El Nacimiento de una Idea Revolucionaria: Contexto Histórico y Formación de Karl Marx
Karl Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris. Tras finalizar sus estudios de bachillerato en Tréveris, Marx se matriculó en la universidad, donde estudió Derecho, aunque su verdadero interés se centró en la historia y la filosofía. En 1841, completó sus estudios universitarios con una tesis sobre Las diferencias entre la filosofía de Demócrito y Epicuro. En esta época, sus ideas estaban influenciadas por el idealismo hegeliano. En Berlín, se unió al círculo de los «hegelianos de izquierda» (Strauss, Stirner, Feuerbach, entre otros), quienes buscaban extraer conclusiones ateas y revolucionarias de la filosofía de Hegel.
La vida de Marx transcurrió durante un período crucial de la historia, marcado por la consolidación del poder de la burguesía, que desplazó a la aristocracia y al absolutismo. La primera parte de su vida se desarrolló en el contexto de la Restauración, que buscaba restablecer los antiguos poderes. Paralelamente, la Revolución Industrial transformaba la economía y la sociedad, enriqueciendo a la burguesía, pero también intensificando la explotación de los trabajadores. Esta revolución demandaba abundantes materiales y nuevos mercados, impulsando el desarrollo de la política colonial. Se produjeron revoluciones burguesas liberales que reivindicaban derechos políticos y civiles, el control del Estado mediante elecciones censitarias, una economía basada en la ley de la oferta y la demanda, y la garantía de la propiedad privada, lo que condujo a una sociedad capitalista. En el ámbito cultural, el romanticismo, con figuras como Goethe, Delacroix, Schumann y Chopin, exaltaba la libertad, mientras que el realismo, representado por Millet, Stendhal, Dickens y Zola, denunciaba la penuria y la miseria. Marx cuestionaría el sistema político-económico capitalista debido a la pobreza de los trabajadores, la explotación colonial y la imposibilidad de lograr conquistas sociales en el Estado liberal.
Las Raíces del Pensamiento Marxista: Influencias Filosóficas y Económicas
La filosofía de Marx se nutrió de diversas fuentes:
- El idealismo hegeliano: con el concepto de alienación, la dialéctica de la realidad y de la historia. A través de la dialéctica, se establece un método que se divide en tesis, antítesis y síntesis. El idealismo hegeliano, a través de la izquierda hegeliana, donde destaca Feuerbach, afirma que Dios es una invención en la que proyectamos nuestras cualidades en grado supremo.
- El socialismo utópico francés: representado por las teorías de Owen, Saint-Simon y Fourier. Marx criticó este socialismo por no identificar las condiciones para la liberación del proletariado y por proponer sociedades idílicas.
- El anarquismo: cuyos principales pensadores fueron Proudhon y Bakunin. Aunque también buscaban una transformación social, los anarquistas rechazaban toda forma de poder, considerándolo fuente de corrupción. Su defensa de la libertad e independencia individual chocaba con las organizaciones establecidas por el comunismo, consideradas necesarias para reformar la sociedad. Estas diferencias se manifestaron en la I Internacional, donde el enfrentamiento entre Marx y Bakunin produjo la primera escisión dentro del movimiento obrero.
- La economía política clásica: otra fuente fundamental del pensamiento de Marx fueron las teorías de Adam Smith, Malthus, David Ricardo y Stuart Mill, quienes justificaban el capitalismo y las diferencias económicas entre burgueses y proletariado, interpretando las relaciones económicas como un orden natural.
La Vigencia del Pensamiento Marxista en el Siglo XXI
Con la caída del Muro de Berlín en 1989, se podría haber pensado que la profecía de Marx sobre el fin de la prehistoria, que vendría con el fin del modo de producción capitalista-burgués y la instauración de una sociedad socialista, había fracasado. El modo de producción burgués no solo no ha sucumbido a sus propias contradicciones, sino que parece gozar de mejor salud que nunca (con la globalización de la economía de mercado), y los regímenes comunistas que podrían haber servido como modelo alternativo se han extinguido o están en vías de extinción. Sin embargo, como Marx y Engels afirmaron en El manifiesto del partido comunista, la burguesía no solo ha engendrado las armas que le darán muerte, sino también a aquellos que las empuñarán: los obreros. Si bien las revoluciones comunistas no siempre han plasmado fielmente la teoría de Marx, si atendemos al aspecto más humanista de su filosofía, a su deseo de acabar con la explotación del hombre por el hombre, de superar la alienación característica de la sociedad capitalista, de clarificar racionalmente nuestra conciencia social y de despojarnos de las vendas ideológicas que nos impiden comprender la raíz histórica, material y económica de muchos de los males de nuestra sociedad, entonces no podemos negar la vigencia y actualidad de los planteamientos de Marx.
Siguiendo a Julio Quesada en su libro Otra historia de la filosofía, podemos afirmar que vivimos en un mundo globalizado técnicamente, pero sumergido en grandes desigualdades: un tercio de la humanidad vive en la abundancia, mientras el resto sobrevive en la miseria. La diferencia entre los países ricos y pobres crece cada año con más rapidez. El hambre, el trabajo infantil y la marginación de la mujer, que sigue cobrando menos por igual trabajo en muchas sociedades, son problemas persistentes de nuestros días.
Podríamos citar también la obra de pensadores contemporáneos, como Adolfo Sánchez Vázquez, quien en su libro El valor del socialismo, señala el papel emancipatorio de la filosofía marxista.