3. La acción moral
A este tipo de juicios los denominamos juicios morales.
Los juicios morales ponen de manifiesto dos cosas: 11
? Que existe un tipo de hechos que son susceptibles de ser juzgados moralmente, como buenos o como malos. Son estos hechos nuestro objeto de estudio y los denominamos hecho u acción moral.
En el ejemplo: «La conducta sexual de Irene».
? Que si el juicio no está hecho de forma arbitraria, estaremos utilizando un criterio desde el que el que poder realizar tal aprobación o reprobación. Este criterio es lo que denominamos norma moral. En el ejemplo de arriba podemos suponer que la norma o criterio que utiliza Alberto es el siguiente: «Una adolescente no ha de tener relaciones sexuales hasta que se case».
Dos son los planos en los que se basa nuestro comportamiento moral:
? Plano social de la moral. El niño nace en un determinado contexto social, con unas determinadas costumbres y maneras de ver el mundo. El niño va asimilando las normas y hábitos de esa sociedad y esto indudablemente va influyendo en la formación de su personalidad. A través de su relación con sus padres, de lo que ven en televisión, de lo que observan en los lugares donde habitan, los niños van asimilando normas, costumbres, valores de esa sociedad y esta asimilación es en muchas ocasiones tan natural e incluso inconsciente, que llegamos a pensar ingenuamente que lo asumido por nosotros es lo natural, lo bueno, lo normal, sin darnos cuenta que es natural, bueno o normal para nosotros, pero no para otros individuos que viven y han asimilado culturas distintas a la nuestra.
? Plano individual de la moral. El hecho de que nos sintamos influidos por la cultura y sociedad en la que vivimos no significa que actuemos como robots a quien se le han metido en su programa unas determinadas normas, la cultura recibida, sino que tenemos libertad para aceptarlas o no, lo que, como hemos dicho más arriba, esto conlleva hacernos responsables de lo que hemos hecho.
? Cada hecho moral plantea un problema moral que hemos de intentar solucionar a través de un juicio moral. En el ejemplo del principio del capítulo, es claro que el juicio moral es reprobatorio. Esto quiere decir que podemos tener varias conductas alternativas donde elegir y varias normas posibles con las que juzgar: según actuemos estaremos definiéndonos como personas ante nuestros semejantes y definiendo cómo queremos vivir -en el fondo definiendo un modelo de vida comunitario -. Es aquí donde se revela más genuinamente la dimensión práctica de la moral.
Al igual que nosotros juzgamos la conducta moral de los demás, nosotros somos juzgados por los demás al elegir y no siempre positivamente ya que muchas veces nuestra moral no coincide con la moral predominante. Esta interrelación muchas veces conflictiva entre lo que yo hago y lo que los demás quieren que haga revela la dimensión social de toda conducta moral.
4. La acción social y política
Como ya hemos dicho en el capítulo anterior los valores y normas morales no existen fuera de la sociedad y toda sociedad implica la existencia de estos valores y normas. El hombre necesita vivir en sociedad, su prematuridad y debilidad biológica imposibilitan que el hombre pueda vivir fuera del ámbito social. Sólo existe vida humana en sociedad. Prueba de esto la tenemos en los llamados niños lobos, niños que de pequeños fueron 12
abandonados y que lograron sobrevivir en soledad, cuando algunos de estos individuos fueron encontrados su comportamiento no difería del de los animales y el intento de integrarlos en sociedad y que aprendieran el lenguaje, normas, etc. Resultaba prácticamente imposible.
Esta necesidad de la sociedad para desarrollarse como seres racionales es lo que llevó a los filósofos griegos a definir al hombre como un animal político, entendiéndose el adjetivo de político como la necesidad que tiene el hombre de vivir en sociedad.
Hablar del carácter social del hombre no significa que sólo él sea social. Existen especies animales que viven en sociedades, tales como los insectos sociales (abeja, hormiga,…), primates y otras muchas especies. La diferencia radical con la socialidad humana radica en que el carácter social de los animales les viene dado genéticamente, y por tanto, su comportamiento es el mismo en todos los individuos de la especie, sin apenas diferencias en el espacio y el tiempo.
4.1. La doble perspectiva de la acción social
La acción social está estructurada de acuerdo a normas compartidas y aceptadas por los miembros de una colectividad.
La acción social presenta una doble perspectiva complementaria:
? subjetiva o interna
? objetiva o externa.
La perspectiva subjetiva o interna fue analizada por el filósofo social Max Weber, que define la filosofía social como «ciencia de la acción social» y afirma que «la acción humana es social siempre que los sujetos de la acción incorporen en ella un sentido subjetivo», esto es, que el individuo asuma el entramado social como suyo, aceptando como buenas un conjunto de normas, costumbres, leyes, etc. De la sociedad en la que vive.
Por su parte el filósofo social francés Émile Durkheim hace hincapié en que el carácter social de la acción humana es eminentemente objetivo, ya que obedece a las «maneras colectivas de obrar, pensar y sentir externas al individuo», que ejercen un poder coercitivo sobre su conducta del individuo, de manera que éste sabe que si no sigue las pautas sociales puede ser castigado o marginado.
Este doble carácter de la acción social hace que ésta sea predecible, ya que, si hacemos hincapié en el aspecto subjetivo, la interiorización de las normas por el sujeto le conduce a actuar de acuerdo a la norma, y si tenemos especialmente en cuenta el carácter coercitivo de la norma, el miedo al castigo, al qué dirán, a la marginación, impulsan al sujeto a actuar según lo previsto.
La acción humana así percibida aparece como algo condicionado permanentemente por el entorno social y, por tanto, la iniciativa individual queda menoscabada. En términos generales podemos decir que aún las categorías más internas de nuestro pensamiento se derivan y proceden de la experiencia social y solo en sociedad podemos llegar a concebirlas. También, finalmente, la misma consideración que tenemos de nosotros mismos y nuestras aspiraciones, tienen un fuerte carácter social.
Weber distingue cuatro tipos de acción social: 13
? Acción racional con arreglo a fines. Es la forma más racional posible de la acción, en ella se valoran los medios para alcanzar un fin valorando racionalmente las probables consecuencias de los actos y comparando la efectividad relativa de los diversos medios. Por ejemplo, la actividad laboral.
? Acción racional con arreglo a valores. A diferencia de la anterior, ésta implica la orientación de la acción hacia la consecución de un ideal que constituye el fin de la acción. La persona actúa movida por la creencia en un valor que es visto como fundamental, como es el caso de las convicciones religiosas o políticas, y sin consideración alguna de las consecuencias de su acción.
? Acción afectiva. Se desarrolla bajo el influjo de un estado emotivo y su sentido no se establece en la instrumentación de medios para conseguir un fin, sino en realizar un acto „porque sí?. Por ejemplo, las relaciones amistosas, la solidaridad.
? Acción tradicional. El motivo del acto viene dado por el influjo de la costumbre y el hábito y procede de un conjunto de ideales o símbolos que no poseen una forma coherente y precisa.