LA ÉTICA DE Nietzsche
Friedrich Nietzsche (1844-1900) es un filósofo alemán que pretendíó romper con la tradición occidental (la cultura) e inaugurar una nueva manera de ver el mundo, la sociedad y los seres humanos. En su obra lleva a cabo un análisis crítico de la cultura occidental, contra la cual propone una nueva manera de entender la vida caracterizada por el predominio de los valores estéticos, el relativismo moral, la exaltación de la libertad individual y la aceptación de la vida terrenal.
Según su pensamiento, todos los ideales, principios, normas y valores de nuestra civilización carecen de consistencia y son absolutamente vanos y vacíos. En este sentido, afirma que Dios ha muerto; pues en nuestra tradición, ¿qué era Dios, sino la síntesis de todos los valores: la suprema bondad, el ser absolutamente justo, sabio, etc.?
Si Dios ha muerto entonces han desaparecido todos los valores, es decir, nos hemos quedado sin guía. Ni la justicia ni la moral, ni el bien ni el mal, ni el acierto ni el error tienen sentido. Ni nada ni nadie pueden mostrarnos ya nuestros derechos ni deberes. Entonces, ¿qué podemos hacer?, ¿cómo sabemos como debemos actuar?
Nietzsche nos propone una nueva ética, una ética carente de contenido (una ética formal), en la que no hay principios, valores, ni normas morales. Todo depende de los deseos, totalmente libres, de los seres humanos. Si en otra época las personas se guiaban por principios, hoy, afirma Nietzsche, es nuestro gusto el que decide.
Y según él, podemos decidir bien o mal, pero ahora el criterio moral no lo marcan las normas, ni los principios ni los valores, sino nuestras propias decisiones. Decidimos bien cuando lo hacemos de acuerdo con nuestros propios criterios, sentimientos, etc., y decidimos mal cuando nos dejamos llevar por los principios y valores de la moral social, de los usos y costumbres vigentes, cuando nos dejamos llevar por lo que él denomina la “moral de rebaño”.
Esta es una moral que trata de domesticar las conciencias y frenar toda iniciativa y deseo individual.
ÉTICA DE HABERMAS
jürgen Habermas, filósofo y sociólogo alemán, se muestra preocupado por el significado de las relaciones humanas y la situación de las personas en la sociedad. Desde esta posición, se propone elaborar los principios de una ética deontológica (deón, deber)
Que aspire a establecer unos principios que sirvan para determinar nuestros deberes.
Habermas nos invita a que nosotros encontremos el contenido que nos sirva para orientar nuestra conducta. Este contenido debemos hallarlo mediante el diálogo. Por esta razón, su teoría ética se denomina ética dialógica. Nos da unas indicaciones, unas reglas, para llevar a cabo el diálogo que nos conduzca al establecimiento de unos principios y normas morales de carácter universal.
Estas reglas o indicaciones son:
Libertad
Nadie puede ser coaccionado para hablar o no hablar, o ver condicionado su discurso
Seriedad
Intención de solucionar el problema tratado.
Validez
El diálogo debe incluir a todos los afectados.
Simetría
Todos los interlocutores tienen la misma importancia y sus puntos de vista son tenidos en cuenta por igual
Según Habermas si se respetan estas reglas pueden obtenerse unas normas válidas para todos. Estas normas no son eternas ni absolutas porque pueden ser siempre revisadas y mejoradas para que nadie pueda sentirse apartado o no reconocido.
. Éticas FORMALES
LA ÉTICA KANTIANA
Inmanuel Kant, filósofo alemán del Siglo XVIII fue el iniciador del formalismo ético. Las éticas formales son aquellas que no otorgan ningún contenido concreto a su fundamento, sino que se fijan solo en la forma, en la manera que tiene el hombre de hacer y no en lo que hace.
Adoptó un enfoque diferente a la hora de abordar las cuestiones éticas y criticó las teorías materiales por considerar que el hecho moral no puede ser analizado desde principios naturales, la naturaleza es impersonal y no moral. El análisis del hecho moral debe buscar el fundamento del obrar correcto en el propio dinamismo de la razón humana. Es la conciencia moral la que determina la bondad o la maldad de las acciones y no el objetivo final que se pretenda.
Piensa en la siguiente situación: Imaginemos que una persona se ahogando en el río, hago todo lo posible por salvarla pero no lo logro. La persona muere, de todas formas. Imaginemos ahora que hago todo lo posible por salvarla y que tengo éxito, salvando su vida. Imaginemos la tercera posibilidad: la persona se está ahogando y yo la atrapo por casualidad mientras pesco con una gran red.
Junto al formalismo, otros dos caracteres esenciales definen la ética de Kant: es una ética autónoma y una ética del deber.
Autónoma porque es el propio sujeto el que se determina a sí mismo a obrar, a darse a sí mismo su ley, sin que le sea impuesta por nada a su razón.
Del deber
: por su carácter de obligatoriedad.
La ley moral se presenta como un “mandato”, un “imperativo”. El hombre, no es un ente puramente racional, sino que también es sensible. Kant observará que las acciones del hombre en parte están determinadas por la razón pero existen también ‘inclinaciones’ como el amor, el odio, la simpatía, el orgullo, la avaricia, el placer… Que también ejercen su influencia. El hombre aúna en su decisión final la racionalidad y las inclinaciones, la ley moral y la imperfección subjetiva de la voluntad humana. Entonces, la buena voluntad, se manifiesta en cierta tensión o lucha con estas inclinaciones, como una fuerza que parece oponerse. En la medida que el conflicto se hace presente, la buena voluntad se llama deber.
El ser humano es libertad y a la hora de determinar nuestro comportamiento moral, la voluntad es el motor del obrar. Para Kant lo único que podríamos llamar “bueno” en este mundo es una buena voluntad y una buena voluntad actuaría siempre de forma correcta. Pero eso solo podría pasarle a una voluntad santa. En el hombre, como ya vimos, la buena voluntad se manifiesta como deber y la ley moral, suele estar en conflicto con sus deseos.
Veamos los tipos de actos que podemos distinguir según la relación que se establezca entre el sentimiento de deber y las inclinaciones que determinan el acto moral.
A. Actos contrarios al deber
: En el ejemplo de la persona que se está ahogando en el río. Supongamos que disponiendo de todos los medios necesarios para salvarlo, decido no hacerlo, porque le debo dinero a esa persona y su muerte me librará de la deuda. He obrado por inclinación, esto es, no siguiendo mi deber sino mi deseo de no saldar mi deuda y atesorar el dinero.
B. Actos de acuerdo al deber y por inclinación mediata
: El que se ahoga en el río es mi deudor, si muere, no podré recuperar el dinero prestado. Lo salvo. En este caso, el deber coincide con la inclinación. En este caso se trata de una inclinación mediata porque el hombre que salva es un medio a través del cual conseguiré un fin (recuperar el dinero prestado). Desde un punto de vista ético, es un acto neutro (ni bueno ni malo).
C. Actos de acuerdo al deber y por inclinación inmediata
: Quien se está ahogando es alguien a quien amo y por lo tanto, trato de salvarlo. También el deber coincide con la inclinación. Pero en este caso, es una inclinación inmediata porque la persona salvada no es un medio sino un fin en sí misma (la amo). Pero para Kant, este es también un acto moralmente neutro.
D. Actos cumplidos por deber
: El que ahora se ahoga es un ser que me es indiferente… No es deudor ni acreedor, no lo amo, simplemente, un desconocido. O peor aún, es un enemigo, alguien que aborrezco y mi inclinación es desear su muerte. Pero mi deber es salvarlo y lo hago, contrariando mi inclinación. Este es el único caso en que Kant considera que se trata de un acto moralmente bueno, actos en los que se procede conforme al deber y no se sigue inclinación alguna.
El valor moral de una acción, no reside en aquello que se quiere lograr, no depende de la realización del objeto de la acción, sino que consiste única y exclusivamente en el principio por el cual ésta se realiza, alejando la influencia de cualquier deseo.
La moral se compone de preceptos o mandatos que en teoría debemos cumplir. Kant analizó los distintos tipos de preceptos o mandatos, a los que llama imperativos y distingue dos tipos:
Imperativos hipotéticos
: obligan únicamente a las personas que quieren alcanzar un fin determinado y la acción expresada en el mandato es un medio para alcanzarlo. “Si quieres la moto, aprueba el curso con sobresaliente”.
Imperativos categóricos
: obligan a realizar una determinada acción de forma universal e incondicionada. “No debes mentir para conseguir lo que quieres”.
Los imperativos hipotéticos son consejos de una razón prudencial o calculadora, cuando uno quiere un fin, uno debe querer los medios para alcanzarlo. Pero no son absolutos y dependen de algo exterior a la persona.
Los imperativos categóricos se imponen desde sí mismos, mandan de forma incondicionada y constituyen el fundamento de la acción moral. El principio por el cual se realiza un acto es llamado por Kant, ‘máxima’ de la acción, es decir, el principio o fundamento subjetivo del acto, el principio que de hecho me lleva a obrar.
En este sentido Kant formula el imperativo categórico, la expresión de la ley moral o el principio que ha de regir la vida moral, como sigue:
“Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal “
El imperativo categórico manda hacer algo de forma absoluta, así que habrá algún fin absoluto al que tienda la acción moral, algo que merezca el más absoluto respeto. La humanidad. Teniendo esto en cuenta podemos reformula el imperativo categórico de otra manera:
“Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca como solamente un medio”