Los Totalitarismos y la Barbarie de la Virtud Ideológica
Totalitarismo, Barbarie de la Virtud, Política de la Fe/Política del Escepticismo
Carl Schmitt entiende que el poder político a principios del siglo XX dejó de estar controlado institucionalmente para caer en la ideología. En un totalitarismo, un fanático es un héroe. Los totalitarismos son una política radical y, desde este punto de vista, no hay diferencia entre el nazismo y el comunismo, pues ambos son regímenes revolucionarios. “La virtud en los totalitarismos puede ser expresada en la fórmula de la barbarie de la virtud”.
Para Maquiavelo, la política tenía un carácter de innovación, pues constituía un intento de salir de una ciudad bien organizada para enfrentarse al caos. Esta idea está muy relacionada con la Europa de los años 30, donde el nazismo comienza a gestarse. ¿Cuál es la diferencia entre Maquiavelo y Hitler? Hitler se basó en la ideología, lo que le aleja del político maquiavélico, pues no es amoral. Estamos hablando de un Estado de Fines, es decir, el Estado está sometido a una energía que impide la estabilización. Esto queda muy bien expresado en la frase de Shakespeare: “El peso de la corona impide dormir al rey”.
De esto mismo habla Solzhenitsyn, estableciendo la diferencia entre los malos de Shakespeare y los del siglo XX. Los primeros se cansaban de matar, mientras que los últimos no se cansan debido a sus ideologías. Tener ideología significa matar en nombre de la virtud, del bien; la ideología permite justificar el asesinato. El problema del siglo XX sucumbió al bien. Cuando la política se satura de ideas morales para mejorar la sociedad, acaba destruyéndola. El problema de la ideología es que no se puede institucionalizar de manera estable en un cuerpo de normas de obligado cumplimiento para todos. He aquí la diferencia entre el Estado de Leyes y el Estado de Fines, entre la legalidad y la legitimidad.
En el caso del Estado de Fines (totalitario), las leyes son oportunistas y los líderes de estos estados se sirven de la ideología para justificar sus actos; son políticos oportunistas. En el siglo XX, las leyes de la historia sirvieron a los líderes totalitarios para justificar los crímenes políticos. Los totalitarismos pueden ser definidos como religiones políticas, lo que Oakeshott denomina político de la fe. Se ha trasladado la idea de religión a la política. No podemos establecer que exista un proceso de secularización, pues no se deja a la religión de lado, sino que se trata de aplicarla a lo político.
Republicanismo: Estado y Política. Ilustración: Sociedad y Economía. Virtud.
La virtud del hombre para el republicanismo está en la participación y el uso de su libertad para el bien común. Se asienta en el Estado y la política. Los ilustrados, sin embargo, jugaban a favor de una nueva idea del hombre. Esta alternativa pone el acento en la sociedad y la economía. Eran utópicos, pues decían que una sociedad basada en la economía ponía en juego las posiciones y los intereses del hombre, pero esto no era considerado como negativo, sino como la forma de sociabilizarse. La virtud ilustrada es, por tanto, más mediocre que la republicana. Hoy en día vivimos en una sociedad cortada por el patrón de la Ilustración.
Totalitarismo: Repolitización, Individuo Orgulloso e Individuo Resentido
Los totalitarismos, en la estructura de la asignatura, hay que situarlos en el republicanismo en el sentido en el que pretenden absolutizar lo político. No obstante, hay diferencias destacables entre ambos. Para Hitler, los burgueses son símbolo de lo abominable, la frustración nos aleja del hombre. (Sociedad basada en la economía). Sin embargo, en un régimen republicano es más importante el Estado que los individuos, pero los individuos ejercen libertad política y este, por tanto, está constituido por individuos orgullosos. Por otro lado, en el régimen totalitario no hay libertad política y queda formado por individuos resentidos, pues conocen la experiencia de la Modernidad, a diferencia del republicanismo clásico.
Ilustración y Totalitarismo
Ilustración y totalitarismo pertenecen a dos mundos éticos completamente diferentes. En la Ilustración se crea un nuevo contexto para saber qué nos hace morales. Para ellos, esta moralidad se encuentra en las relaciones comerciales. Se debilita la idea republicana de virtud, pues el hombre no se preocupa por el bien común, sino por su propia felicidad. Sin embargo, los ilustrados tenían una visión ingenua del capitalismo. Con el nacimiento de los totalitarismos, esta visión ingenua desaparece. Surge una crítica muy fuerte hacia la ética ilustrada y hacia el régimen liberal. Los totalitarismos vuelven a poner énfasis en el Estado. Retoman el paradigma republicano. No obstante, mientras que el elemento que daba virtud al republicanismo era la participación, para el totalitarismo la virtud se consigue a través de la ideología.
Vamos a concretar esto en tres perspectivas que nos permiten comparar Ilustración y totalitarismos:
a) Dictadura de la Razón
Esta es la gran tesis impuesta para valorar Ilustración y totalitarismo. Según esta tesis, el totalitarismo es fruto de la Ilustración. La Ilustración se identifica con la razón, que engendra un tipo de sociedad sometida a la ciencia, controlada hasta el detalle. El positivismo consiste en buscar en la ciencia y en la razón la respuesta a todas las cuestiones humanas. Según esta tesis, los grandes beneficiarios serían los filósofos que buscan los mecanismos para controlar la sociedad. La dictadura de la razón es, en definitiva, la sociedad sometida a la ciencia, sociedad mecanizada, deshumanizada. Una sociedad sometida al cientifismo es una sociedad cosificada.
b) Ética Individualista/Comunitaria
Esta segunda tesis no se relaciona con la continuidad, sino que busca subrayar el contraste. El modelo ético de la Ilustración es individualista; los ilustrados tratarán de generar una sociedad a través de los intereses y pasiones de los individuos. La razón sería la herramienta para controlar y moderar nuestras pasiones. Sin embargo, la ética del régimen totalitario es la ética comunitaria, donde el individuo ocupa un lugar marginal. “El todo es más importante que las partes”. Pretenden reconstruir la idea de comunidad en el mundo moderno, rompiendo con el ideal ilustrado. Según Weber, este intento podía conducir al sectarismo y el fanatismo (algo que efectivamente pasó). La apuesta por una ética comunitaria se hizo desde el idealismo, pues trataban de cambiar la sociedad a mejor a través del poder.
c) Poder Regulador (Fracaso Ilustrado/Deriva Anárquica)
En la Modernidad, deja de haber poder regulador. En este sentido:
- Podemos decir que los totalitarismos representan el fracaso del proyecto ético y social de la Ilustración. Aquí vuelve a haber continuidad, pues los regímenes que tratan de apostar por una ética de comunidad, pero desde una base individualista (individuos resentidos), generan fanatismo y sectarismo. No poner límites al individuo puede hacer que aparezcan “plebeyos de satánica grandeza” (Fracaso Ilustrado).
- Podemos entender también el poder regulador desde el punto de vista opuesto, volviendo al contraste entre Ilustración y Totalitarismo. Este último se presenta y legitima diciendo que es lo contrario de la sociedad burguesa y el liberalismo. Se presenta como protector de la sociedad frente a la “Deriva anárquica” que supone la Ilustración y el liberalismo. “Mein Kampf” → Hitler → Ideología.
Primera Guerra Mundial
“Es el acontecimiento inaugural del siglo XX”. La Primera Guerra Mundial estableció el caldo de cultivo de los totalitarismos por tres razones:
- Política de masas.
- Movilización de recursos económicos y tecnológicos.
- Economía de guerra dirigida y controlada por el Estado.
Tras el desastre que supuso, la gente quiso ser escuchada y participar en la política (Política de masas). Ya no se conformaban con el antiguo modelo de política de élites y demandaban atención a lo que la gente reclamaba. Esto conduce no a la democracia, sino a sistemas demagógicos. Tras la Primera Guerra Mundial, esto hizo que se reforzara el poder del Estado como tecnológico-político. El siglo XX es un siglo de crecimiento del Estado no sólo totalitario, sino también del Estado del Bienestar. (Hemos salido del Estado de Leyes para pasar al Estado de Fines; si a esto le sumamos ideología, acabamos en los totalitarismos).
Nuevo Concepto de lo Político
Antes de los totalitarismos y de la Primera Guerra Mundial, había un “viejo concepto de lo político”, aquel dominante de la sociedad burguesa y liberal del siglo XIX. Este “viejo concepto de lo político” entraría en la política del escepticismo y se acaba con los totalitarismos. A partir de los totalitarismos, las sociedades se embrutecen, entran en la barbarie. Hay más barbarie cuando, además, se habla de la virtud y del bien. Aparece en este contexto un “nuevo concepto de lo político”:
- El mundo burgués era un mundo de seguridad; sin embargo, en el mundo totalitario se sustituye por la idea de autenticidad. Buscan una sociedad sin límites, un modelo menos aburrido y más dinámico. Sin embargo, aquí afloran las pasiones políticas, lo que puede conducir a ese embrutecimiento de la sociedad.
- El mundo burgués se basaba en la legalidad, basada en el Imperio de la ley. Sin embargo, el mundo totalitario afirma que por encima de las leyes está la legitimidad que establecen las ideologías, que no son otra cosa que la voluntad del líder.
- El mundo burgués remite a la negociación y el pacto. En el mundo totalitario, sin embargo, manda el maximalismo, la imposición de una ideología. Lo que manda es la distinción entre amigos y enemigos. El siglo XIX es el siglo del liberalismo; sin embargo, lo propio del mundo totalitario es el decisionismo. Esto quiere decir que, por encima del pacto y de la ley, están las decisiones del líder. Y, conectado a esto, podemos hablar del voluntarismo, la imposición de la voluntad del líder, que no tiene cargo de conciencia, pues se legitima en su ideología.
Virtud Totalitaria. Ideocracia. (Estado-Revolución-Purificación)
La ideocracia es el “gobierno de las ideas”. A diferencia del gobierno de leyes, permite al líder ser oportunista, pues no pone límites y le permite hacer lo que su voluntad establece, amparado por su ideología. Este amparo hace que el dirigente hable en nombre de la historia para hacer pasar por virtuoso aquello que en realidad es fruto del oportunismo y la arbitrariedad. Los elementos claves de una ideocracia, más allá de los enfoques de manual, son:
- Estado. A diferencia de Maquiavelo, cuya idea de líder era la de llegar al poder y conservarlo, en las ideocracias el dirigente no se cansa de matar, pues tiene ideología. Se creen investidos por la historia para hacer lo que han hecho.
- Revolución. El Estado es un medio, mientras que para Maquiavelo era un fin. Diría Gentile que “lo que busca un líder totalitario al conquistar el Estado es utilizar el Estado para hacer una revolución antropológica”. El Estado es un medio para cambiar la naturaleza del hombre.
- Purificación. ¿Para qué una revolución antropológica? Para una purificación racial (nazismo) o social (comunismo). Ambos coinciden en su misión unificada y de exterminio (Auschwitz, El Gulag).