Karl Marx: Filosofía para la Transformación Social
Karl Marx concibe la filosofía como una herramienta para cambiar el mundo, siempre en relación con el derecho, la economía y la política. Su filosofía se comprometió con la liberación de la clase obrera frente a la sociedad burguesa, surgida durante la Revolución Industrial.
Materialismo Histórico y Dialéctica
El marxismo sostiene una concepción materialista de la realidad, considerando la naturaleza como lo único real. Esta realidad es dialéctica, ya que se transforma a partir de elementos contradictorios. Estos cambios se rigen por tres leyes:
- Ley de la unidad y oposición de contrarios (tesis)
- Ley del salto cualitativo (antítesis)
- Ley de la negación de la negación (síntesis)
Estas leyes se suceden como un ciclo que interviene en toda la historia. Para Marx, la historia está determinada por las relaciones económicas de producción, determinadas a su vez por los modos de producción. Las primeras son las relaciones entre el propietario de los medios de producción y los productores (proletariado). Los modos de producción son el conjunto de relaciones de producción y fuerzas productivas (fuerzas de trabajo, medios de producción y tecnología empleada) en un momento histórico determinado.
Marx relaciona los modos de producción con la infraestructura de una sociedad, sobre la que se asienta la superestructura, que es el reflejo de los intereses de la clase dominante para mantener su posición. Marx identifica diferentes etapas en la historia de la humanidad, según el modo de producción: sociedades primitivas, esclavistas, feudalistas y la actual sociedad capitalista. Esta última se basa en la posesión de los medios de producción en manos de una burguesía minoritaria y la explotación del proletariado. Siguiendo las leyes de la dialéctica, Marx predice el siguiente sistema económico y social: el comunismo. En su obra Manifiesto comunista, designa la lucha de clases como motor de cambio de la historia y, por tanto, también de la sociedad capitalista.
El Capital y la Plusvalía
En su obra de 1867, El capital, Marx analiza el mecanismo del capitalismo. El trabajador se ve obligado a vender su fuerza de trabajo a un capitalista que posee los medios de producción. El producto del trabajo es la mercancía, que tiene varios valores: valor de uso, valor de cambio real y valor de mercado. Este último determina el precio de la mercancía. El beneficio que obtiene el capitalista no se corresponde con el salario pagado a los trabajadores. Esa diferencia, que se apropia el dueño de los medios de producción en lugar del trabajador que genera el producto, es la plusvalía.
La Alienación
Marx afirma que para eliminar la injusta plusvalía, habría que colectivizar los medios de producción. Mientras tanto, el trabajador será tratado como una mercancía y se mantendrá alienado. Este concepto, introducido por Hegel y Feuerbach, consiste en la desposesión de algo que te pertenece. Hegel lo entiende como la desposesión del espíritu, y Feuerbach como la alienación religiosa. Marx distingue varias formas de alienación:
- La alienación económica: Es la fundamental, de la que derivan las demás. Comienza quitándole al hombre su esencia (capacidad de realizar un trabajo creativo), que lo diferencia de los animales. Este trabajo mecánico y repetitivo le hace sentirse como una mercancía. Al no tener ninguna relación con el fruto de su trabajo, se distancia aún más de sí mismo. Por tanto, Marx no considera el capitalismo como un sistema igualitario y justo.
- Alienación social y política: La alienación económica provoca la división de la sociedad en clases. Una de ellas, la dominante (y no la mayoría), queda representada por el Estado, que siempre garantizará sus intereses.
- Alienación religiosa: Marx toma este concepto de Feuerbach, pero lo considera fruto de la alienación económica y social. Plantea la religión como el opio del pueblo, porque promete al que sufre miserias un mundo mejor tras la muerte, evitando así la búsqueda de una transformación económica o social.
Todos los hombres son sujetos de la historia y dueños de su propio destino. Además, son seres sociales que necesitan vivir en una sociedad justa para ser buenos (Rousseau). En esta sociedad, solo el trabajo nos puede autorrealizar, en contraposición a la segunda Revolución Industrial.
El Camino al Comunismo
El capitalismo lleva en su lógica el propio germen que lo destruirá. Este se basa en la acumulación de riqueza en unos pocos, mientras que los que no tienen nada siguen aumentando, a lo que se suman las periódicas crisis. Tarde o temprano, el proletariado desarrollará conciencia de clase y se opondrá violentamente a la burguesía capitalista. Aquí Marx introduce la ética del compromiso, que declara que el hombre justo debe morir por el bien común. Este proceso revolucionario pasa por tres etapas:
- La primera será una etapa de transición, la dictadura del proletariado, en la cual el proletariado se apropia de los medios de producción.
- Le sigue una etapa de socialismo, en la que se abolirán las clases sociales y la propiedad privada.
- Por último, llegará el comunismo, que supondrá la realización del hombre y la igualdad. Al desaparecer las divisiones de clase, desaparece el motor de la historia, significando, por tanto, el final de la historia.