El Conocimiento según Nietzsche: Un Instrumento de Conservación
Para Nietzsche, el conocimiento no es un fin en sí mismo, sino «un medio de conservación del individuo». Este medio se vale del «arte de fingir», empleando el engaño, la adulación, la mentira, el fraude, la murmuración, la farsa, el vivir del brillo ajeno, el enmascaramiento, el convencionalismo encubridor y la escenificación ante los demás y ante uno mismo, en un constante revoloteo alrededor de la llama de la vanidad.
La Inexistencia de la Verdad
Nietzsche sostiene que la verdad no existe, ni como entidad trascendente ni inmanente. La considera una tautología vacía, un mero juego de palabras. La «verdad» es simplemente una «designación de las cosas uniformemente válida y obligatoria», establecida por el «poder legislativo del lenguaje».
El Lenguaje y la Creación de Conceptos
A través del lenguaje, inventamos designaciones para las cosas, creyendo capturar su esencia. Estas designaciones, basadas en palabras, son la reproducción en sonidos de un impulso nervioso. Sin embargo, inferir una causa externa a partir de este impulso es un uso erróneo del principio de razón.
La palabra, una metáfora de la cosa, se convierte en concepto al aplicarse a múltiples experiencias similares, aunque no idénticas. Los conceptos se forman al ignorar las diferencias individuales, seleccionando arbitrariamente ciertos rasgos y descartando otros.
- Ejemplos:
- Se cataloga como masculino al árbol y femenino a la planta.
- Se llama «serpiente» a un objeto que se arrastra, pero no se aplica la misma palabra a los gusanos.
Estas metáforas son arbitrarias e interesadas, ya que solo se rescatan los rasgos útiles desde una perspectiva humana. La base del conocimiento es una «hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos».
El Conocimiento como Búsqueda de Poder
Contrario a la idea del conocimiento como un fin altruista, Nietzsche lo ve como una búsqueda de poder. El ser humano, desfavorecido en la lucha por la existencia, utiliza su cerebro como arma de defensa y conquista. Al conocer algo, nos apropiamos de ello y podemos emitir juicios «verdaderos» que guían nuestra conducta.
Este conocimiento, aunque útil y ventajoso, no prueba la veracidad de las metáforas conceptuales. Nietzsche no critica esta construcción, sino que la reconoce como una creación humana que permite la supervivencia y el desarrollo.
El Valor del Engaño
Nietzsche valora el hecho de que el ser humano se oculte a sí mismo el origen de la verdad, ya que esto le permite vivir con calma, seguridad y consecuencia, asentando y desarrollando su existencia. En esencia, el conocimiento es una herramienta de poder.