Descartes y Nietzsche: Fundamentos Filosóficos del Conocimiento y la Voluntad

Descartes: El Método y la Fundamentación del Conocimiento

El problema que muy pronto preocupó a Descartes fue el de la fundamentación del conocimiento. Era consciente de los muchos errores que a lo largo de los siglos habían sido presentados y defendidos como verdades incuestionables. Dado que la razón humana es una herramienta valiosa y eficaz, el problema es que la ciencia tiene un método que le permite la seguridad en el conocimiento, pero a la filosofía le falta un método adecuado. Para superar esta carencia, propone un método eficaz y que él ya ha comprobado, el método utilizado por los geómetras. Introduce un método matemático en la filosofía, para dotar a la razón humana de un criterio de verdad definitivo e inapelable. Ve la matemática como la ciencia racional que pone orden en el caos de datos que nos proporciona la experiencia. Tanto uno como el otro participan de la veneración que Platón tenía por las matemáticas.

Descartes está convencido de que, tal como los geómetras realizan las más sencillas operaciones o las más complejas demostraciones sin ningún error, igualmente puede comportarse el hombre en cualquier área del conocimiento, siempre que utilice el mismo método. Esta confianza de Descartes en el buen resultado del método se basa no solo en la perfección de este, sino también en su concepción de la razón humana como una facultad que puede formular las cuestiones más complejas y darles respuesta.

La evidencia para Descartes debía tener los siguientes atributos: claridad y distinción. Descartes ve en el conocimiento dos momentos fundamentales: intuición y deducción.

Las Cuatro Reglas del Método Cartesiano

1º Evidencia (Intuición): Era no aceptar nunca nada como verdadero sin conocer evidentemente que lo fuera; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención [prejuicios], y no incluir en mis juicios nada más que lo que se presentara a mi espíritu tan clara y distintamente que yo no tuviera ningún motivo para ponerlo en duda.

2º Análisis (Intuición): Dividir cada una de las dificultades que examinara en tantas partes como fuera posible y como fuera necesario para resolverla mejor.

3º Síntesis: Conducir por orden mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender despacio, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos, y suponiendo un orden hasta entre aquellos que no se preceden por naturaleza los unos a los otros.

4º Enumeración: Hacer en todo recuentos tan completos y revisiones tan generales que llegara a estar seguro de no omitir nada.

La Duda Universal y Metódica

Función: Comprobar la fiabilidad del método. Hace una crítica radical de todo el saber y considera ni fiables todos los conocimientos.

Características de la Duda Cartesiana:

  • Es universal.
  • Distinta de la duda escéptica.
  • Duda Descartes: transitoria, temporal, teorética (no aplicada a la vida diaria), exacerbada (radical).

Proceso de la Duda:

  • La incertidumbre de los datos sensoriales. Recordemos que, guiados por los sentidos, durante milenios los hombres afirmaron que la Tierra inmóvil era el centro del universo. Los sentidos nos han engañado muchas veces; por ello, duda de todos los datos que se originan en los sentidos, duda de su mano, de su cuerpo y de toda la realidad material del mundo.
  • Los errores de razonamiento. El ser humano los comete a menudo. Una buena parte del saber tradicional escolástico se fundamenta en la razón y en su poder discursivo, pero en la época de Descartes este saber se ha vuelto confuso e incierto; entonces, es válido dudar de todos los razonamientos que se han tenido por demostrativos.
  • La dificultad para distinguir el sueño de la vigilia. Existe la posibilidad de que todos los pensamientos del estado de vigilia sean, en realidad, sueños que no reconozcamos como tales.
  • La hipótesis del genio maligno. Existencia de un «genio maligno, astuto y engañador» que le lleva a considerar como evidentes cosas que no lo son.

Conclusión de la Duda: El Cogito

Lleva más allá de la duda: se auto-supera. Veamos esta autosuperación: cuando dudo, pienso, y la acción de pensar implica la existencia de un ser que piensa. Si yo estoy pensando, entonces también estoy existiendo: «Pienso, luego existo» (Cogito, ergo sum). Esta es la primera verdad incuestionable a la cual accede Descartes. Es una intuición; nada permite dudar de ella: evidente, clara y distinta.

Cogito, Ergo Sum

Falsos todos los razonamientos que antes había tenido por demostraciones. Advirtiendo que esta verdad, «pienso, luego existo», juzgué que la podía admitir sin escrúpulos como el primer principio de la filosofía que buscaba». El cogito, ergo sum cumple dos funciones bien determinadas:

  1. Justifica la existencia de un yo pensante diferenciado del cuerpo. El cuerpo, percibido mediante los sentidos, se encuentra bajo la duda metódica.
  2. Se convierte en un principio modélico. Así, todo lo que sea evidente, claro y distinto, como este primer principio, será aceptado como verdad.

Las Tres Sustancias Cartesianas

El Yo Pensante: Res Cogitans

La cual piensa diferentes tipos de ideas. Realidad incuestionable: la existencia de un yo pensante, de una sustancia que piensa, una res cogitans, un alma. Descartes concluye que puedo dudar de la existencia de mi cuerpo y del mundo que me rodea, porque tengo información a través de los sentidos y los sentidos no son fiables, pero no puedo dudar de la existencia de mis pensamientos, de mis ideas, de mi subjetividad (Es el conjunto de pensamientos, ideas… que fluyen en mi yo. No tenemos la seguridad de que estas representaciones subjetivas (de la propia mente) se correspondan necesariamente con hechos del mundo exterior; Conocer si hay cosas objetivas y cómo son estas cosas.(objetivo)

Tipos de Ideas:

  • Adventicias o adquiridas. Son las ideas que provienen de fuera, de la experiencia sensible, de mi percepción del mundo o de la enseñanza. Estas ideas fácilmente pueden resultar erróneas, ya que muchas veces tenemos ideas diferentes sobre un mismo objeto externo: el Sol aparece como un pequeño disco luminoso, pero en la mente de un astrónomo resulta algo muy diferente.
  • Facticias o artificiales. Son las ideas que inventamos o fabricamos arbitrariamente nosotros mismos. La idea del animal mitológico llamado centauro, idea que es ilusoria.
  • Innatas o naturales. Emergen de la propia facultad de pensar. Son unas ideas que nuestra mente capta y ha de aceptar necesariamente sin poder modificar nada. Idea de Dios (más) ; también ideas de causa, de sustancia o de número.

Dios, Sustancia Perfecta e Infinita

Sustancia más allá de ella, Dios: Yo pensante posee la idea de perfección. Dios es la realidad que permite superar mi subjetividad. Ahora ya sé que fuera de mi yo hay otra realidad, la sustancia perfecta, un ser que no puede permitir que mis ideas claras y distintas sean un engaño. Dios se convierte en garantía del conocimiento. En Dios existen las grandes verdades eternamente establecidas por él. En sus argumentos a favor de la existencia de Dios, Así como la idea de triángulo es inseparable de sus propiedades (suma de sus ángulos es igual a 180°), la esencia de Dios es inseparable de su gran propiedad, la existencia. A este ser perfecto no le puede faltar una perfección como es la existencia.

El Mundo, Sustancia Extensa

Dios: garantía de nuestro conocimiento: Dudar del cuerpo todavía sí. Ahora bien, si yo tengo una idea clara y distinta de mi cuerpo extenso y existe un Dios perfecto y veraz, este Dios, que me ha creado racional, no puede permitir que me engañe cuando hago uso adecuado de mi razón. La bondad de Dios me garantiza que la grandísima inclinación natural humana a creer en la existencia de las cosas extensas no es engañosa. Por lo tanto, además de la sustancia pensante (yo), existe otro tipo de sustancia finita y creada: la de los cuerpos, con un atributo fundamental: la extensión.

La materia o res extensa: Dios es garantía de conocimiento de nuestras verdades claras y distintas, lo cual no significa que todo lo que puedan captar nuestros sentidos haya de recibir dicha consideración. Lo que sí podemos afirmar con seguridad es que, cuando logramos explicar el funcionamiento del mundo físico a través de las matemáticas, tenemos la garantía de que nuestra concepción se ajusta a los hechos.

Libertad y Mecanicismo

Punto en el centro del cerebro, la glándula pineal, a través del cual cuerpo y alma se hallaban conectados, se transferían información y el alma podía ordenar movimientos al cuerpo.

Nietzsche: La Voluntad de Poder y el Superhombre

La 1º obra de Nietzsche “el origen de la tragedia”: contiene el núcleo de su filosofía:

  • Reconocimiento vida como valor fundamental
  • Convicción: que la cultura occidental ha reconocido la vida, le ha tenido miedo.

Apolo y Dionisio

Afirma que la tragedia clásica griega nos muestra los dos principios que componen la realidad: el espíritu dionisíaco (dios Dionisio), que contiene los valores de la vida, y el espíritu apolíneo (dios Apolo), al que corresponden los valores de la razón.

  • Espíritu dionisíaco: dios Dionisio representa los valores de la vida. Él es la divinidad del vino, de la fecundidad y de la salud. Dionisio es la imagen de la fuerza instintiva y pasional, de la corriente vital efervescente. El hombre dionisíaco vive en plena armonía con la naturaleza.
  • Espíritu apolíneo: dios Apolo representa los valores de la razón. Apolo es la divinidad de la luz, de la proporción y la justa medida, del equilibrio y la serenidad; su espíritu se manifiesta en la obra bella, armoniosa y perfecta. El hombre apolíneo enmascara la realidad, puesto que en él predomina la razón.

La Grecia presocrática no olvidó a ninguno de los dos dioses: en el equilibrio griego apolíneo se halla la pasión dionisíaca. Así, el arte de la tragedia clásica griega manifiesta lo más profundo de la existencia humana: muestra y mantiene la oposición irreconciliable entre los dos órdenes de valores: los de la vida y los de la razón—, entre el espíritu dionisíaco y el espíritu apolíneo. El arte trágico es una valiente y sublime aceptación de la vida, a pesar del dolor que esta comporta.

Los valores apolíneos prevalecieron sobre los valores dionisíacos. Una muestra de ello es que Sócrates haya preferido la muerte a la lucha.

Nietzsche se convirtió en el gran defensor de la actitud dionisíaca de aceptación de la vida tal como está es, con el dolor y la muerte que comporta. Criticó la postura de renuncia a la vida, de huida ante la vida; consideraba que esta actitud había sido inaugurada por Sócrates y luego asumida por el pensamiento cristiano.

En realidad hay dolor y destrucción. Ahora bien, el camino superior para enfrentarse a esta realidad no es la renuncia ni el ascetismo, sino el arte, un arte que afirma la vida en su plenitud. Nietzsche consideraba que este arte se había manifestado en la tragedia griega, y que en su tiempo, el drama musical de Wagner ocupaba el lugar que la tragedia clásica había tenido en el mundo presocrático: expresaba el sí a la vida del espíritu dionisíaco. Así, consideraba que Wagner era el prototipo de artista trágico.

Cuatro Grandes Temas de Nietzsche

En este punto desarrollaremos los temas fundamentales pregonados por Nietzsche: la muerte de Dios, la aparición del superhombre, la voluntad de poder y la teoría del eterno retorno.

La Muerte de Dios

La expresión «Dios ha muerto» es la gran metáfora que expresa la muerte de las verdades absolutas y de las ideas inmutables, el fin de los ideales que guiaron la vida humana. Con la muerte de Dios se desmorona nuestra civilización, ya que todos los valores de esta se fundamentan en la creencia de que el sentido del mundo está fuera del mundo. Dios personifica esta creencia. Ahora vivimos el fin de nuestra civilización, los valores supremos ya no tienen validez, el sentido del mundo ya no se busca fuera del mundo.

Aparición del Superhombre

Se puede elegir entre dos posiciones: o bien la del último hombre, la del hombre que vive el fin de la civilización, o bien la del superhombre, la del nuevo dios terrenal que dice sí a la vida.

Nietzsche considera que su propio tiempo es el reino del último hombre, el hombre que vive el triste final de una civilización en la que habían dominado valores que ahora ya están muertos. Es el reino en que ha caído la máscara que disimulaba mentiras milenarias, el reino del hombre que se ve precipitado al nihilismo.

El nihilismo o negación absoluta es el estado del hombre carente de objetivos por los que valga la pena luchar, sin fuerzas para trascenderse; es el estado del hombre transformado en vegetal. Es el hombre de la vida moderna, que solo busca la comodidad y el placer cotidianos, sin plantearse metas ideales. La civilización occidental es nihilista porque se ha quedado sin valores, pues ha descubierto que los que tenía eran falsos.

Esta negación absoluta de los antiguos valores abre la posibilidad de afirmar valores totalmente nuevos; el superhombre, constituirá el polo opuesto al último hombre. El superhombre es el ser capaz de estar a la altura de un acto tan inmenso, el asesinato de Dios; el superhombre es el nuevo dios, un dios terrenal.

El superhombre dará otro sentido a la realidad, creará nuevos valores, los valores de la vida, que no se fundamentan en un más allá, sino en este mundo. Así, el superhombre creará el sentido de la Tierra, él mismo será el sentido de la Tierra.

Estos nuevos valores constituyen el gran riesgo al que debe enfrentarse el superhombre, ya que no cuenta con ningún soporte fuera de sí mismo.

Superhombre: Sólo dice que será un espíritu libre que no cederá ante nada, pero que participará de la inocencia y la espontaneidad propias del niño. La génesis del superhombre pasa por tres formas:

  • El camello: Es el animal cuyas jorobas son capaces de llevar pesadas cargas; representa al hombre capaz de soportar el peso de la ley moral, el peso de la trascendencia. Simboliza al espíritu que se inclina ante lo sublime de la ley moral; su máxima es el deber kantiano. Sin embargo, camello se transformará en león.
  • El león: Es el animal que se deshace de cargas opresoras y antinaturales; lucha contra su último dios: la moral y los valores. Es el hombre que crea su libertad diciendo «no», que se libera de sus yugos, que después de la lucha dice «yo quiero…». Pero el león se transformará en niño.
  • El niño: Representa la voluntad creadora y espontánea, la libertad verdadera, no la libertad que consiste únicamente en reaccionar contra alguna cosa. El niño simboliza la existencia como aventura y juego; natural y sincero decir sí a la vida.

La Voluntad de Poder

Significa voluntad de dominio, de fuerza, de potencia vital. La vida es una energía inquieta que constantemente crea nuevas formas de vida y destruye otras; y la vida más fuerte y agresiva es la que impone su ley. Es preciso crear nuevas formas de vida y esto comporta la destrucción de las formas ya agotadas y decadentes que se resisten a morir.

Es el poder de los creadores, un poder que sin ningún esfuerzo se adueña de la situación por su propia grandeza. La voluntad de poder se opone a la voluntad de igualdad. Cuanto más poderosa y creadora sea una vida, más impondrá la jerarquía y la desigualdad; cuanto más débil e impotente, más tratará de imponer la igualdad. Los predicadores de la igualdad son los que están llenos de veneno, de un veneno que quiere asesinar toda vida noble y superior. La voluntad de igualdad es el intento de reducir todo lo original y excepcional a ordinario y mediocre.

Nietzsche lucha contra la identificación de igualdad con justicia. Encuentra esta identificación en los ideales de la Revolución francesa, en las propuestas socialistas y comunistas, en todas las democracias y en el cristianismo, que afirma que todos somos iguales ante Dios.

Transmutación de los Valores

Todos los escritos de Nietzsche posteriores a “Así habló Zaratustra” están marcados por la idea de transmutación de todos los valores, por la necesidad de destruir los viejos ideales y crear otro nuevos. Para el, la vida es el fundamento último de cualquier valor:

Afirma haber descubierto la distinción entre 2 morales:

  • Moral del señor: la moral noble, elevada, que juzga a partir de la contraposición / 10✔️y 10 ❌ (voluntad de poder del superhombre)
  • Moral del esclavo: la moral de la mediocridad, una mora, forjada en el instinto de venganza contra la vida superior. Lo que se deja llevar arrastra, la igualdad.

Nietzsche rechaza aquellos elementos que resten autonomía al superhombre.

El Eterno Retorno

Intuición del eterno retorno: Los ciclos temporales, que comienzan y acaban constantemente, se repiten de manera infinita. Cada persona, condenada a desaparecer del mundo, volverá a él en el próximo ciclo, y volverá a tener la misma vida, en los mismos lugares, en la misma época y con los mismos acontecimientos. Este retorno de cada ser humano, de cada hecho e incluso de cada cosa se producirá eternamente.

La intuición del eterno retorno lo llena de consuelo y alegría. Porque en el mundo donde todo pasa, donde todo se transforma, donde toda nueva forma de vida acaba por ser destruida, la realidad condenada a morir en un ciclo acabará retornando, y así lo desaparecido será vida una vez más. El eterno retorno, es decir, la infinita repetición de todo lo existente, ha sido interpretado de maneras diferentes. Se vincula con la visión cíclica del tiempo propia de algunos pensadores griegos, que fue arrinconada por la visión lineal del tiempo —con un inicio y un final— del judaísmo y del cristianismo. Sin embargo, también puede reconocerse en él la influencia de la idea cristiana de la resurrección, del retorno a la vida de aquello que ya ha existido. El mundo constantemente está dominado por la voluntad de aceptarse y de repetirse, una voluntad que es una necesidad eterna. Consiste en amar lo que es necesario; es la aceptación, por parte de la voluntad, del destino enigmático del mundo.

Glosario de Conceptos Clave

Método: Es el conjunto ordenado de reglas ciertas y seguras para evitar el error y acceder al verdadero conocimiento. Es el proceso a seguir para llegar a la verdad y el instrumento útil para inventar y descubrir nuevas verdades. Sus fases, que permiten proceder de modo sistemático y racional, son: la evidencia, el análisis, la síntesis y la enumeración.

Evidencia: Descartes pensaba que la evidencia es la idea fundada en la verdad de una proposición por medio de la intuición. La evidencia se presenta como el criterio de verdad: sólo será verdadero aquello que una intuición clara y distinta nos presente como evidente. Para Descartes, las ideas son el contenido del pensamiento, y como tales existen en él. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades universales, evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia.

Pensamiento: Descartes entiende por pensamiento no solo la actividad pura de pensar, sino también toda actividad inmediatamente consciente del intelecto, es decir, las operaciones de la voluntad, de la imaginación y de los sentidos. Como cualidad esencial del ser, es el atributo del aima y fruto de la existencia. Obligado a dudar de todo, Descartes se da cuenta, sin embargo, de que, en cuanto duda, ha de existir, por lo que percibe que la siguiente proposición: «pienso, existo» (*cogito sum») ha de ser cierta, al menos mientras está pensando. Por ello, se ha discutido en numerosas ocasiones si Descartes pretende deducir la existencia del pensamiento.

Ideas innatas: En la filosofía cartesiana, las ideas que no son facticias ni adventicias, es decir, que no provienen de la experiencia ni del poder de nuestra imaginación, son las ideas innatas. Son aquellas ideas que el espíritu encuentra en sí mismo desde siempre. El conocimiento tiene su fundamento en estas nociones básicas. La idea de Dios o infinito es la idea innata más importante. Los empiristas niegan la existencia de las ideas innatas.

Dios: Es la sustancia infinita, el ser infinito que pone en el hombre la idea de infinitud. Es una realidad perfecta inmutable, infinita, suprema y la bondad y la veracidad absolutas. Constituye el punto de unificación al que tienden todos los seres. Es la causa de todos los seres, el creador y conservador de lo existente y el autor de la naturaleza. Es la garantía y la causa de todas nuestras ideas innatas. El primer principio «Pienso, luego existo» es una verdad porque se nos presenta como una intuición clara y distinta que le otorga una evidencia inmediata, pero esta verdad, prototipo de toda certeza, no adquiere validez universal hasta que no se demuestra la existencia de Dios y su bondad, debido al carácter radical de la duda metódica.

Mundo: Sustancia extensa, la realidad material no pensante y finita. Como extensión corpórea y geométrica, se puede matematizar. Descartes se pregunta si las cosas de la realidad existen o si son producto del pensamiento. La condición de ser en sí del pensamiento es radicalmente diferente a la concepción realista, que proponía la existencia de las cosas independientemente de la razón y su inteligibilidad. El mundo creado existe realmente porque Dios es veraz y no engaña. El mundo extenso es otra idea innata, clara y distinta La filosofia racionalista, que reconoce la existencia en sí del pensamiento, no hace lo mismo con las cosas fuera del pensamiento.

Sustancia: Es lo propio de la existencia concreta e independiente. La «sustancia es aquello que existe de tal manera que no necesita de otra cosa para existir», siendo el elemento ontológico común a todo lo existente. Si bien la única sustancia que tiene esa característica es la sustancia infinita, Dios, causa de sí misma (causa sui); sin embargo, en la medida en que se pueden pensar sin contradicción, es decir, que su existencia no precisa de otra intervención salvo la divina, admite otras dos sustancias: la corporal, sustancia finita extensa, y la pensante, sustancia finita pensante. Ambas tienen propiedades esenciales o atributos y propiedades accidentales o modos, siendo la extensión el atributo de los cuerpos, res extensa, y el pensamiento el de la mente, res cogitans.

Genealogía: Es el método utilizado por Nietzsche en su óptica de la moral. que le ha convertido en uno de los tres «filósofos de la sospecha», junto con Marx y Freud. Los tres tienen en común el desenmascaramiento de las ilusiones del pensamiento y la sospecha de las motivaciones encubiertas que hay en la filosofía, la moral o la cultura. En Nietzsche, el método genealógico se opone a la consideración de los valores morales como «realidades en sí», ya que los analiza como «máscaras. o «síntomas» investigando su origen y las condiciones vitales en las que surgieron. La genealogía cuestiona «el valor de los valores morales» y, para ello, se pregunta si son un signo de empobrecimiento o, por el contrario,de plenitud vital.

Nihilismo: Significa que «los valores supremos se desvalorizan». Es una consecuencia de la metafísica del «mundo verdadero» y de la lógica interna de los valores que se fundaban en él, de un tipo de hombre que se defendió de su visión pesimista de la vida creando ficciones con las categorías de la razón. El nihilista se muestra como tal con claridad posteriormente, cuando este mismo tipo de hombre (el pesimista), en «un estadio más pobre», ha perdido ya la fe o la fuerza de interpretar. Es el hombre que, «respecto del mundo tal como es, juzga que no debería ser y, respecto del mundo tal como debería ser, juzga (ahora) que no existe. En consecuencia, existir (actuar, sufrir, querer, sentir) no tiene (ya) sentido: el pathos del en vano es el pathos del nihilista».

Muerte de Dios: Significa no solo que se hunde el mundo suprasensible, sino que pierde su sentido la existencia humana que se había fundamentado en él. A consecuencia de este acontecimiento, «vamos errantes como a través de una nada infinita»: es como si hubiésemos «borrado el horizonte» o «desprendido la tierra del Sol». Una vez que se ha corrompido esta fe, tiene que derrumbarse todo lo que estaba edificado sobre ella, como «toda nuestra moral europea».

El idealismo se convierte en nihilismo, que significa el hundimiento de todo un mundo de valores que justifican el mal y la existencia del hombre, y aparece el sentimiento de que todo es en vano.

Imperativo kantiano: En el capítulo del Crepúsculo de los ídolos titulado «Cómo el «mundo verdadero» acabó convirtiéndose en una fábula», Nietzsche describe el pensamiento occidental como un conjunto de etapas que conducen al nihilismo y, finalmente, a la posibilidad de su superación. El imperativo kantiano es la tercera etapa, después del platonismo y el cristianismo, en la que el «mundo verdadero» aparece como el mundo del deber ser, como un «tú debes» o una obligación, «suspendida por encima de la realidad como una especie de más allá». La cuarta etapa es el positivismo, que suprime la realidad suprasensible y se atiene a los hechos empíricamente constatables.

Último hombre: Consecuencias de la «muerte de Dios» son tanto el «último hombre» como el «superhombre», dos polos opuestos. El «último hombre» es un producto de la cultura nihilista e igualitarista que representa un «retroceso de la humanidad», «el empequeñecimiento y la nivelación del hombre europeo». Se trata de un hombre «de rebaño», «manso» y «civilizado», que, después del hundimiento de los grandes ideales, ha optado por su «felicidad», basada en una existencia acomodada y entregada a los pequeños placeres, sin grandes esperanzas ni anhelos de superación. En realidad, no logra superar «la voluntad de la nada», característica del nihilismo pasivo: es un tipo humano que produce náusea e inspira compasión.

Superhombre: El superhombre es una posibilidad abierta por la «muerte de Dios» y el hundimiento del mundo suprasensible. Por eso, constituye el «sentido de la tierra», a la que hay que redimir una vez destruidos los ideales y las «esperanzas sobrenaturales», forjadas por los despreciadores de la vida. La «muerte de Dios» libera la voluntad de poder que obra en el hombre para que este alcance un ideal superior de existencia humana, amenazado, a juicio de Nietzsche, por el igualitarismo de las corrientes democráticas, anarquistas o socialistas, herederas del cristianismo.

El superhombre es la meta a la que debe dirigirse el hombre con la transvaloración de todos los valores.

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