1 Contexto filosófico
En lo filosófico Descartes está claramente influido por tres tendencias o corrientes filosóficas del momento:
a) La filosofía escolástica
La filosofía que se enseñaba en la Flèche era la de Aristóteles y su interpretación tomista, Descartes dialoga con esta visión y es influido por ella, de la cual toma el concepto de sustancia y su sistema incluye las tres nociones tradicionales de Dios, alma y mundo, también está influido por el voluntarismo teológico de G. de Ockam basado en la omnipotencia y libertad divina (Dios hubiera podido querer otro orden físico y moral del universo), pero también se opone a ella porque es una filosofía que se basa en la autoridad y la tradición y está llena de disputas y palabrería con apariencia de verdad que le sumergen en un mar de dudas. Descartes propone la autonomía de la razón, frente a la autoridad de Aristóteles y el dogma cristiano, aportando un nuevo método (deductivo-matemático).
b) La ciencia nueva
Frente a la física cualitativa de la Escolástica que explicaba los fenómenos del mundo mediante cualidades ocultas e inherentes a los cuerpos (el calor, el horror al vacío, etc.) imprecisables e inservibles para el dominio del mundo, ya desde el siglo XIV comienza (en Oxford y en París) un movimiento tendente a la matematización de esas cualidades, del que saldrá la física cuantitativa propia de la ciencia moderna. Sólo este aspecto matematizable del mundo será considerado objetivo y las demás cualidades como meramente subjetivas. Descartes apoya y extiende estas teorías de la «nueva ciencia» (como el heliocentrismo), aportando sus propias contribuciones científicas (formulación del principio de inercia, la geometría analítica) y adhiriéndose al mecanicismo.
c) El escepticismo
El escepticismo no es un cuerpo de doctrina sistemática como la escolástica, sino más bien una actitud mental -muy extendida en la época de Descartes- caracterizada por la práctica de la duda universal, el rechazo de toda verdad universal y necesaria, y la consideración de que la mente humana no puede conocer la verdad. Sus más destacados representantes son Michel de Montaigne (1533-1592), Pierre Charron (1541-1603) y Francisco Sánchez (1548-1617). Descartes comenzará también su reflexión filosófica con la duda universal, pero en su caso la duda no es un objetivo a alcanzar, sino un obstáculo a superar; obstáculo que la razón necesita como medio (“método”) para eliminar todas las creencias falsas y alcanzar alguna verdad absolutamente cierta que pueda servirnos de fundamento sólido para reconstruir el edificio del conocimiento, y demostrar así la falsedad del escepticismo.
2 Contexto cultural
Culturalmente, el hecho más significativo es el triunfo de la ciencia moderna, promovido por Copérnico, Képler y Galileo, que asientan las bases del método experimental y la matematización en la explicación de los fenómenos naturales, y que encuentra también en el propio Descartes uno de sus mayores impulsores. Se fundan además las primeras sociedades científicas como la «Royal Society» de Londres o la «Academie des Sciences» de Paris, la ciencia es así reconocida socialmente en todos sus derechos.Con la revolución científica se pasa del “mundo cerrado” de los antiguos al “universo infinito” de la ciencia moderna que se unifica mediante la uniformidad de sus leyes. Por otro lado, la revolución científica condujo también al cuestionamiento de la autoridad de la Iglesia católica. Primero, porque los nuevos descubrimientos científicos contradecían gran cantidad de las creencias cosmológicas de las autoridades eclesiásticas (p. ej., el geocentrismo); pero después, y sobre todo, porque la nueva práctica científica rechazaba la lógica misma del argumento de autoridad en que se basaban aquellas creencias.El movimiento cultural más relevante de la época es el Barroco. Frente al equilibrio y la armonía renacentistas, el Barroco exalta el exceso y la desmesura. Todo es cambio y fugacidad, no hay nada estable ni a salvo de la corrosión del tiempo. Todo es contingente y azaroso, manda el capricho de la Fortuna: todo sucede como si no hubiera orden ni necesidad. La vida se presenta como un sueño o como un teatro (Calderón: La vida es sueño, El gran teatro del mundo), pero no como un sueño placentero, ni como un teatro alegre, sino como una pesadilla o una farsa. Todo esto influye en Descartes y condiciona su búsqueda de la certeza y su planteamiento del problema del conocimiento: el pensamiento no recae directamente sobre las cosas, sino sobre las ideas, de manera que la mente no contempla directamente el mundo, sino que asiste a una “representación” cuya realidad se ha vuelto problemática.
ONTOLOGIA
Descartes es el iniciador del racionalismo e idealismo moderno, aplicando la “duda metódica” llegará a un primer principio indudable:” pienso, luego existo” este será el punto de partida de su metafísica. Partiendo de esta primera verdad “el cogito” o sustancia pensante deducirá las dos sustancias restantes que conforman su sistema metafísico: Dios y el mundo a los que define respectivamente como sustancia infinita y sustancia extensa.
La visión que tiene Nietzsche de la realidad está expuesta en alternativa radical a la concepción tradicional que tiene su origen en Platón, y en Descartes uno de sus más ilustres representantes. Para Nietzsche todas las cosas están en continuo movimiento, en continua lucha, porque en todas ellas está la voluntad de poder, el impulso por dominar, por manifestarse. Para Nietzsche la realidad es devenir, lo que parece una cosa fija es sólo un producto pasajero de la voluntad de poder, es sólo una figura que aparece porque se ha impuesto a otra momentáneamente. Por lo tanto, las cosas no tienen esencia, no hay nada permanente, no hay sustancias como en Descartes.
Nietzsche invierte la metafísica dualista: con su idea de “la muerte de Dios” expone su alternativa a esa metafísica, pues “la muerte de Dios” significa que la diferencia entre el Ser (Mundo Inteligible) y la apariencia (Mundo Visible) ha desaparecido. Sólo nos queda este mundo que es el único y auténticamente real.
Nietzsche pretende con su alternativa a la ontología tradicional, sobre todo, destruir la moral que hay detrás de ella, su objetivismo moral y sus consecuencias prácticas en el comportamiento del ser humano, que son para Nietzsche nefastas, pues sólo hacen que los hombres se empeñen en un proyecto detrás del cual sólo hay una ficción, un invento.
EPISTEMOLOGÍA
La «razón» en Descartes, es el criterio único y fuente principal del conocimiento. También el alma racional es, en Descartes, inmaterial e inmortal, frente al cuerpo y el mundo material de los sentidos. Sólo por ella accedemos a la certeza como característica esencial del conocimiento verdadero. La razón posee como ideas innatas las principales ideas del conocimiento: sustancia, causa, extensión, pensamiento, y, principalmente la de infinitud o perfección, que nos llevará a la existencia de Dios quien nos garantiza la verdad de nuestro conocimiento.
Nietzsche invierte la concepción racionalista del conocimiento, para él el verdadero conocimiento nos lo dan los sentidos; en segundo lugar, el conocimiento en sí mismo no es la finalidad del hombre, sino que detrás del conocimiento está la vida que es voluntad de poder, si el ser humano conoce es porque se ve obligado a ello para orientarse en un mundo que está en constante movimiento, cambiante y amenazador; en tercer lugar que el ser humano es cuerpo, un campo de fuerzas en continua tensión y que alma, razón y espíritu, términos que Nietzsche no precisa su significado, son sólo instrumentos del cuerpo. Teniendo todo lo anterior en cuenta podemos decir que los sentidos captando el devenir y la pluralidad no nos engañan, captan la auténtica realidad, que la razón crea conceptos, pero estos no representan nada real son solamente ficciones útiles que nos sirven para dominar un mundo caótico en constante devenir; que el error del “hombre teórico” o de “los filósofos”(Platón, Descartes etc.) es que permanece en el error de los conceptos, pensando que expresan la esencia permanente de las cosas, y que inventa “conceptos supremos” o “valores supremos”, que representan una moral hostil a este mundo, y que por ello son sólo productos de seres enfermos.