Educación según Platón: La Alegoría de la Caverna y el Camino hacia el Conocimiento

El Concepto de Educación en Platón: La Alegoría de la Caverna

Platón, como referente máximo en su concepto de educación, utiliza la alegoría de la caverna. Todo el proceso explicativo, desde el interior al exterior de la caverna, Platón lo explica mediante el movimiento dialéctico del alma. Este movimiento parte desde el punto en el que el alma no está educada y, por lo tanto, es ignorante. En la alegoría de la caverna, la ignorancia sería el momento en el que el prisionero está dentro de la caverna, desconociendo totalmente el exterior de la misma, que sería el mundo inteligible, representando por tanto el interior el mundo sensible. Estos prisioneros, considerándolos como ignorantes, al entrar en el mundo sensible sin conocer lo inteligible, tienen como conocimiento sus propias sombras y de los objetos como lo real, pues desconocen verdaderamente el cuerpo que causan las sombras.

El Movimiento Ascendente: De la Ignorancia al Conocimiento

El proceso educativo que se lleva a cabo mediante el movimiento dialéctico del alma se inicia con el movimiento ascendente, o lo que es lo mismo, cuando se libera de su ignorancia para dar a conocer el mundo real. El prisionero, al ser liberado de sus cadenas, comienza a mirar hacia la luz del fuego y del exterior, sintiendo dolor en sus ojos al estar acostumbrado a la oscuridad. Este momento lo interpretamos como cuando el ser humano, al empezar a conocer el mundo real que es inteligible, se niega a reconocer su ignorancia. El conocimiento que tiene el prisionero adquirido lo tiene a través de sus sentidos y no a través de su ciencia.

Al principio, es doloroso reconocer la ignorancia, por eso necesitamos a nuestro lado alguien que nos ayude y fuerce a salir de este mundo sensible, que nos tiene encerrados y nos hace tener conocimientos falsos. Conforme vamos avanzando hacia el mundo inteligible, o al bien, nos cuesta reconocer más que somos ignorantes, ya que estábamos acostumbrados a confiar en nuestros sentidos, y poco a poco vamos conociendo algo nuevo, el bien. Además, el dolor iría aumentando, y lo que deseamos es volver al mundo sensible, y de no ser por el filósofo, intentaríamos volver.

Todo lo explicado anteriormente representa la dificultad del paso del conocimiento sensible al inteligible. Llegar a la educación sería más fácil con la aceptación y el control de las sensaciones negativas que el cuerpo nos transmite. Pero al salir de la caverna y al llegar al mundo inteligible, se necesita aceptación para conocer poco a poco el bien.

La Iluminación y las Tres Conclusiones

Al haber estado en la penumbra, la luz nos duele, y comenzaríamos a ver las sombras y reflejos de las cosas. Después veríamos los seres naturales, que representan las ideas y esencias de los seres naturales y artificiales. Al irse del sol, en la noche conoceríamos los astros, y la luna que representaría la belleza. Y cuando el sol volviera, lo conocería, conociendo la idea del bien.

Una vez conocido el sol, el prisionero liberado obtendrá tres conclusiones:

  1. El sol es causa de todas las cosas y seres de dentro y fuera de la caverna.
  2. Se alegra de haber conocido el mundo verdadero, compadeciéndose de sus antiguos compañeros los prisioneros, ya que se da cuenta de que lo que conocen no es la realidad.
  3. No envidia a los prisioneros, sino que les da pena porque lo que han conocido no es ciencia, sino opinión.

El Movimiento Descendente: La Responsabilidad del Filósofo

Una vez que el prisionero ha llegado al bien, ha conocido que este es causa de lo bueno, de lo inteligible, de que las cosas sensibles y el alma tengan inteligencia, y también es causa de la ética y la política para gobernar con sabiduría, y si no se alcanza esta, tendría que obedecer a los sabios. Es decir, al conocer el bien se ha convertido en filósofo, y por tanto se da por concluida la fase del movimiento ascendente del alma.

Pero asimismo, una persona que alcance el bien y que no ayude a los ignorantes a salir del mundo sensible, no ejerce el bien. Por lo tanto, para ser un buen filósofo tenemos que llevar a cabo el movimiento descendente del alma. En este momento, el filósofo vuelve a la caverna para dar a conocer a los prisioneros la realidad, y forzarlos a salir como hicieron con él para abandonar su ignorancia, y así dar por concluido el movimiento dialéctico del alma, o lo que es lo mismo, alcanzar la iluminación.

Conclusión: El Camino hacia la Educación según Platón

En definitiva, para llegar a la educación según Platón, debemos llevar a cabo el movimiento dialéctico del alma, que nos lleva a conocer el mundo sensible. Este movimiento se lleva a cabo en dos fases: la ascendente, donde el alma abandona la ignorancia para conocer el bien, y la descendente, en la que una vez que hemos conocido el bien, debemos ayudar a los ignorantes para que lo descubran.

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