OPCIÓN B
Texto 1.
Así como no se juzga a un individuo por la idea que él tenga de sí mismo, tampoco se puede juzgar tal época de trastorno por la conciencia de sí misma; es preciso, por el contrario, explicar esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto que existe entre las fuerzas productoras sociales y las relaciones de producción.
Marx: Contribución a la crítica de la economía política. Prefacio.
1. Explicación del significado de los términos o expresiones subrayados en el texto elegido.
Para Marx lo que piensan los hombres es un producto de la sociedad en que viven, por ello, la
“conciencia” es un producto social; es la estructura básica, la económica, la que determina el
funcionamiento de una sociedad y las distintas maneras de pensar. Para este autor los contenidos
ideológicos de la conciencia (la moral, religión, política…) no tienen sustantividad propia, ni su
propia historia y desarrollo, ya que como se refleja en el texto, son un producto social. La
conciencia ideológica obtiene su obviedad, su “verdad”, al ser la adaptación del individuo a su
mundo y constituir la cohesión básica de la sociedad; por ello, es lógico pensar que esa
conciencia ideológica dominante será conservadora y falsificará la realidad siempre que la
realidad no se ajuste al modelo ideal, siempre que sea contradictoria e injusta.
Las “fuerzas productivas” son la capacidad de producción o de trabajo de los hombres con unos
medios y en un momento histórico determinado. Marx atribuyó una importancia decisiva a las
transformaciones en el desarrollo de las fuerzas productivas, de las que hacía depender en gran
medida los cambios en el orden de las relaciones de producción.
2. Exposición de la temática del texto elegido y su justificación desde la posición filosófica del
autor.
El texto es un fragmento de la Contribución a la crítica de la economía política, obra en la que,
junto a los Manuscritos de Economía y Filosofía, Marx critica la filosofía hegeliana. En las dos
obras confluyen la filosofía clásica (Hegel), los hallazgos científicos de los economistas ingleses
(D. Ricardo y A. Smith), y la utopía revolucionaria de los socialistas franceses (Fourier y SaintSimon entre otros).
En este texto Marx sintetiza su teoría de la sociedad y de la historia: el materialismo histórico.
Las ideas centrales del texto son, en primer lugar, que lo que piensan los hombres es un producto
de la sociedad en que viven (la conciencia es un producto social), ya que esa conciencia se
explica por la estructura básica (económica), por el conflicto entre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción.
Tal como se ha expuesto en la pregunta anterior, las fuerzas productivas son la capacidad de
producción de los hombres con unos medios y en un momento histórico determinado, mientras
que las relaciones de producción son las relaciones que se establecen entre ellos en la realización
de las actividades que aseguran la producción social de la vida según una determinada forma o
modo de producción. Estas relaciones están determinadas por el lugar que se ocupa en la división
social del trabajo y en el intercambio, distribución y apropiación del beneficio social. La desigual
distribución del trabajo y del beneficio (típica de las sociedades en las que existe la propiedad
privada de los medios de producción) implica la existencia de clases antagónicas y la lucha de
clases como fuente permanente de conflictos sociales y motor de la historia.
Para Marx, las relaciones de producción, como son la división del trabajo, las formas de
distribución y de intercambio de los bienes producidos, se concretan históricamente en las formas
jurídicas de la propiedad de la tierra y de los bienes productivos en general. Por esto, existe una
tensión dialéctica entre las fuerzas productivas, siempre crecientes, y las relaciones de
producción establecidas que, en un determinado momento se convierten en trabas.
Este antagonismo, este conflicto entre fuerzas productivas y relaciones de producción, tal como
se refleja en el texto, es el que crea las bases materiales para la revolución social, que transforma
también la superestructura ideológica, la conciencia. El conflicto estalla porque las fuerzas
productivas ya no encuentran el marco adecuado en esas relaciones de producción.Marx pensaba que el desarrollo del sistema capitalista de producción conduciría inevitablemente
a la superación de la sociedad burguesa y de la propiedad privada.
3. Descripción del contexto histórico, cultural y filosófico del texto elegido.
El contexto en el que se enmarca el texto es el de la segunda mitad del siglo XIX. Durante el
siglo XIX el capitalismo se consolida definitivamente como sistema económico dominante a
escala mundial. Con la revolución industrial se impone la burguesía: es la época del liberalismo,
que coincide con la independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa, y la crisis
definitiva del Antiguo Régimen. Es la época de las revoluciones burguesas, la revolución de 1820
se inicia en Alemania con un carácter político, social y económico con el objetivo de obligar al
Gobierno a conceder Constituciones a los diferentes Estados; la de 1830 se inicia en Francia y se
extiende rápidamente por toda Europa; en 1840 existen varios movimientos revolucionarios
motivados por el descontento político y la crisis económica, en Francia, Austria, Italia,
Alemania…; en 1860 la revolución aparece en España donde se destrona a Isabel II.
Al producirse la revolución de 1848, Marx es expulsado de Bruselas donde se le había permitido
la estancia sólo si se dedicaba a la filosofía. Siempre perseguido por la policía, pasa de París a
Berlín, Colonia y Viena, donde conoce la “Liga de los Justos”, que pasará después a ser la “Liga
de los Comunistas”. Expulsado definitivamente de Prusia en 1849, se establece en Londres donde
puede sobrevivir gracias a la desinteresada ayuda de una pensión mensual de Engels. En Londres
tomó contacto directo con la miseria y humillación de los trabajadores (jornada laboral de 14 o
más horas, trabajo de mujeres y niños en peores condiciones, sin vacaciones ni seguros de
enfermedad o accidentes, sin jubilación, el despido totalmente libre, etc). En 1866 se celebró el
Primer Congreso de la Internacional Socialista, animada por Marx. Al año siguiente aparece el
primer libro de “El Capital”.
La filosofía de esa época constituye en gran medida una reacción contra el sistema hegeliano, a la
vez que recoge muchos de sus análisis y planteamientos. La filosofía de Hegel hacía frente a
cuestiones y problemas de carácter religioso y político, pero la ambigüedad de su obra facilitó
que su filosofía pudiera ser interpretada como una consolidación y conservación de la religión y
de la teología, y como una justificación ideológica de un poder autoritario y un estado fascista; o
bien como una disolución y negación de la religión y de Dios, ofreciendo además el carácter
dialéctico de la realidad un “motor de transformación” del orden político y social dado. A la
muerte de Hegel sus discípulos e intérpretes de su obra siguieron uno de los dos caminos dando
lugar a las denominadas “derecha” e “izquierda” hegelianas. La izquierda hegeliana llevó a cabo
una crítica con la pretensión de innovar y reorientar la filosofía de otra manera. En la izquierda
hubo dos tendencias: una que atendió a la crítica de la religión y de la teología (Feuerbach,
Strauss, Bauer), y otra que inició la crítica política y teórica de la filosofía hegeliana (Marx).
Marx criticó el idealismo de Hegel y el materialismo de Feuerbach, pero su filosofía pretendía ser
más abierta y crítica: más un método de análisis que un sistema dogmático.
4. Relación del tema del texto elegido con otra posición filosófica y exposición razonada de su
visión personal del tema, valorando su actualidad.
El texto propuesto refleja algunos rasgos fundamentales de una de las más interesantes
aportaciones del pensamiento marxista: el materialismo histórico. En este sentido, hay que destacar el punto de vista material y económico que Marx adopta en la visión de la historia y de toda la producción humana. Tal como se refleja en el texto, para Marx la conciencia es un
producto social porque el hombre sólo puede pensar desde las circunstancias determinantes en
que vive; por ello, no son las ideas las que determinan la realidad social y política, sino las
condiciones reales las que determinan el pensamiento y la conciencia de una época. Una posición
filosófica totalmente opuesta es la de Descartes para el que la esencia humana está en el
pensamiento, en la conciencia.
Descartes desconfía de los datos de los sentidos y se inspira en el modo de proceder de la Física y
la Matemática; para él lo real se encuentra en el pensamiento. Con Descartes se invierte el
sentido tradicional aristotélico: el mundo es pura apariencia interpretada por la Física y las
Matemáticas, y el sujeto (razón) pasa a ser el centro de todo.
Descartes intenta llegar a los elementos más básicos por medio del análisis, y utiliza la duda
metódica para llegar a la primera verdad: el sujeto. Duda de la información de los sentidos, del
mundo exterior y de los propios razonamientos hasta llegar a la primera certeza: el sujeto
(“pienso, luego existo”): éste es el resultado de la duda metódica. El fundamento de todo está en
el sujeto entendido como pensamiento. Por tanto, el ser primero no está en los objetos, sino en el
sujeto que estructura. Para Descartes pensamiento y cuerpo son pensados como cosas distintas,
como sustancias o realidades diferentes, Descartes duda del cuerpo porque esa información
proviene de sus sentidos, en cambio no puede dudar del pensamiento que existe aunque no exista
el cuerpo. A la sustancia pensante la identifica con el alma que existe independientemente del
cuerpo; esta independencia del alma respecto del cuerpo es salvada y utilizada por Descartes para
defender la libertad del hombre.
El alma está en una esfera autónoma e independiente de la materia, ésta es una de las ideas
centrales de la filosofía cartesiana.
En cambio, para Marx el pensamiento no sólo no es la esencia del hombre, la realidad primera
que existe independientemente del cuerpo, sino que el pensamiento, la ideología, es un producto
de la sociedad en la que vive el hombre. Para Marx el sujeto de la historia es el hombre entendido
no como pensamiento, sino el hombre concreto, viviente, que intenta realizarse en su trabajo. El
trabajo es la actividad creadora del hombre y el hombre es fundamentalmente trabajo productivo,
trabajo creador, desarrolla su personalidad dominando la naturaleza mediante el trabajo. Esta
forma de entender el hombre está totalmente en contra de la concepción cartesiana.
El marxismo ha sido una de las corrientes de pensamiento de mayor influencia en la vida
económica, política, social y cultural de la historia contemporánea. Sin embargo, las grandes
transformaciones que se están produciendo desde la segunda mitad del siglo XX: desaparición de
la Unión Soviética, caída de los regímenes políticos de la Europa del Este, etc. han puesto de
nuevo de actualidad el marxismo pero esta vez desde una perspectiva de decadencia. Pese a esta
visión que relaciona la crisis de unas formas políticas con la crisis de una filosofía, es necesario
reconocer que la filosofía marxista sobrevive a esa crisis porque es algo más que una propuesta
política concreta. Marx hizo aportaciones valiosísimas para el estudio de la historia y de las ciencias sociales,
compartió con la mayor parte de sus contemporáneos la fascinación por la idea de progreso y la
creencia en la capacidad decisiva de la ciencia y la técnica, del desarrollo de las fuerzas
productivas en la emancipación de la humanidad.