10.3 EL USO PRACTICO DE LA RAZÓN. LA TEORÍA ÉTICA DE Kant Si la Crítica de la Razón Pura buscaba responder a la pregunta ¿Qué puedo conocer?, y a partir de ella Kant formulaba su teoría del conocimiento, el filósofo alemán en la Crítica de la Razón Práctica, tratará de responder a la pregunta ¿Qué debo hacer?. Al responder a esta cuestión Kant elabora una teoría ética que abordará varios temas: ¿Somos libres para obrar? ¿Qué es lo que específicamente define una conducta como moral?
¿Cuál es el alcance de las normas para que estas sean morales? ¿Cuáles son los presupuestos de la moral? ¿Qué define el uso práctico de la razón? Hemos visto como en la teoría del conocimiento Kant acota el uso de la razón dentro del ámbito de la búsqueda de la verdad. La razón tiene un uso teórico que nos permite conocer el mundo. Pero la razón es una facultad que define por entero a la naturaleza humana. La razón tiene por lo tanto un uso práctico ya que sirve para proporcionar pautas de conducta sobre lo que debemos hacer. En la Critica de la Razón Práctica tratará de determinar cual es el alcance y los límites de este uso práctico de la razón. La ley moral. La crítica a las éticas materiales. Imperativos hipotéticos y categóricos Para Kant la ley moral se expresa en imperativos morales que tienen un carácter necesario y universal, es decir, que nos dicen debes hacer x en cualquier situación posible y bajo cualquier circunstancia. Sólo este tipo de imperativos implican, propiamente hablando, deber moral, y solo en este tipo de juicios se expresa para Kant la ley moral. Puesto que es un hecho (Faktum) que existen este tipo de imperativos que nos imponen mandatos incondicionados y universales – “No matarás en ningún caso”-, Kant se va a preguntar en la Crítica de la Razón Práctica como son posibles este tipo de imperativos categóricos. Un primer paso para responder a esta cuestión lleva a Kant a distanciarse de los denominados sistemas éticos materiales, o “ética material”. Hasta Kant todas las éticas pueden ser consideradas materiales1. Las éticas materiales se definen por los siguientes rasgos: • La bondad o maldad de la conducta humana depende de que nos acerque o aleje de algo que se considera el bien supremo para el hombre. Este bien supremo es el fin último del hombre. • Las normas morales son consideradas como meros medios, no fines en sí mismas, para alcanzar ese bien supremo. • • En este tipo de éticas la moral viene definida por un contenido: el bien es el placer, la felicidad, la utilidad, etc. Para Kant los preceptos de las éticas materiales no revisten el carácter universal y necesario que define la ley moral. Esto es así porque, en primer lugar, sus principios se basan en la experiencia, son a posteriori, de modo que no es posible fundamentar su universalidad. Como consecuencia de esto los imperativos de las éticas materiales son meramente hipotéticos o condicionales, es decir, solo valen para determinadas circunstancias. P. Ej. Si buscas la felicidad debes ser virtuoso. Este imperativo sólo es válido en el caso en que busquemos la felicidad, en el resto de situaciones no. En segundo lugar, las éticas materiales son heterónomas, es decir, la ley moral no viene impuesta por el sujeto, sino por el objeto; la ley no surge de la razón, sino que se refiere al deseo y a nuestro lado irracional, de modo que no somos completamente libres y autónomos para obrar moralmente.
Los sistemas éticos materiales sólo nos proporcionan máximas subjetivas y válidas únicamente a nivel individual, pero no leyes morales, es decir, universales y necesarias. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA Curso 2016/17 Frente a las éticas materiales Kant propone una ética formal que sí que cumple los requisitos de universalidad y necesidad propios de la ley moral. Esta ética formal se caracteriza por lo siguiente: ● Es formal, es decir lo que determina su carácter moral no es el contenido de la ley moral, sino la forma de la ley moral, es decir, todo imperativo que sea universal y necesario será considerado moral. ● Es autónoma: la ley moral se fundamenta en la razón y por lo tanto en el sujeto moral, no en la deseabilidad del objeto. Al partir del sujeto, la acción moral es juzgada por la intención o motivo que nos lleva a obrar moralmente. Es la intención lo que define si una conducta es moral o no. Así la ley moral es a priori, se fundamenta en la razón y no en la experiencia. ● Como consecuencia de lo anterior un hombre actúa moralmente cuando actúa por motivo del deber: se cumple la ley no por la utilidad o por satisfacción que reporte su cumplimiento, sino por respeto a la misma. Hay tres tipos de acciones: contrarias al deber, conformes al deber y por deber. Sólo estas últimas tienen valor moral. El imperativo categórico. Como consecuencia de lo que hemos visto anteriormente, la ética kantiana no supone un repertorio de reglas y principios de todo tipo que prescriban cada uno de nuestros actos en cada una de las circunstancias posibles. Frente a la gran cantidad de imperativos hipotéticos Kant propone un único imperativo categórico que puede ser formulado de tres maneras diferentes. “Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal” “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio” “Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino de los fines” De este modo para Kant el móvil de la conducta moral es el cumplimiento del deber, el respeto a la ley moral y no la felicidad. Obrar moralmente, ser virtuosos, supone someterse al deber por el deber, no por una consecuencia deseable o un premio. Esto no implica dejar de lado completamente la felicidad. Para Kant esta no es el fin del deber moral, pero sí su consecuencia. Como nos dice en la Crítica de la Razón Práctica “la moral no es propiamente la doctrina de cómo hacernos felices, sino de cómo debemos hacernos dignos de la felicidad”. Los postulados de la razón práctica y fe racional. Pero una vez que hemos visto en qué consiste obrar moralmente –actuar según el imperativo categóricos- queda una pregunta. ¿Es posible que el ser humano se guíe por el imperativo categórico? Es decir, ¿qué condiciones hacen posible que obremos moralmente? ¿Cuáles son los postulados de la razón práctica? Una de las primeras condiciones para que podamos obrar moralmente es el postulado de la libertad. Efectivamente. Kant considera que los deberes morales solo son exigibles en la medida en que se pueden realizar, es decir, hay obligación moral en la medida en que el ser humano es libre y responsable. Puesto que el mundo moral es un hecho debo suponer que realmente soy libre
¿Cuál es el alcance de las normas para que estas sean morales? ¿Cuáles son los presupuestos de la moral? ¿Qué define el uso práctico de la razón? Hemos visto como en la teoría del conocimiento Kant acota el uso de la razón dentro del ámbito de la búsqueda de la verdad. La razón tiene un uso teórico que nos permite conocer el mundo. Pero la razón es una facultad que define por entero a la naturaleza humana. La razón tiene por lo tanto un uso práctico ya que sirve para proporcionar pautas de conducta sobre lo que debemos hacer. En la Critica de la Razón Práctica tratará de determinar cual es el alcance y los límites de este uso práctico de la razón. La ley moral. La crítica a las éticas materiales. Imperativos hipotéticos y categóricos Para Kant la ley moral se expresa en imperativos morales que tienen un carácter necesario y universal, es decir, que nos dicen debes hacer x en cualquier situación posible y bajo cualquier circunstancia. Sólo este tipo de imperativos implican, propiamente hablando, deber moral, y solo en este tipo de juicios se expresa para Kant la ley moral. Puesto que es un hecho (Faktum) que existen este tipo de imperativos que nos imponen mandatos incondicionados y universales – “No matarás en ningún caso”-, Kant se va a preguntar en la Crítica de la Razón Práctica como son posibles este tipo de imperativos categóricos. Un primer paso para responder a esta cuestión lleva a Kant a distanciarse de los denominados sistemas éticos materiales, o “ética material”. Hasta Kant todas las éticas pueden ser consideradas materiales1. Las éticas materiales se definen por los siguientes rasgos: • La bondad o maldad de la conducta humana depende de que nos acerque o aleje de algo que se considera el bien supremo para el hombre. Este bien supremo es el fin último del hombre. • Las normas morales son consideradas como meros medios, no fines en sí mismas, para alcanzar ese bien supremo. • • En este tipo de éticas la moral viene definida por un contenido: el bien es el placer, la felicidad, la utilidad, etc. Para Kant los preceptos de las éticas materiales no revisten el carácter universal y necesario que define la ley moral. Esto es así porque, en primer lugar, sus principios se basan en la experiencia, son a posteriori, de modo que no es posible fundamentar su universalidad. Como consecuencia de esto los imperativos de las éticas materiales son meramente hipotéticos o condicionales, es decir, solo valen para determinadas circunstancias. P. Ej. Si buscas la felicidad debes ser virtuoso. Este imperativo sólo es válido en el caso en que busquemos la felicidad, en el resto de situaciones no. En segundo lugar, las éticas materiales son heterónomas, es decir, la ley moral no viene impuesta por el sujeto, sino por el objeto; la ley no surge de la razón, sino que se refiere al deseo y a nuestro lado irracional, de modo que no somos completamente libres y autónomos para obrar moralmente.
Los sistemas éticos materiales sólo nos proporcionan máximas subjetivas y válidas únicamente a nivel individual, pero no leyes morales, es decir, universales y necesarias. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA Curso 2016/17 Frente a las éticas materiales Kant propone una ética formal que sí que cumple los requisitos de universalidad y necesidad propios de la ley moral. Esta ética formal se caracteriza por lo siguiente: ● Es formal, es decir lo que determina su carácter moral no es el contenido de la ley moral, sino la forma de la ley moral, es decir, todo imperativo que sea universal y necesario será considerado moral. ● Es autónoma: la ley moral se fundamenta en la razón y por lo tanto en el sujeto moral, no en la deseabilidad del objeto. Al partir del sujeto, la acción moral es juzgada por la intención o motivo que nos lleva a obrar moralmente. Es la intención lo que define si una conducta es moral o no. Así la ley moral es a priori, se fundamenta en la razón y no en la experiencia. ● Como consecuencia de lo anterior un hombre actúa moralmente cuando actúa por motivo del deber: se cumple la ley no por la utilidad o por satisfacción que reporte su cumplimiento, sino por respeto a la misma. Hay tres tipos de acciones: contrarias al deber, conformes al deber y por deber. Sólo estas últimas tienen valor moral. El imperativo categórico. Como consecuencia de lo que hemos visto anteriormente, la ética kantiana no supone un repertorio de reglas y principios de todo tipo que prescriban cada uno de nuestros actos en cada una de las circunstancias posibles. Frente a la gran cantidad de imperativos hipotéticos Kant propone un único imperativo categórico que puede ser formulado de tres maneras diferentes. “Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal” “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio” “Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino de los fines” De este modo para Kant el móvil de la conducta moral es el cumplimiento del deber, el respeto a la ley moral y no la felicidad. Obrar moralmente, ser virtuosos, supone someterse al deber por el deber, no por una consecuencia deseable o un premio. Esto no implica dejar de lado completamente la felicidad. Para Kant esta no es el fin del deber moral, pero sí su consecuencia. Como nos dice en la Crítica de la Razón Práctica “la moral no es propiamente la doctrina de cómo hacernos felices, sino de cómo debemos hacernos dignos de la felicidad”. Los postulados de la razón práctica y fe racional. Pero una vez que hemos visto en qué consiste obrar moralmente –actuar según el imperativo categóricos- queda una pregunta. ¿Es posible que el ser humano se guíe por el imperativo categórico? Es decir, ¿qué condiciones hacen posible que obremos moralmente? ¿Cuáles son los postulados de la razón práctica? Una de las primeras condiciones para que podamos obrar moralmente es el postulado de la libertad. Efectivamente. Kant considera que los deberes morales solo son exigibles en la medida en que se pueden realizar, es decir, hay obligación moral en la medida en que el ser humano es libre y responsable. Puesto que el mundo moral es un hecho debo suponer que realmente soy libre