Mediciones Metafísicas
Descartes, en su texto, presenta una demostración de cómo llegar a la primera certeza, el cogito (yo pienso), a través de la puesta en duda de todo lo que proviene de los sentidos y las ideas de la memoria. También cuestiona la existencia del cuerpo e introduce la figura del genio maligno. Descartes afirma la existencia del yo a partir del pensamiento. Este texto forma parte del método de la duda.
Aparte de Descartes, otro pensador que intentó buscar un método para conocer la verdad fue Agustín de Hipona, quien se ocupó del problema de la verdad. Para él, Dios era la verdad primera y más importante, refutando así el escepticismo (si dudo y me equivoco, es porque existo). Este pensamiento se puede relacionar con el de Descartes, ya que ambos buscan superar el escepticismo: para Agustín, es una superación del escepticismo, mientras que para Descartes forma parte de un método en busca de la verdad.
Descartes desarrolla el problema del hombre, en el cual, una vez demostrada la existencia de Dios, consigue un nuevo “criterio de certeza” y deduce la realidad material. Para ello, establece tres pruebas:
- Es posible que existan cosas materiales porque las concebimos claramente en las demostraciones de geometría.
- Es probable que existan cuerpos porque aparecen claramente en las representaciones de la imaginación y son convincentes de que existen.
- Es cierto que existen cuerpos porque albergamos la idea clara y distinta de extensión y, además, se tiene esa convicción.
Como Dios es bueno, busca y procura lo mejor para nuestro bien, luego esa convicción es real, Dios existe. Descartes es un filósofo mecanicista, por lo que concibe el universo como una gran máquina diseñada por Dios, y los cambios ocurren según la voluntad divina. Recupera el dualismo platónico, considerando que el cuerpo humano está compuesto por cuerpo y alma. El alma es invisible, inmortal, está dotada de entendimiento y voluntad; por otro lado, encontramos el cuerpo, definido por la extensión y carente de sensaciones. Concibe el cuerpo como una máquina y dice que su motor principal es el corazón. Descartes explica la interacción cuerpo-alma mediante la glándula pineal, que se encuentra en el cerebro. Esta glándula permite al alma, y no al cuerpo, sentir, decidir y percibir mediante lo que él llama “espíritus vitales”. El ser humano es una sustancia pensante, independientemente de la sustancia extensa (cuerpo). El cuerpo está sometido a una concepción mecanicista: es una máquina y no puede comportarse de forma libre, mientras que el alma actúa de forma libre y debe gobernar el cuerpo.
Para concluir, cabe destacar la importancia del sujeto en la modernidad, que fue el punto de partida para la reflexión filosófica. A su vez, este nuevo pensamiento tendrá un papel esencial en la filosofía moderna, iniciándose en este momento.
Discurso del Método, Parte IV
En el texto, Descartes expone varios razonamientos para demostrar la existencia de Dios dentro del método de la duda. Utiliza argumentos que provienen de la Escolástica, por ejemplo, una argumentación que se basa en una serie de razonamientos.
Descartes desarrolla el problema del hombre, en el cual, una vez demostrada la existencia de Dios, consigue un nuevo “criterio de certeza” y deduce la realidad material. Para ello, establece tres pruebas:
- Es posible que existan cosas materiales porque las concebimos claramente en las demostraciones de geometría.
- Es probable que existan cuerpos porque aparecen claramente en las representaciones de la imaginación y son convincentes de que existen.
- Es cierto que existen cuerpos porque albergamos la idea clara y distinta de extensión y, además, se tiene esa convicción.
Como Dios es bueno, busca y procura lo mejor para nuestro bien, luego esa convicción es real, Dios existe. Descartes es un filósofo mecanicista, por lo que concibe el universo como una gran máquina diseñada por Dios, y los cambios ocurren según la voluntad divina. Recupera el dualismo platónico, considerando que el cuerpo humano está compuesto por cuerpo y alma. El alma es invisible, inmortal, está dotada de entendimiento y voluntad; por otro lado, encontramos el cuerpo, definido por la extensión y carente de sensaciones. Concibe el cuerpo como una máquina y dice que su motor principal es el corazón. Descartes explica la interacción cuerpo-alma mediante la glándula pineal, que se encuentra en el cerebro. Esta glándula permite al alma, y no al cuerpo, sentir, decidir y percibir mediante lo que él llama “espíritus vitales”. El ser humano es una sustancia pensante, independientemente de la sustancia extensa (cuerpo). El cuerpo está sometido a una concepción mecanicista: es una máquina y no puede comportarse de forma libre, mientras que el alma actúa de forma libre y debe gobernar el cuerpo.
Discurso del Método de Descartes, Parte II
Al final del texto, hace una referencia a la potencia de las matemáticas y de su poder deductivo. Mientras que Descartes se inclina hacia el método deductivo, otros pensadores de la corriente empírica (Francis Bacon) se inclinarán hacia el método experimental-inductivo.
Descartes desarrolla el problema del conocimiento, en el cual el punto de partida es el yo pensante. En este problema, el sujeto pensante renuncia al saber aprendido, se recluye en su yo con la esperanza de hallar la verdad en su razón, utilizando la primera regla de su método: dudar. La duda cartesiana tiene las siguientes características: busca construir certezas, su finalidad es llegar al conocimiento verdadero, su ámbito se limita al conocimiento, dudar es un acto voluntario y ficticio. Existen distintos niveles de duda: todas las enseñanzas recibidas, de los sentidos, de la realidad y de los contenidos del entendimiento (genio maligno). No ofrece como resultado la primera certeza absoluta: cogito ergo sum (existe una única cosa cierta, la duda. Uno puede dudar de todo, pero no dudar de que duda). A la hora de clasificar las ideas, las clasificamos según su adecuación a la realidad (verdadero o falso), según el criterio de verdad (claras y distintas, o confusas), según su origen o procedencia (ideas adquiridas: provienen de la experiencia externa; ideas artificiales: elaboradas por la fantasía o imaginación a partir de otras ideas que también hay que rechazar; ideas innatas: son el resultado de combinaciones de ideas). Descartes afirma que “yo soy una cosa que piensa”. Destaca tres ideas innatas que se corresponden con tres ámbitos de la realidad: la idea del pensamiento (se corresponde con el alma), la idea de extensión (se corresponde con el cuerpo) y la idea de infinitud (se corresponde con Dios). Para finalizar, Descartes hace una defensa de la potencia de las matemáticas y de su poder deductivo, donde “solo las matemáticas han podido encontrar algunas demostraciones”.
Por último, cabe destacar la importancia de las matemáticas y las ciencias, puesto que mantienen una gran relevancia en el proceso de aplicación de estas a la física. Descartes apostó por la razón, la experimentación y la observación frente a la tradición y la autoridad, dando finalmente la aparición de la geometría analítica o cartesiana con el famoso “Discurso del método”.
Descartes
Descartes nació en Francia y es un filósofo del siglo XVII, perteneciente a la filosofía moderna. Algunas de sus obras fueron “Discurso del método”, “Reglas para la dirección del espíritu” y “Meditaciones metafísicas”. Es un filósofo racionalista, lo que implica una actitud filosófica de confianza absoluta en el poder de la razón, identificando el ser con el pensar. El modelo de la ciencia ideal es la matemática y la deducción, el método infalible aplicado al pensamiento, supone una nueva cosmovisión científica del mundo y de la naturaleza, y los racionalistas pretenden elaborar una ciencia única, general, universal y necesaria, tomando como modelo la matemática. Utiliza el método cartesiano, el cual pretende buscar un método adecuado para dirigir la razón hacia la verdad. El punto de partida de su pensamiento es el método, es necesario un método porque la razón no es infalible (el objeto del método es un uso adecuado de la razón), y el método adecuado es la deducción.
Este método tiene una serie de reglas, que están expuestas en la segunda parte del “Discurso del método”: evidencia (la evidencia es el criterio de la verdad), análisis (dividir cada una de las dificultades que se examinen en cuantas partes sea posible para buscar una solución), síntesis (reconstruir lo complejo a partir de lo simple), enumeración (revisión de lo hecho para que no haya errores).