El Contrato Social de Rousseau
El Origen del Estado y la Desigualdad
De esta situación surgió en los ricos la necesidad de un poder que les defendiera de la inseguridad. Se estableció así un contrato entre ricos y pobres (convencidos estos con razones engañosas por aquellos) por el que decidieron darse un poder supremo que los gobernara con leyes. Este poder, en principio, debía proteger a todos, pero, en realidad, garantiza el poder de los propietarios. Este es el origen del Estado.
A partir de aquí, se inició el deterioro moral de la humanidad y la desigualdad generalizada. Resuena aquí la crítica al liberalismo y al iusnaturalismo vigentes. Para Rousseau, la defensa de los derechos individuales como naturales no solo es falaz, sino también perjudicial para la sociedad. Sin embargo, no defiende la abolición de la propiedad privada, considerándola un derecho fundamental del orden social.
El Contrato Social: Un Nuevo Pacto
La crítica radical no llevó a Rousseau a reivindicar una vuelta al estado de naturaleza originario, sino a cuestionarse las bases de una sociedad legítima (cambiar los valores, el contrato social). Su objetivo con El contrato social es buscar los fundamentos de una nueva comunidad con menos desigualdades, que permita el desarrollo de la justicia y la felicidad.
Rousseau se sitúa en la tradición contractualista. Como Hobbes, Locke o Spinoza, critica el origen divino de las instituciones políticas. Estas solo pueden provenir de un pacto originario entre hombres.
En Hobbes y Locke, el individuo renuncia a parte de sus derechos naturales, cediéndolos al Estado, al que debe obediencia, para posibilitar la convivencia en paz. Para Rousseau, este pacto es injusto y falso: es un pacto de sumisión que justifica la desigualdad con apariencia de igualdad.
El Contrato de Rousseau
El contrato de Rousseau es la asociación voluntaria de individuos que se unen para superar las dificultades, constituyendo un cuerpo social. Los sujetos entregan sus derechos a esta comunidad, y el soberano es el pueblo.
En este pacto, «el individuo pierde su libertad natural y el derecho ilimitado a todo cuanto desea, y gana la libertad civil y la propiedad de lo que posee». El hombre natural se convierte en ciudadano, cuya virtud reside en la defensa del bien común.
Libertad Civil y Voluntad General
El hombre no renuncia a su libertad, sino que la transforma en libertad civil o social, destinada a sí mismo como miembro de una colectividad: la voluntad general. Esta expresa el interés de todos al constituirse la comunidad.
El pueblo, mediante la voluntad general, es el único legitimado para establecer las leyes (democracia directa); en él reside la soberanía (soberanía popular). Esto implica el rechazo de la democracia representativa y la separación entre soberano (el pueblo) y gobierno (ejecutor de las leyes).
Formas de Gobierno y la Importancia de la Educación
El Estado legítimo puede adoptar distintas formas de gobierno: monarquía, aristocracia o democracia. Esta última es la mejor, pero Rousseau la considera una quimera por las condiciones que requiere.
En esta nueva sociedad, la educación es fundamental. La comunidad política no se impone desde arriba, sino que se funda desde abajo. La nueva educación parte del hombre natural, y su objetivo no es el hombre culto de la sociedad ilustrada (en él confluyen los males sociales), sino el desarrollo de los sentimientos innatos, su mejora y perfeccionamiento.
Esta educación moral permite discernir entre el bien y el mal, y atender al bien común (patriotismo). Es preciso conocer el mundo del niño para saber qué puede aprender sin forzar su naturaleza. Las premisas son: atender al desarrollo personal del niño y educar para la formación moral de buenos ciudadanos.
Tolerancia y Libertad
Mediante la tolerancia, se puede crear una sociedad en acuerdo con las ideas de los demás. Solo el hombre capta el orden, la belleza, el bien… El hombre es libre en sus acciones y dotado de un alma inmortal e inmaterial, con capacidad de elegir entre el bien y el mal.