1.4. LAS NORMAS
Los seres humanos reconocemos y establecemos criterios o valores generales para justificar nuestras acciones, para aceptarlas como buenas. Actuamos, pues, de acuerdo con unas normas.
Si queremos tener una vida saludable, nos guiamos por unas normas higiénicas.
Si lo que pretendemos es ser aceptados como miembros de un grupo social y participar de sus tradiciones, entonces nuestras acciones se acomodarán a las costumbres de ese grupo.
Para regular la convivencia de los miembros de una sociedad definida, tenemos las normas legales, que proceden de una autoridad reconocida de algún modo, con capacidad para sancionar el incumplimiento de las mismas.
Si la sociedad a la que se pertenece es de carácter religioso, las normas se convierten en preceptos religiosos.
Los seres humanos nos ajustamos también a otras normas que nos damos nosotros mismos en función del tipo de persona que queremos ser y del mundo en el que queremos habitar; se trata de las normas morales: son las normas que nos permiten llegar a ser buenas personas.
2.2. MORAL Y ÉTICA
Los grupos sociales a los que los humanos pertenecemos han elaborado a lo largo de su historia códigos de normas de conducta que posibilitan la convivencia y han tenido éxito en el mantenimiento del grupo. Son normas que nos indican lo que está moralmente bien o mal hecho.
No hay unanimidad entre los filósofos en el uso de ambas palabras, aunque la distinción que está más extendida es la que hace Aranguren:
La moral:
– Moral como contenido: conjunto de normas que establecen un modelo ideal de buena conducta socialmente establecido (como los usos morales en España en el Siglo XIX). También se refiere al conjunto de normas que un individuo interioriza y que rigen su conducta: “mi moral no me permite aprovecharme del débil”.
– Moral como estructura: la estructura moral del ser humano es la que lo obliga a tener que elegir continuamente el ajuste y la justificación de su conducta. Y en este sentido se dice de alguien que está desmoralizado, o que tiene la moral alta. Tiene que ver con la confianza en sí mismo y la fuerza y el coraje para llevar a cabo los proyectos, lo que actualmente se entiende por “empoderamiento”.
La ética o filosofía moral
Reflexión filosófica sobre la dimensión moral del ser humano. Su función primera no es dictar normas de comportamiento, sino dilucidar racionalmente las cuestiones relacionadas con el ámbito de lo moral: el juicio moral, los valores morales, la fundamentación de las normas morales…
Establecer unas normas comunes para todos, unos principios que tengan pretensión de universalidad es fundamental para la consecución de la felicidad de las sociedades y la resolución de los conflictos.
3.2. ¿NACEMOS BUENOS O
Cada ser humano nace con una disposición particular genéticamente heredada que resulta de su configuración biológica; esta disposición recibe el nombre de temperamento. De la cooperación del organismo y el medioambiente se adquieren a lo largo de la vida ciertas predisposiciones hacia determinadas formas o modos de reacción, que se llaman hábitos.
Los hábitos configuran nuestro yo, pues la integración de hábitos forma el carácter de una persona.
Los hábitos configuran también nuestra personalidad, la cual se forma mediante la repetición de acciones que decidimos llevar a cabo de acuerdo con los proyectos de vida que elegimos. La personalidad está formada, pues, por el carácter más las acciones.
La voluntad consiste en la facultad que el individuo tiene para decidir una u otra orientación de su acción; por ello, J. A. Marina dice que la voluntad consiste en la dirección inteligente de la acción. La voluntad nos lleva a querer el bien en nuestras decisiones y a esforzarnos en su consecución superando dificultades: es la fuerza de voluntad. Pero la toma de decisiones no se puede hacer nunca en el vacío y al margen de nuestros hábitos: sin ellos, la razón es mera ficción.
6.1. LA NATURALEZA DE L
¿Cabe una discusión racional o razonable para dirimir problemas éticos? ¿Se apoyan los juicios morales en razones, o son manifestaciones del gusto? ¿Son los juicios morales producto de nuestra emoción, o son las emociones una consecuencia del juicio moral?
Según estudios de neurocientíficos, los juicios morales, en la mayoría de las ocasiones, son intuitivos, y los justificamos posteriormente con argumentos si nos piden razones. Según Haidt, los seres humanos decidimos moralmente llevados por la emoción, y posteriormente buscamos las razones que se correspondan con nuestra decisión.
7.1. ¿EN QUÉ SE
En los siglos V y IV a. C., los sofistas plantearon el debate sobre cuál es el fundamento de las normas morales, legales y sociales: ¿se basan en la naturaleza de las cosas o son producto de las convenciones, costumbres y creencias humanas.
Según Protágoras, el ser humano, es decir, el individuo que vive junto a otros, es la medida no solo de las cosas que se perciben, sino también del bien, de lo justo y de lo bello.
Distintos pueblos tienen diferentes valores, leyes y normas morales, que a lo largo del tiempo se modifican en función de las circunstancias.
Los sofistas consideran que las normas morales no se fundamentan tanto en la naturaleza de las cosas cuanto en los acuerdos y convenciones sociales.
Platón, para quien el Bien es independiente de nuestras decisiones, de modo que nuestros actos serán buenos no porque así lo decidamos y acordemos nosotros, sino en la medida en que participen de la idea del
Bien, que es inmutable, universal y eterna.
La cuestión de si las normas morales son relativas o no ha generado gran discusión en distintos foros, pero con frecuencia se ha utilizado la palabra relativismo moral significando cosas diferentes.
1.2. LAS TEORÍAS ÉTICAS
Los seres humanos nos hacemos preguntas que tienen que ver también con nuestra dimensión moral: ¿cómo podemos conocer qué son el bien y la justicia?, ¿es posible establecer normas de conducta universales?
Este tipo de preguntas tienen un carácter filosófico y corresponden a la filosofía moral o ética.
Para justificar normas morales o aclarar el significado de determinados términos, tenemos que acudir a las teorías éticas. Incluso para dar respuesta a ciertas preguntas de carácter moral hay que responder previamente a determinadas preguntas de carácter filosófico:
Las doctrinas morales ofrecen guías de conducta a las personas que pertenecen a una sociedad, que puede ser incluso la sociedad universal de los seres humanos.
Las teorías éticas proporcionan un conjunto ordenado y sistemático de reflexiones cuya finalidad es clarificar los problemas que se nos plantean en nuestra vida, en cuanto seres morales, y justificar las respuestas que les damos.
Sin embargo, no existe una línea clara que separe el ámbito de la doctrina moral del ámbito de la teoría ética.
6.1. ¿QUÉ ES UN VALOR? (146)
Imagina que estás en tu habitación; echa un vistazo a lo que hay a tu alrededor: por ejemplo, un bolígrafo de propaganda, una medalla ganada en una competición deportiva, el teléfono móvil de última generación, una foto de un amigo y una escultura bellísima que te regalaron.
Valor sentimental
Necesitas el bolígrafo para realizar las tareas escolares, aunque podría ser sustituido por otro.Valor sentimental:
Aprecias la medalla y la foto de tu amigo o amigaValor económico
No te gustaría desprenderte de tu móvil por su utilidadValor estético
La escultura que tanto te gusta la aprecias por su valor.
El concepto de valor procede del ámbito de la economía: una casa es un bien porque tiene un valor estético, sentimental o económico.
Este concepto de valor es proyectado metafóricamente al terreno de la ética, constituyendo el eje central de la ética de los valores, que surge a comienzos del Siglo XX. Esta ética ha de dar respuesta especialmente a las siguientes preguntas: ¿cómo conocemos los valores?, ¿hay valores universales?, ¿son subjetivos?, ¿tiene valor algo porque lo apreciamos, o lo apreciamos porque tiene valor?