Tesis Central
Rousseau propone una asociación donde los individuos protegen sus derechos sin perder su libertad, fundando así un orden político legítimo.
Rousseau vs. Hobbes: Estado de Naturaleza y Contrato Social
Rousseau y Hobbes presentan visiones opuestas sobre el estado de naturaleza y el propósito del contrato social. Para Hobbes, en el estado natural, los seres humanos viven en un conflicto permanente, donde reina la desconfianza y la violencia debido a la lucha por la supervivencia y el poder. La famosa idea de homo homini lupus (“el hombre es un lobo para el hombre”) resume su visión de una humanidad sumida en una guerra de todos contra todos. Para escapar de esta situación, los individuos deben ceder sus derechos a un soberano absoluto que imponga orden y garantice la seguridad.
En contraste, Rousseau no concibe el estado de naturaleza como un escenario de guerra constante. Para él, el hombre natural es libre e independiente, pero la formación de sociedades y el surgimiento de la propiedad privada generan desigualdades y conflictos. Así, el contrato social no busca solo seguridad, sino también justicia y libertad. En lugar de un poder absoluto, Rousseau propone una soberanía basada en la voluntad general, donde los individuos se asocian sin perder su autonomía, logrando un equilibrio entre autoridad y libertad.
Mientras que Hobbes justifica un gobierno autoritario como único medio para evitar el caos, Rousseau defiende un pacto social que armonice la protección de los ciudadanos con su autodeterminación.
La Teoría del Conocimiento en Rousseau
Aunque Rousseau no desarrolló una teoría del conocimiento formal, sus ideas al respecto están profundamente conectadas con su visión de la naturaleza humana y la educación. En su obra Emilio, sostiene que el conocimiento auténtico proviene de la experiencia directa y la interacción con el mundo natural, en lugar de la transmisión de conocimientos abstractos impuestos por la sociedad.
Para él, los sentimientos y la intuición juegan un papel crucial, superando la razón pura como fuente de conocimiento. Rousseau critica que la civilización corrompa el conocimiento natural, transformándolo en algo artificial. En el estado de naturaleza, el ser humano posee un conocimiento genuino guiado por sus necesidades y emociones. Sin embargo, las instituciones sociales y la propiedad privada distorsionan esa comprensión, alejando a los individuos de su verdadera esencia y capacidad de juicio moral.
En resumen, Rousseau aboga por un conocimiento basado en la experiencia, los sentimientos y la conexión con la naturaleza, que promueva la autonomía y la libertad.
Filosofía Política de Rousseau: Voluntad General y Soberanía
Para autores liberales como Rousseau, el Estado es la garantía de la seguridad personal, y el estado de naturaleza ya no existe o no se puede volver a él. Rousseau elabora una sociedad a partir de un contrato social, pacto donde cada asociado deja su derecho en unión de la sociedad, desprendiéndose de sus intereses particulares.
La Voluntad General
La voluntad general es uno de los conceptos centrales en la filosofía de Rousseau y se refiere a la voluntad colectiva de los ciudadanos orientada hacia el bien común, en lugar de a intereses particulares. La voluntad general reside en cada individuo que, unido por el bien de la comunidad y el suyo propio, actúa como soberano al ser el pueblo una única voluntad general. Esta soberanía es intransferible; no se cede a una tercera persona, por lo que la ciudadanía elige asambleas y no representantes, quienes no toman decisiones ejecutivas.
La voluntad general se concreta en la capacidad de aprobar leyes, que son sagradas porque representan la soberanía del pueblo. También es importante diferenciar que la voluntad total no es la voluntad general, la cual surge de renunciar a los intereses individuales por el bien común.
Rousseau utiliza la idea del “coro” como metáfora de la armonía colectiva necesaria en la sociedad; es como en un coro, donde los diferentes integrantes no se desordenan. En una sociedad bien organizada, los ciudadanos han de unirse para lograr el bien común.
Enajenación y Autoridad Legítima
Otro concepto que también menciona Rousseau es el de enajenación, donde afirma que los seres dejan de existir para formar parte de un todo organizado, el del Estado (legislador), evitando que se ejerza el poder político mediante la fuerza bruta o la imposición, ya que ello provoca sumisión y no verdadera autoridad. La autoridad se respeta si la legislación surge del contrato social. Si un gobierno actúa contra la voluntad general, el pueblo podrá rebelarse o cambiarlo.
Formas de Gobierno
Para Rousseau, la forma correcta de organizar el poder es una democracia, soberanía o monarquía para Estados pequeños. Cree que el destino correcto es decidir, donde el pueblo se gobierna a sí mismo, pero piensa que no es realista, por lo que ve lejos abolir una monarquía parlamentaria en el caso expreso de la voluntad popular.
Propiedad y Desigualdad
Rousseau tiene una visión nostálgica del pasado, cuando el hombre era bueno, sencillo y sin que se le corrompiera con el desarrollo de la sociedad. La política, con el tiempo, lo transforma desde su nacimiento.
Rousseau no aborrece la propiedad y diferencia entre:
- Propiedad de productos: Donde alguien tiene un bien.
- Propiedad abusiva: Basada en el trabajo asalariado y la explotación.
Rousseau critica la propiedad abusiva porque conduce a la explotación y a conflictos. No obstante, no promueve ni el comunismo ni la igualdad total; permite la desigualdad si se establece un límite donde nadie se vuelva tan rico como para comprar a alguien y nadie tan pobre como para verse vendido.