello, duda de todo lo que pudiera ser objeto de incertidumbre, incluidos los datos proporcionados por los sentidos. Esta “duda hiperbólica” le lleva a descartar todo aquello que pueda ser dudado, hasta llegar a la única verdad indudable: “pienso, luego existo”.

Certeza a través de la razón: La búsqueda de la certeza se fundamenta en el uso de la razón y en el empleo de ideas claras y distintas. La evidencia intelectual es el criterio principal para validar cualquier conocimiento.

Aristóteles:

Observación y experiencia: Aristóteles parte de la experiencia sensible. Para él, el conocimiento inicia en la percepción del mundo, y a partir de ella se procede a la abstracción de conceptos universales.

Inducción y deducción: Su método combina la observación empírica (inductivo) con el razonamiento deductivo. Los primeros principios no se obtienen mediante una duda radical, sino a través de la experiencia y el análisis de los fenómenos, que luego se articulan en un sistema lógico para explicar la realidad.

El rol de los sentidos y la experiencia

Descartes:

Desconfianza de los sentidos: Los sentidos son vistos como fuente potencial de error, ya que pueden engañarnos (por ejemplo, en ilusiones ópticas o en sueños). Por ello, para alcanzar la certeza, Descartes decide excluirlos del fundamento del conocimiento seguro.

Priorización del pensamiento: La única certeza indudable es la existencia del “yo” pensante, descubierta a través del “cogito ergo sum”. La experiencia sensorial queda subordinada a la razón.

Aristóteles:

Importancia de la experiencia: Para Aristóteles, los sentidos son la puerta de entrada al conocimiento. La experiencia sensorial es necesaria para captar la realidad y es el primer paso en la formación de conceptos universales.

Integración de lo sensible y lo racional: La experiencia y la razón se complementan en su sistema epistemológico. La percepción brinda los datos que, a través del intelecto (nous), se convierten en conocimiento verdadero.

Abstracción y clasificación: A partir de las impresiones sensibles, el intelecto abstrae las esencias y los principios universales que explican la diversidad del mundo.

La noción de sustancia y el fundamento del conocimiento

Descartes:

Dualismo sustancial: Descartes divide la realidad en dos sustancias fundamentales: la res cogitans (la sustancia pensante, es decir, el yo) y la res extensa (la sustancia extensa, es decir, el mundo material).

Garantía de la certeza: La existencia de Dios, garantizador de la veracidad de nuestras percepciones claras y distintas, es crucial para que la mente pueda confiar en sus razonamientos y para sostener la correspondencia entre las ideas y la realidad externa.

Aristóteles:

Hilemorfismo: Aristóteles entiende la sustancia (ousia) como una combinación inseparable de materia y forma. La forma es el principio de organización y determinación, mientras que la materia constituye la base de la individualidad de los seres.

Conocimiento de la esencia: El objetivo del conocimiento, para Aristóteles, es comprender la causa formal y final de los fenómenos, es decir, las esencias o “por qué” de las cosas. El intelecto se ocupa de conocer la naturaleza de la realidad a partir de lo que se percibe.

Certeza y alcance del conocimiento

Descartes:

Certeza absoluta a partir del “cogito”: La certeza absoluta se encuentra únicamente en el pensamiento. Todo lo que no puede ser probado con la misma claridad y distinción es susceptible de duda.

Limitación del conocimiento: Si bien el “cogito” es incuestionable, el paso del yo pensante al mundo externo requiere el aval de la existencia de un Dios perfecto, lo cual es una deducción necesaria para superar el solipsismo y poder confiar en el conocimiento de la realidad.

Aristóteles:

Conocimiento empírico y universal: El conocimiento es siempre un proceso gradual que inicia con la experiencia sensible y se enriquece mediante la abstracción de conceptos. La certeza se alcanza en la medida en que se comprenden las causas y los principios que rigen la realidad.

Verosimilitud y no certeza absoluta: Aristóteles reconoce que nuestro conocimiento se fundamenta en la observación y en la inferencia, por lo que no se alcanza la certeza absoluta al estilo cartesiano, sino un conocimiento que es suficientemente robusto para explicar y predecir la realidad.

Mientras Descartes busca un fundamento indudable a través de la razón y la duda metódica, Aristóteles confía en la experiencia y en la capacidad del intelecto para abstraer y generalizar los principios esenciales de la realidad. Cada uno, desde su perspectiva, ofrece un camino distinto para alcanzar el conocimiento, reflejando las distintas concepciones de lo que significa conocer y de cómo se relaciona el ser humano con el mundo.

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