Nietzsche: Vida, Obra y Pensamiento Vitalista
Friedrich Nietzsche nació en Röcken, Prusia, en 1844. Considerado un filósofo de la sospecha, su obra se centra en la crítica a la cultura occidental, buscando sanar una civilización en decadencia. Su estilo literario se caracteriza por el uso de aforismos, riqueza metafórica, ausencia de tecnicismos y sentidos contrapuestos. Su corriente de pensamiento, el vitalismo, sitúa a La Vida como objeto central de la preocupación filosófica, postulando que la razón es opuesta a la vida.
El pensamiento de Nietzsche se divide en tres etapas evolutivas:
- Período romántico
- Período positivista
- Período crítico, del cual destacan obras como Así habló Zaratustra y Más allá del bien y del mal.
Influencia de Schopenhauer y la Voluntad de Poder
La influencia más significativa en Nietzsche fue Arthur Schopenhauer. De él adopta el concepto de Voluntad de Vivir, un principio universal que se manifiesta en voluntades individuales que luchan por la supervivencia. Schopenhauer, con una visión pesimista, argumenta que la Voluntad de Vivir, al ser insatisfecha, genera dolor y angustia. La liberación temporal del dolor se encuentra en la contemplación estética y el ascetismo, es decir, la negación de la Voluntad de Vivir.
Nietzsche transforma este concepto en Voluntad de Poder, otorgándole un sentido positivo. Propone la aceptación de la vida en todas sus facetas, incluyendo el dolor, y la autosuperación del individuo, rechazando así el pesimismo de Schopenhauer.
Lo Apolíneo y lo Dionisíaco: Origen de la Decadencia
Para Nietzsche, la realidad se compone de dos principios representados en la tragedia griega: lo apolíneo (Apolo, dios de la luz, el arte clásico, la armonía y el equilibrio), que simboliza la razón; y lo dionisíaco (Dioniso, dios del vino, la música, la poesía), que representa la voluntad irracional. Según Nietzsche, la decadencia de la cultura occidental comienza con Sócrates, quien establece la primacía de lo apolíneo sobre lo dionisíaco. Este error es perpetuado por Platón, el cristianismo y, finalmente, aceptado por toda la cultura occidental.
Crítica a la Cultura Occidental: Moral y Metafísica
Nietzsche realiza una crítica exhaustiva a la cultura occidental, calificándola de dogmática, decadente y enferma, donde la racionalidad ha suprimido la vida. Para desenmascarar este error, utiliza el método genealógico, que rastrea los orígenes de los conceptos fundamentales de la cultura occidental.
Crítica a la Moral
En La genealogía de la moral, Nietzsche aplica el método genealógico a los valores morales para revelar el origen de los prejuicios morales occidentales. Analiza los conceptos de «bueno» y «malo», descubriendo que inicialmente no tenían una connotación moral, sino que se referían a la posición social: «bueno» para los aristócratas y «malo» para los plebeyos. La transmutación de estos valores ocurre cuando los plebeyos, movidos por el resentimiento, redefinen moralmente estos términos.
Nietzsche distingue dos tipos de moral:
- Moral de los señores: Propia de la aristocracia, se caracteriza por la autoafirmación, la Voluntad de Poder y la creación de valores individuales.
- Moral de los esclavos: Propia del hombre común, surge de la incapacidad de alcanzar los valores de los señores. Se caracteriza por la resignación, la reacción y la negación de la vida mediante la represión de los impulsos. Esta moral, contraria a la naturaleza, ha prevalecido en Occidente.
Crítica a la Metafísica
Nietzsche considera que el error comienza con Sócrates y su énfasis en el pensamiento lógico y racional. Platón profundiza este error al devaluar el mundo sensible y crear la ilusión de un «mundo verdadero», separando la apariencia de la esencia. Para Nietzsche, la apariencia es la única realidad, y los conceptos metafísicos nos alejan de ella. El cristianismo, según Nietzsche, es un platonismo para el pueblo, que promueve la renuncia a la vida y sitúa el sentido de la existencia en un más allá.
Además del cristianismo y el platonismo, Nietzsche critica otros «dispensadores de sentido» como la razón, el progreso, la historia, el socialismo y la democracia, argumentando que todos ellos desvían la atención de la vida real y la Voluntad de Poder.