El Cogito Cartesiano: La Duda Metódica y el Yo Pensante

Introducción

Este fragmento de la IV parte del Discurso del método describe cómo Descartes, tras aplicar la duda metódica, halla la primera verdad indubitable: el cogito. Descartes argumenta la existencia del yo pensante y su independencia del cuerpo. El Discurso del método, publicado anónimamente en 1637 junto con La dióptrica, Los meteoros y La geometría, se convirtió en la base de su filosofía.

Contexto Histórico

Descartes (1596-1650) vivió en un siglo XVII marcado por la crisis del Renacimiento y la necesidad de nuevos métodos para resolver problemas sociales, económicos y culturales. La nobleza, cuestionada por revueltas campesinas y burguesas, se aferraba al poder. El capitalismo naciente luchaba contra el feudalismo. El hambre y las guerras eran constantes. En este contexto, surgieron las monarquías absolutas como intento de unificar el poder.

Culturalmente, el Barroco reflejaba una actitud pesimista, con la obsesión por el tiempo y la fugacidad. La búsqueda de certeza de Descartes reflejaba las contradicciones de su tiempo. El auge del teatro, con autores como Calderón y Shakespeare, mostraba la tendencia a enmascarar los sentimientos.

Filosóficamente, la Escolástica medieval, dogmática y resistente a la crítica, no satisfacía a los intelectuales. Científicos como Copérnico y Galileo revolucionaron la comprensión del mundo y el universo, a pesar de la oposición de la Inquisición. Descartes, aunque prudente, también enfrentó persecuciones.

En Francia, Montaigne revitalizó el escepticismo, concluyendo que la verdad es inalcanzable. Descartes se opuso a esta postura, utilizando la duda para combatirla. En física, Gassendi, defensor del atomismo, chocaba con el modelo mecanicista de Descartes. La polémica entre ambos marcó el desarrollo de la física.

Descartes partió de la escolástica, tomando conceptos como Dios y sustancia, pero rechazando sus métodos. Influenciado por la nueva ciencia y autores como Bacon y Galileo, Descartes formuló su propio método, basado en la intuición y la deducción geométrica.

El Cogito y la Duda Metódica

Descartes inicia el racionalismo, afirmando la existencia de ideas innatas y la autonomía de la razón. Su filosofía hace depender el conocimiento del sujeto, no de la realidad, marcando el inicio de la filosofía moderna.

El fragmento analiza la naturaleza del cogito. Tras establecer la conexión entre pensamiento y existencia, Descartes examina la actividad pensante. Su argumentación sigue esta secuencia:

  1. Se puede fingir la no existencia del mundo material.
  2. No se puede dudar de la existencia del yo, pues la duda misma la refuerza.
  3. Si se deja de pensar, no se puede certificar la existencia del yo.
  4. El yo existe como sustancia pensante, independiente de lo material.
  5. El alma, como sustancia pensante, es distinta del cuerpo y más fácil de conocer.

La duda metódica cartesiana no busca cuestionar conocimientos específicos, sino los principios de nuestras certezas. Los motivos de duda (sentidos, sueños, genio maligno) muestran la incertidumbre de la realidad. Sin embargo, la duda absoluta implica una certeza absoluta: el yo debe existir para ser engañado. El cogito ergo sum es la primera verdad indubitable, el fundamento del conocimiento.

La Sustancia Pensante

El contenido del cogito es la existencia del sujeto pensante. La duda afecta a los contenidos del pensamiento, no al yo que los contiene. La esencia del yo es el pensamiento: res cogitans, sustancia pensante. Este conocimiento, resultado de la intuición intelectual, es inmediato.

La sustancia es un concepto complejo en la filosofía cartesiana. Descartes define la sustancia como independiente ontológicamente, lo que lleva a Dios como sustancia plena, pero también al pensamiento y la extensión como sustancias. Esto plantea el problema de sus naturalezas y relaciones.

Descartes separa radicalmente el alma del cuerpo, considerándolas sustancias autónomas. El alma piensa, mientras que el cuerpo, con el atributo de la extensión, solo puede ser modificado por figura y movimiento. El cuerpo es una máquina, un mecanismo. La distinción entre alma y cuerpo es clara y distinta para el entendimiento.

Sin embargo, esta separación radical dificulta explicar al ser humano como unión de alma y cuerpo. Fisiológicamente, el alma se une al cuerpo a través de la glándula pineal. Descartes afirma que alma y cuerpo son sustancias incompletas por separado, pero no explica su interacción.

Para abordar la interacción, Descartes recurre al pensamiento imaginativo, donde las imágenes provienen de las sensaciones. También menciona las pasiones, que muestran la tensión entre los apetitos corporales y la razón/voluntad.

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