El Camino de la Ciencia: Lógica, Matemáticas, Física y Metafísica según Kant

1. El Conocimiento y la Ciencia: El Camino de la Razón

Si la elaboración de los conocimientos pertenecientes al dominio de la razón llevan o no el camino

Si nuestro conocimiento es o no ciencia es algo que puede saberse por los resultados obtenidos. Si a la razón le ocurre que:

  • tras muchos “preparativos y aprestos” nunca alcanza su fin o
  • hay que empezar una y otra vez por el principio o
  • no hay ningún tipo de acuerdo entre los especialistas,

entonces es seguro que la razón está muy lejos de haber encontrado el camino de la ciencia. Aún no se ha dicho, pero esos fracasos son los que se advierten en la metafísica que, para Kant, por tanto, no es, en absoluto, ciencia.

Sin embargo, es un “mérito” de la razón averiguar cuál es el camino de la ciencia aun a costa de abandonar antiguos objetivos. En las tres últimas líneas de este párrafo Kant alude a la tarea de la crítica, que es marcar el camino de la ciencia (limitar las posibilidades de la razón), aunque para ello señale como inútiles antiguos objetivos de la razón. Esto es, es necesario hallar el verdadero camino de la ciencia aunque ello haga imposible la metafísica.

2. La Lógica: Primera Ciencia y sus Límites

Que la lógica ha tomado este camino seguro desde los tiempos más antiguos es algo que puede

La lógica alcanzó el estatus de ciencia desde los tiempos más antiguos. Esto puede “inferirse”, siguiendo uno de los criterios citados más arriba para saber si algo es o no ciencia, del hecho de que nunca ha dado un paso atrás.

Sin embargo, podemos observar en la Lógica un fenómeno curioso: no ha podido avanzar, aparentemente está “definitivamente concluida” desde Aristóteles. Algunos autores pretenden completarla añadiéndole capítulos psicológicos (referidos a cómo funcionan las distintas facultades de nuestra mente como la imaginación, la agudeza, temas todos tratados Locke o Hume), metafísicos (sobre el origen del conocimiento o los distintos tipos de certeza, asimismo tratados tanto por el racionalismo como por el empirismo) o antropológicos (causas y remedios de los prejuicios, tema tratado por Hume, que atribuye a nuestro instinto la extralimitación en la en la aplicación del principio de asociación causa-efecto). Según Kant, estos autores, más que desarrollar la Lógica, la están mezclando sin razón con otros asuntos.

Los límites de la Lógica están marcados por el estudio de las reglas normales de todo pensamiento independientemente de las debilidades de nuestro psiquismo y de si su objeto es empírico o a priori. Como se sabe, el silogismo aristotélico se puede aplicar sobre premisas que traten sobre entes inexistentes.

Pero es precisamente gracias a esta limitación por lo que la lógica ha tenido semejante éxito pues en ella el entendimiento sólo debe ocuparse de sí mismo lo cual es tarea fácil si la comparamos con aquellos casos en que la razón ya tiene que tratar con objetos como es el caso de las Matemáticas, la Física o la metafísica. Estos saberes tardarán más en constituirse en ciencias y, en el caso de la metafísica, jamás ha llegado a serlo.

La Lógica, por tanto, es una mera propedéutica, el vestíbulo de las ciencias pues toda ciencia tiene que cumplir las reglas de la lógica, pero no podemos encontrar el conocimiento científico de los objetos en la Lógica pues este conocimiento está más allá de sus límites.

3. El Conocimiento A Priori en las Ciencias: Teoría y Práctica

Ahora bien, en la medida en que ha de haber razón en dichas ciencias, tiene que conocerse en ellas

Nuestro conocimiento, nuestra ciencia, en la medida en que es producto de la razón debe poseer una parte a priori, es decir, previa a la experiencia. Esta parte a priori se relaciona con su objeto de dos formas:

  • Determinar el objeto y su concepto. Esto es conocimiento teórico como las Matemáticas o la Física.
  • Convertir en realidad tal objeto. Este es el caso del conocimiento práctico que transforma el deber ser (aportado por la razón de forma a priori en el imperativo categórico) en algo que es.

Debemos conocer cuál es la parte pura, a priori, de ambos conocimientos, y cuál es la parte que procede de otras fuentes como la sensibilidad. Kant argumenta que debemos dejar muy clara cuál es la parte a priori en nuestro conocimiento pues en el caso de que no lo hiciéramos y nos extralimitáramos en el uso de dicho conocimiento a priori estaríamos haciendo un “negocio ruinoso”, gastando más de lo que se ingresa. Kant se refiere aquí, evidentemente, al caso de la metafísica, que, ha intentado obtener conocimiento mediante el solo uso de conceptos lo cual es imposible porque, como sabemos, el conocimiento necesita de los datos de la sensibilidad para ser verdadero conocimiento.

La matemática y la física son los dos conocimientos teóricos de la razón que deben determinar sus objetos a priori. La primera de forma enteramente pura; la segunda, de forma al menos parcialmente pura, estando entonces sujeta tal determinación a otras fuentes de conocimiento distintas de la razón.

4. Matemáticas y Física: Dos Caminos del Conocimiento Teórico

La matemática y la física son los dos conocimientos teóricos de la razón que deben determinar sus

Las Matemáticas y la Física son dos conocimientos de tipo teórico, es decir, dos formas de conocimiento en que el objeto es determinado a priori por la razón. La Matemática determina su objeto de forma totalmente pura porque se ocupa de las formas a priori de la sensibilidad, espacio y tiempo, es decir, no necesita recurrir a la sensibilidad para conocer su objeto. Sin embargo, la Física determina su objeto sólo parcialmente puesto que las categorías del entendimiento necesitan de los datos de la sensibilidad para transformarse en conocimiento.

5. El Descubrimiento Revolucionario de las Matemáticas: Tales de Mileto

La matemática ha tomado el camino seguro de la ciencia desde los primeros tiempos a los que

Las Matemáticas tardaron más tiempo en convertirse en ciencia que la Lógica, pero una vez que hallaron su camino ya no hubo vuelta atrás. Del descubrimiento de las matemáticas, a pesar de ser más importante que el del cabo de Buena Esperanza, no se recuerda ni quién lo hizo ni cómo. Sin embargo, Diógenes Laercio nos transmite una leyenda que muestra que fue un hecho inolvidable. El descubrimiento de las matemáticas se produjo cuando Tales se dio cuenta de que para probar las propiedades del triángulo rectángulo no necesitaba recurrir a ningún objeto de la experiencia sino que simplemente tenía que extraer los teoremas de la figura que él mismo había pensado y construido mediante conceptos. La Geometría consiste en el estudio a priori de la forma pura de la sensibilidad que es el espacio; no necesita de la experiencia para afirmarse.

Al igual que Hume, Kant considera que las matemáticas son a priori, pero no se puede olvidar que para Hume las matemáticas tienen carácter analítico mientras que para Kant son sintéticas.

6. La Ciencia Natural (Física): Bacon, Galileo, Torricelli y Stahl

La ciencia natural tardó bastante más en encontrar la vía grande de la ciencia. Hace sólo alrededor de

La Ciencia Natural tardó bastante más que las Matemáticas en encontrar la vía grande de la ciencia. Recordemos que la Revolución científica se sitúa más o menos alrededor del s. XVI. Un filósofo que ayudó a que se produjera tal revolución fue Bacon de Verulam. Este filósofo, nacido en Londres, defendió que el progreso de la humanidad sólo sería posible a través de la ciencia y de la técnica. La ciencia nos permite conocer la naturaleza para dominarla luego mediante la técnica. Frente a la filosofía escolástica, enredada en términos metafísicos abstractos como sustancia, cualidad, etc. Bacon defiende un Novum Organum (Nuevo método), un método de descubrimiento de verdades científicas, basado en la inducción. Esta revalorización de la experiencia es fundamental para el nacimiento de la ciencia moderna.

En cualquier caso, la revolución científica tiene su padre en Galileo. Fue él quien consiguió aunar las matemáticas y el experimento en el estudio de la naturaleza, fundando el método hipotético deductivo. Kant cita, en este caso, su experimento de los planos inclinados mediante el que Galileo halló la fórmula para calcular el espacio recorrido por un móvil en un movimiento uniformemente acelerado, que, a su vez, estaba relacionado con la caída de los cuerpos. Así, llegó a la conclusión de que e=1/2 at2.

Torricelli, discípulo de Galileo, descubrió en 1643 la presión del aire. Torricelli llenó un tubo cerrado por un extremo con mercurio e invirtió el tubo con su extremo abierto inmerso en un recipiente de mercurio. Descubrió que el nivel de mercurio bajaba hasta hallarse a 73,6 cm. sobre el nivel del recipiente, permaneciendo constante dicha altura tanto si el tubo estaba en posición vertical como si se hallaba inclinado a un lado.

Stahl (1660-1734) fue uno de los pioneros de la Química. Se enfrentó al problema de explicar cómo es posible la combustión. Propuso un nombre aún mas nuevo para el principio de la inflamabilidad, llamándole flogisto (oxígeno), de una palabra griega que significa “hacer arder”. Desarrolló después un esquema – basado en el flogisto – que pudiera explicar la combustión. Stahl mantenía que los objetos combustibles eran ricos en flogisto, y los procesos de combustión suponían la pérdida del mismo en el aire. Lo que quedaba tras la combustión no tenía flogisto, y, por tanto, no podía seguir ardiendo. Así, la madera tenía flogisto, pero las cenizas no. Además, Stahl sostenía que el enmohecimiento de los metales era análogo a la combustión de la madera, y afirmó que los metales contenían flogisto, pero no así cuando estaban enmohecidos (o calcinados). La idea era importante, porque permitió proponer una explicación razonable sobre la conversión de las menas minerales en metal, el primer gran descubrimiento del hombre civilizado. La explicación consistía en esto: una mena mineral, pobre en flogisto, se calienta con carbón vegetal, muy rico en flogisto. El flogisto pasa desde el carbón al mineral, es decir, el carbón vegetal rico en flogisto se transforma en cenizas pobres en flogisto, mientras que con el mineral ocurre precisamente lo contrario. En 1756, el químico escocés Joseph Black, firme defensor de la teoría del flogisto, calentó el mineral piedra caliza (carbonato cálcico). Este carbonato se descompuso liberando un gas y dejando cal (óxido de calcio). El gas liberado pudo recombinarse con el óxido de calcio para formar nuevo carbonato cálcico.

Estos descubrimientos científicos produjeron en los investigadores un súbito reconocimiento de que la razón no va a la naturaleza como testigo, como mero observador, sino que la razón impone a la naturaleza unos principios sintéticos a priori que luego rellena mediante el experimento. La razón, según, Kant se parece más a un juez que obliga a la naturaleza a responder a sus preguntas.

La parte pura, a priori, de la ciencia natural es la que justifica que las leyes físicas puedan ser necesarias y universales en lugar de meras contingencias o leyes probables. De este modo, Kant rechaza la argumentación de Hume en contra de la necesidad y universalidad de las leyes de Newton. Además, Kant rechaza la inducción como método científico pues considera que las observaciones realizadas al azar no pueden dar lugar a ninguna ley científica: se necesita que la razón imponga un patrón a los hechos. En cierto sentido, Kant presta apoyo filosófico al método que revolucionó la ciencia: el método hipotético-deductivo.

7. La Metafísica: Un Saber Especulativo sin Éxito Científico

La metafísica, conocimiento especulativo de la razón completamente aislado, que se levanta

La metafísica es un saber especulativo de la razón que pretende alcanzar el conocimiento sin tener en cuenta la experiencia, como meros conceptos sin aplicarlos a la intuición como hacen las matemáticas. Es decir, la metafísica consiste en el uso incorrecto de las categorías – meros conceptos – , en su uso aparte de lo dado en la experiencia. Como Kant demuestra en la deducción trascendental de las categorías, intuiciones sin concepto son ciegas y conceptos sin intuiciones vacíos. Kant opone la metafísica a las matemáticas ya que si bien ambas se apoyan en conceptos, la matemática los aplica a la intuición pura del espacio o del tiempo mientras que la metafísica usa las categorías aparte de cualquier tipo de intuición.

Este uso incorrecto de las categorías es la causa del fracaso de la metafísica, que, de ningún modo, ha encontrado el camino seguro de la ciencia. Y esto es obvio si aplicamos los criterios señalados en el primer párrafo del texto. La metafísica:

  • nunca llega a su objetivo,
  • siempre hay que volver a comenzar y
  • nadie está de acuerdo en nada.

8. El Fracaso de la Metafísica: ¿Defecto de la Razón o Error de Método?

¿A qué se debe entonces que la metafísica no haya encontrado todavía el camino seguro de la

Kant ha constatado que la metafísica, en su forma dogmática, esto es, en la medida en que aplica las categorías más allá de los límites de la experiencia posible, no se ha desarrollado como ciencia. ¿Será acaso imposible la metafísica? Ante la posibilidad de que la metafísica sea imposible Kant responde con otra pregunta que recurre a las causas finales aristotélicas y dice: si la metafísica es imposible por qué nos ha castigado la naturaleza con nuestro anhelo de saber metafísico. Además se pregunta Kant, ¿cómo vamos a confiar en la razón si nos engaña sistemáticamente en el asunto metafísico? Es decir, utiliza un argumento, basado en causas finales, del tipo: si la naturaleza nos ha dotado de ojos será para que podamos ver, si la naturaleza le ha dado a las jirafas ese cuello tan largo será para algo.

Para salvar a la Razón que la Naturaleza nos ha dado de la sospecha de que es un monstruo inútil, Kant lanza la hipótesis de que quizás nos hemos equivocado de método. Y si esto es así, se pregunta, qué garantías tenemos de poder hallar el camino correcto.

9. La Revolución Copernicana en la Metafísica: Un Nuevo Método de Pensamiento

Me parece que los ejemplos de la matemática y de la ciencia natural, las cuales se han convertido en

La matemática y la ciencia natural han encontrado el camino de la ciencia gracias a una revolución repentina, a un cambio de método, que la metafísica debe imitar. Hasta ahora, argumenta Kant, se ha supuesto que todo nuestro conocimiento debe regirse por los objetos. Esto es, se ha adoptado la filosofía de Hume según la cual todo nuestro conocimiento proviene de las impresiones, de la experiencia. Pero, si admitimos este empirismo de Hume, nos será imposible, dice Kant, establecer algo seguro sobre dichos objetos. Ya vimos como Hume rechazaba el principio de constancia de Newton y el carácter universal y necesario de sus leyes lo cual suponía un grave fracaso para el conocimiento.

Sin embargo, Kant espera poder imprimir un giro copernicano a la metafísica para poder salir del atolladero en que ha colocado al conocimiento el empirismo escéptico de Hume. Copérnico, al no poder explicar el movimiento de los astros mediante una Tierra inmóvil, probó a hacer girar la Tierra en torno al Sol y tuvo éxito. Del mismo modo, Kant considera que el “centro” del conocimiento no pueden ser los objetos sino la razón. Si observamos a fondo la metáfora, podremos observar que la Tierra, al ser un planeta, sólo refleja la luz que le llega del Sol, mientras que éste es el que ilumina y da forma. Análogamente, Kant considera que es la razón la que ilumina los objetos con sus estructuras a priori y son éstas las que posibilitan las leyes universales y necesarias de la Física de Newton.

El giro copernicano que Kant da a la metafísica aleja al conocimiento del realismo ingenuo de Aristóteles para quien la mente era un espejo de la realidad y la verdad consistía en la adecuación del pensamiento a lo dado. A partir de Kant resulta obvio que el sujeto participa activamente en el proceso de conocimiento, que del sujeto parten las condiciones de posibilidad de la experiencia como si fuesen rayos de luz.

Por lo tanto, si para conocer algo a priori sobre la naturaleza de los objetos (dados a los sentidos) debo guiarme exclusivamente por ellos no conoceré nada a priori (necesario y universal) de la naturaleza de tales objetos. Pero si consideramos que los objetos se rigen por nuestra facultad de intuición (la experiencia sensible) sí que puede ser posible conocer algo a priori sobre la naturaleza de los objetos. Ya sabemos que tal naturaleza a priori está determinada por las intuiciones puras o formas a priori del espacio y el tiempo.

Sin embargo, no podemos detenernos en las intuiciones, en la mera experiencia sensible, pues ésta no proporciona conocimiento, hemos de agrupar tales intuiciones en conceptos que las determinen y las refieran a algo que es su objeto. En este caso también es necesario practicar el giro copernicano pues si supongo que los conceptos mediante los que se agrupan las intuiciones provienen de la experiencia nunca podré saber de la naturaleza de los objetos nada a priori (necesario y universal, como las leyes de Newton) que es de lo que se trata. Por lo tanto, tendremos que considerar que la experiencia sensible es regida por los conceptos del entendimiento, o, como Kant los denomina, categorías.

Por último, Kant se refiere a los objetos que son meramente pensados por la razón. Son aquellos de los que no hay posibilidad de intuición empírica o experiencia sensible, pero cuyo concepto no implica una contradicción. Ejemplos de este tipo de objetos meramente pensados son Dios o la libertad. Pues, según Kant, estos objetos meramente pensados serán una magnífica piedra de toque de lo expresado en el nuevo método de pensamiento: que sólo conocemos a priori de las cosas lo que nosotros mismos hemos puesto en ellas. Es decir, observaremos que al intentar pensar (y es necesario poder pensarla) la libertad, para no caer en contradicción, tendremos que admitir que nuestro conocimiento teórico está limitado al fenómeno, pues las categorías son vacías si no se llenan con lo dado, con los datos de la sensibilidad. De este modo, la libertad cae del lado de la cosa en sí y no se contradice con la categoría causa-efecto. Lo a priori de la cosa en sí habrá que extraerlo no del conocimiento teórico sino del conocimiento práctico.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *