El Concepto del Ser Humano en la Historia de la Filosofía

1. El Dualismo Antropológico de Platón

Platón elabora un sistema filosófico dualista, tanto en lo que se refiere a la realidad como en lo que respecta al ser humano. Con respecto al ser humano, afirmaba que está constituido por dos partes: el cuerpo material y el alma espiritual e inmortal. El alma tiene una naturaleza tripartita. La primera y más importante es el alma racional, además hay otras dos partes: la parte volitiva en donde residen la voluntad, el coraje y las pasiones nobles, y la parte apetitiva, en la que residen los deseos, como los sensoriales (comer, beber, sexo).

Para explicar el alma, Platón recurre al Mito del Carro Alado: el alma habitó originalmente el mundo de las Ideas. Platón compara el alma humana con un carro conducido por un auriga y tirado por dos caballos: uno dócil (parte irascible) y otro rebelde (parte concupiscible). Éste último será el responsable de que el carro vuelque, haciendo caer al alma al mundo sensible, donde tendrá que encarnarse en un cuerpo, olvidando todo lo que sabía sobre el mundo de las Ideas. Por eso, el camino que debe recorrer el alma es el de la purificación. Según Platón, si el alma consigue reencarnarse durante un determinado número de generaciones en un filósofo, el alma conseguirá volver al mundo de las Ideas donde cayó, que es donde realmente permanece.

2. El Ser Humano Cristiano en San Agustín y Santo Tomás

La visión del ser humano en la Edad Media es dualista. Tanto San Agustín como Santo Tomás defienden que existen dos partes en el humano: el cuerpo es material, corruptible y mortal, y el alma debe ser inmaterial, incorruptible e inmortal. El cristianismo afirma que todos los hombres son hijos de Dios, por lo que hay una igualdad esencial de todos los seres humanos al margen de su cultura o condición social.

Además, se afirma que todos los humanos están hechos a imagen y semejanza de Dios, y están dotados de razón y voluntad propia. Para Santo Tomás, el humano tiene una naturaleza dual, pero siendo el alma eterna, a cada alma le corresponde un solo cuerpo. El alma humana tiene tres funciones:

  • Función vegetativa, que se ocupa de la nutrición y crecimiento.
  • Función sensitiva, ocupa el funcionamiento de los sentidos externos, la memoria y la imaginación.
  • Función racional, que tiene a su cargo el entendimiento y voluntad.

3. El Hombre Máquina de Descartes

Éste es un representante del dualismo antropológico. El cuerpo es sólo sustancia material que se caracteriza por la extensión del espacio. En cambio, el alma es una sustancia espiritual que se caracteriza por su facultad de pensar.

  • La sustancia material es igual a la de toda la naturaleza y está sometida a las leyes de la mecánica y al determinismo físico.
  • La sustancia espiritual es donde residen las facultades de pensar y la voluntad libre. Es lo que nos diferencia del resto de seres.

Cuerpo y alma son dos sustancias independientes, accidentalmente unidas en el ser humano. Somos como »un fantasma en una máquina».

Todo lo que Descartes dijo fue que el alma y cuerpo se comunican a través de la glándula pineal. En el Siglo XVIII algunos filósofos desarrollaron una teoría materialista y mecanicista sobre el humano, eliminando todo lo que no se podía explicar en términos mecánicos. Así suprimieron el alma y concibieron al hombre como una máquina, eliminando el problema de la relación cuerpo-alma.

4. Marx: El Hombre Alienado y Material

Según éste, los humanos están determinados por las condiciones materiales, de tipo social y económico en las que viven. Marx afirma que el hombre es material, no una conciencia en una máquina. El humano sólo se puede comprender a partir de su relación con la naturaleza y con los hombres. El hombre se realiza a través del trabajo.

  • Además, el hombre se desarrolla en una sociedad concreta, es el producto de la sociedad en la que viva. También es un ser histórico, porque las sociedades se van transformando por la actividad humana.

Según Marx, la historia de la humanidad es la lucha entre las clases sociales. No se puede hablar del humano en abstracto porque el humano no existe al margen de las condiciones materiales de existencia. En esta sociedad, lo que caracteriza a los obreros trabajadores es la alienación.

El trabajador asalariado es víctima de una cuádruple alienación:

  1. Con respecto al producto de su trabajo, ya que al trabajar para otro, ese producto no le pertenece.
  2. Con respecto a la propia actividad: en su trabajo no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado. Su trabajo no es voluntario sino forzado.
  3. Con respecto a la propia naturaleza, ésta se le aparece como algo ajeno al trabajador.
  4. Con respecto a los demás humanos, en la que el hombre rompe su relación con los demás.

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