Descartes y Hume: Filosofía, Ética y Conocimiento

Descartes y Hume: Un Contraste Filosófico

René Descartes (Filósofo Francés del Siglo XVII)

Biografía

René Descartes estudió en el colegio de La Flèche, donde los jesuitas le transmitieron el saber filosófico de la Edad Media. No asistió a la universidad y fue un gran viajero. Se enroló en las guerras de Europa para obtener dinero. Conoció a la reina Cristina de Suecia, una gran amante de la filosofía, con quien entabló amistad. A su regreso de un viaje a Estocolmo, enfermó y murió poco después en Francia. Se le conoce como el «filósofo enamorado». Su filosofía es un círculo cerrado vicioso del que no se puede salir.

El Problema de la Ética

Como viajero, Descartes asumía las costumbres locales de cada lugar que visitaba. Para que las costumbres de un país sean respetadas por los visitantes, formuló una ética provisional que se resume en la frase: «Donde fueres, haz lo que vieres». Es decir, hay que asumir los usos y costumbres de otros lugares del mundo.

El Problema del Ser Humano

El ser humano está formado por dos sustancias:

  • Res extensa: Sustancia extensa (el cuerpo).
  • Res cogitans: Sustancia pensante (el alma).

La res extensa es el significado que Platón atribuye al cuerpo, y la res cogitans sería lo que Platón atribuye a su concepto de alma. El alma y el cuerpo (res cogitans y res extensa) están unidos por la glándula pineal, que se localiza en la cabeza. El ser humano tiene libre albedrío o libertad de obrar después de la libertad de querer. En su libro «Tratado de las Pasiones», establece que en el libre albedrío primero se decide lo que se quiere y luego se lleva a cabo. Spinoza, contemporáneo de Descartes, niega el libre albedrío humano porque desconocemos el motivo último o verdadero de nuestras acciones humanas. Esta oposición a Descartes se manifiesta en el ejemplo sobre los celos, donde Descartes afirma que «los celos son producidos por el miedo o inseguridad a perder el libre albedrío y someternos a la pasión peligrosa de los celos».

El Problema del Conocimiento (Dios)

El racionalismo cartesiano quiere crear un método para no caer en el error vinculado al conocimiento humano. Descartes pone en duda los datos de los sentidos porque la información que proviene de ellos puede inducir al error. Por ejemplo: «Si meto un palo dentro de un río, lo veré roto, no veo continuidad en el palo. Si lo toco con mi mano, me daré cuenta de que no está roto, lo veré continuo. Si afirmo que está partido, será un error. ¿Cómo creer al sentido de la vista si me engaña una vez?». Descartes plantea la hipótesis de un genio maligno que nos está engañando. Al dudar, pienso que dudo, y la única certeza que tengo es: «Pienso, luego existo».

Dios

Somos seres pensantes y tenemos tres tipos de ideas:

  • Ideas adventicias: Son aquellas que provienen del exterior al sujeto, por ejemplo, la idea de una paloma (a la que considera una máquina, no un animal).
  • Ideas ficticias: Las crea la imaginación humana, por ejemplo, la idea de un unicornio.
  • Ideas innatas: Son las que más interesan a Descartes, las que Dios pone antes de nacer el ser humano.

El primer argumento para demostrar la existencia de Dios es el mismo que utiliza Anselmo:

  1. Premisa: Todos los seres humanos tenemos la idea de un ser perfecto.
  2. Premisa: Si eres perfecto, no te puede faltar la perfección de la existencia.
  3. Conclusión: Dios existe.

La segunda prueba para demostrar la existencia de Dios parte de la idea innata de la sustancia infinita:

  1. Premisa: Todos los seres humanos tenemos la idea innata de una sustancia infinita.
  2. Premisa: Nosotros, como seres finitos, no podemos tener la idea de sustancia infinita si no fuera porque Dios la ha introducido dentro de nosotros.
  3. Conclusión: Dios existe.

Una vez demostrada la existencia de Dios, la hipótesis del genio maligno se viene abajo porque el Dios que Descartes ha demostrado es bueno y no puede engañarnos si utilizamos las llamadas reglas del método para encaminarnos bien en la búsqueda de la verdad. Las reglas son:

  • Claridad y distinción: Para que algo sea verdadero, ha de aparecer de modo diáfano como el agua y separado del resto de las demás cosas.
  • Análisis: Para conocer la verdad, he de partir de lo complejo para llegar a lo simple.
  • Síntesis: Partir de lo simple para llegar a lo complejo o camino inverso.
  • Enumeración: Hacer recuento de todo sin olvidar nada.

David Hume

Biografía

David Hume trabajó como bibliotecario en Edimburgo, donde tuvo contacto con libros de filosofía y se interesó por la historia de Inglaterra. Antes de escribir filosofía, elaboró una historia de Inglaterra que fue publicada. Fue un hombre amable y buena gente, y tiene una estatua vestido de San Emperador Romano en Edimburgo.

Dios

El problema de Dios es fundamental para el empirismo de Hume. Los sentidos humanos no pueden demostrar la existencia de Dios. No existen ideas innatas como afirmaba Descartes. La mente humana no tiene ninguna idea desde su nacimiento. Toda la información le llega por los sentidos. La idea de Hume sobre Dios es el agnosticismo, es decir, afirmar que no se puede demostrar que Dios exista, pero tampoco lo contrario. El ser humano tiene un límite en su conocimiento. Esta idea la retomará Wittgenstein más adelante al afirmar que lo divino no puede demostrarse.

El Problema del Ser Humano

Cada ser humano va cambiando a lo largo de su vida. El «Yo» de un niño no es el mismo como identidad personal que el de un adulto. La palabra «sustancia pensante» de Descartes como algo definitivo no es cierta. Somos «yoes sucesivos» a lo largo de la vida. La educación es muy importante para que un ser humano llegue a ser mejor persona; sin educación, el ser humano no sería nada.

El Problema del Conocimiento

El conocimiento humano sucede en los sentidos, no hay ideas innatas. La mente es un papel en blanco que se va llenando de contenido con la experiencia. Los sentidos, al conocer, distinguen o se separan:

  1. Impresiones: Es la recepción por parte de los sentidos, fijan toda la fuerza e intensidad del momento presente.
  2. Ideas: Copias disminuidas en fuerza e intensidad de las impresiones. Es el recuerdo que tenemos de las impresiones.

La asociación de ideas sería lo que se produce en el recuerdo humano cuando la proximidad de una idea nos lleva a otra. Por ejemplo, alguien habla de su madre muerta y yo recuerdo de inmediato a mi madre que también ha muerto. El contenido de nuestra experiencia se guarda en el almacén de la memoria. Una crítica muy importante que hace Hume es a la idea de conexión necesaria que hay ante cualquier suceso o fenómeno futuro. Por ejemplo, del hecho de que todos los días salga el sol por el horizonte, no puedo afirmar: «Mañana necesariamente saldrá el sol». Hume instaura el concepto de probabilidad y critica el de conexión necesaria.

La Ética en Hume

Hume toma en cuenta el emotivismo ético de Hutcheson y Shaftesbury, autores que consideran que las emociones humanas y los sentimientos separan lo correcto o bueno de lo incorrecto o malo de las acciones humanas. Considera que algo es correcto o bueno cuando el sentimiento común de todos los seres humanos lo considera como tal (correcto o incorrecto). Instaura el concepto de «falacia naturalista», que significa que de las acciones humanas que vemos dentro de la sociedad no podemos pasar a las acciones humanas que veremos ocurrir dentro de ella, o lo que es lo mismo, del ser de lo que ocurre no podemos llegar a afirmar el deber ser de los seres humanos. Nos debemos conformar con lo que ocurre, nunca con lo que debería ocurrir. Ese sentimiento de aprobación tendría que ver con la utilidad que tiene una acción humana dentro de la sociedad. Además de un sentimiento común, los seres humanos aprueban una acción que es útil y desaprueban una que no es útil. La ética de Hume quiere relacionar la vida de la sociedad como una ética del sentimiento. Lo que nos dice que algo sea correcto no es la razón humana, sino un sentimiento de rechazo a las acciones incorrectas, lo que nos lleva a comprender que sea bueno. La razón no puede demostrar que algo sea correcto o incorrecto, solo el sentimiento de agrado o desagrado.

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