Descartes y Hume: Comparativa de sus Filosofías y su Impacto en la Actualidad

Relación entre Hume y Descartes

La Realidad (Ontología)

Descartes distingue tres tipos de realidades: el mundo físico (las sustancias extensas), los seres humanos (sustancia pensante) y Dios (sustancia infinita). La realidad, el mundo para Descartes, está formado por sustancias extensas. Para Hume, la existencia de un mundo formado por sustancias extensas es una creencia generada por los hábitos de la razón. El hombre solo está seguro de sus impresiones. Atribuir a esas impresiones una causa externa e independiente del mundo es dar un salto ilegítimo. La idea de sustancia carece de una impresión correspondiente, por lo que es una creencia. Ante el mundo externo solo cabe el escepticismo.

El Conocimiento (Epistemología)

Para Descartes, la única fuente de conocimiento cierto es la razón. Los sentidos nos engañan. Según Hume, tenemos impresiones e ideas. Las ideas son verdaderas si provienen de una impresión. La vivacidad de las impresiones es suficiente para garantizar su verdad. Hume no discute la validez de esas impresiones, porque establece un vínculo entre ellas y el hipotético mundo externo que las causaría. El sujeto tiene impresiones, y no cabe ninguno de los argumentos presentes en la duda cartesiana. La razón es el origen de nuestros conocimientos no ciertos, de las creencias. Es la razón la que inventa ideas, la verdad reside en las impresiones. Según Hume, aunque las creencias no son ciertas, sin ellas la vida sería imposible. No tienen que ser rechazadas, sino asumidas como necesarias para la vida.

El Conocimiento de Dios

Descartes piensa que gracias a los argumentos racionales, el ser humano conoce la existencia de Dios y su naturaleza. Para ello desarrolla tres argumentos: dos causales y el ontológico. La crítica empirista, al ser la idea de Dios una idea ilegítima, ataca la validez de los dos argumentos causales cartesianos. El argumento ontológico, que parte de la idea de un ser perfecto, también es criticado porque tal idea es ilegítima, no proviene de ninguna impresión.

El Ser Humano (Antropología)

Para Descartes, el ser humano es una sustancia cuya naturaleza consiste en pensar. El yo es la sustancia pensante. Frente a la posición cartesiana, para Hume, el yo, la sustancia pensante, es una creencia de la razón. La impresión de la que surge esa idea no se encuentra, por lo que estamos ante una idea falsa. El yo es un haz de impresiones y carece de entidad.

Actualidad del Discurso de Descartes

Matematización y Desarrollo Científico-Técnico

El discurso propone un método y un criterio de verdad que son herederos de las matemáticas. Descartes cree que así todas las ciencias conseguirán una certeza semejante. La matematización es una característica que ha impregnado casi todos los ámbitos de la ciencia occidental. Desde los ejes cartesianos hasta el diseño del acelerador de partículas, se siguen los mismos parámetros: lo real es lo matematizable. El conocimiento de las cosas se consigue cuantificándolas. Los descubrimientos en las ciencias y sus aplicaciones técnicas han sido tales que la fe en la religión se ha sustituido por la fe en la ciencia. La salvación está en la ciencia. Descartes pensaba que había puesto las bases ciertas para abordar ese desarrollo científico en el que él participó. Una prueba es que todos los gobiernos insisten en la necesidad de invertir en investigación científica. El desarrollo de las ciencias sociales y humanas es una consecuencia de la nueva visión del ser humano que vino con el cartesianismo. Lo que se considera científico sigue siendo lo matemático. La informática es la última expresión del proyecto cartesiano. La deducción siempre es perfecta. La necesidad de lo matematizado sigue dominando.

Autonomía de la Razón Respecto de la Fe

La matematización no hubiera propiciado el desarrollo científico si no hubiera ido acompañada por la autonomía de la razón. Solo una razón independiente de la religión puede llegar a la verdad. Descartes se convierte en una referencia del proceso de laicización. Cuando la razón se ha separado de la fe, la ciencia podrá descubrir leyes sin ser testadas por ninguna autoridad distinta de la experiencia. El desarrollo científico y la laicización son procesos paralelos. La fe sigue presionando para mantenerse como criterio de verdad.

Modernidad, Individualismo y Derechos Humanos

La separación razón-fe no ha contribuido a la aparición de posiciones ateas que niegan la existencia de Dios y agnósticas que niegan la posibilidad de cualquier conocimiento sobre Dios. El pensador francés no es ni una cosa ni la otra. La razón, según Descartes, llega a la certeza de Dios. El hombre contemporáneo ya no cree que tenga una razón tan poderosa para afirmar la existencia de Dios. El racionalismo optimista ha desembocado en un racionalismo agnóstico. La segunda parte del discurso deja claro que es el sujeto pensante quien se impone como criterio de verdad: es verdad lo que mi criterio racional decide que es verdad. Descartes defiende un subjetivismo racionalista. La razón es la misma en todos los hombres.

La Verdad y el Genio Maligno

Hay ideas cartesianas, por ejemplo: la sospecha de que la realidad en la que creemos sea una ilusión de los sentidos. El argumento de la indistinción entre sueño y vigilia se refleja en la producción española de Alejandro Amenábar Abre los ojos. Nos presenta el tormento en el que vive el protagonista, incapaz de distinguir cuándo está despierto y cuándo sueña. El argumento del genio maligno se actualiza en Matrix, que nos describe un mundo habitado por hombres que solo reciben impulsos eléctricos controlados por un poderosísimo sistema informático. Es decir, un genio maligno, reinterpretado como un ordenador, los engaña, convirtiendo la realidad digital en la realidad que se impone.

Justificación del Proyecto Filosófico de Descartes

En el proyecto filosófico de Descartes, la cuestión del método, la teoría del conocimiento y la metafísica están íntimamente entrelazadas. La idea fundamental de la unidad del saber humano, que Descartes, además, representa bajo la forma seguida y concatenada de la geometría, es la que permite reunir todos estos elementos. El punto de partida de este proyecto filosófico no es otro que el de la duda metódica, pues sobre ella va a intentar Descartes fundar una concepción de las relaciones entre la razón y la realidad, un nuevo sistema filosófico que supusiera una alternativa tanto al sistema aristotélico como a la filosofía escolástica, deudora ella misma de gran parte de los fundamentos establecidos por Aristóteles. La duda cartesiana es la expresión de una actitud de cautela y desconfianza que requiere la búsqueda de una evidencia indestructible que supere cualquier atisbo de duda y, en segundo lugar, supone un método de investigación positiva, puesto que aquella afirmación que logre salir victoriosa de los ataques de una duda metódica llevada hasta sus últimas consecuencias, será la verdad cierta buscada y podrá servir de fundamento sólido para descubrir otras verdades. De todo lo que se había pensando antes que era el yo (cuerpo, alma, etc.) solo nos queda, después de la duda, el pensamiento: el yo es sustancia pensante. Además, para Descartes, este conocimiento es infalible por ser resultado de una intuición intelectual, es decir, es un conocimiento inmediato, no es el resultado de ningún proceso de elaboración. Pero de la certidumbre del yo hay que transitar a otras certidumbres, pues, de lo contrario, tendríamos la paradoja de un ser existente como puro pensamiento, pero pensamiento cuya única evidencia es el ser pensamiento. Este es uno de los momentos más delicados del camino emprendido por Descartes, pues, al haber fundado el conocimiento en el sujeto pensante, todo lo que es objeto de pensamiento queda en entredicho. La autonomía e independencia entre el alma y el cuerpo se ponen de manifiesto por la claridad y distinción con que el entendimiento percibe esa distinción. Pero Descartes ha establecido una separación tan radical entre ambas sustancias que, cuando quiera explicar al ser humano como unión de alma y cuerpo, tendrá serios problemas. Desde el punto de vista fisiológico, aunque el alma esté unida, según él, a todo el cuerpo, solo lo está de manera inmediata a la glándula pineal. Después afirma que, en el caso del ser humano, el cuerpo y el alma son sustancias que quedan incompletas si no se reúnen.

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