El Método Cartesiano: Certeza, Duda y Verdad

1. El Método Cartesiano: Ideal Matemático de Certeza, Duda Metódica y Criterio de Verdad

1.1. El Método: Ideal Matemático de Certeza

En la primera parte del Discurso del Método, Descartes expresa insatisfacción con su formación, exceptuando las matemáticas. Considera las demás enseñanzas confusas, falsas y prejuiciosas. En la segunda parte, establece que la verdad no se obtiene acumulando ideas preconcebidas como verdaderas, ni la antigüedad o unanimidad garantizan la verdad. Para Descartes, la única garantía de verdad es el método, y solo encuentra verdad en las matemáticas, debido al método empleado. Inspirándose en la lógica, el análisis matemático antiguo y el álgebra moderna, busca corregir sus defectos. La idea de un método único es central en el sistema cartesiano. Las matemáticas no son un saber especial, sino que se distinguen por su método. Descartes afirma la unidad de la razón y, por tanto, del saber, lo que implica un único método para alcanzar la sabiduría. Defiende una ciencia unificada y universal, basada en la unidad de la razón y del método matemático.

1.2. La Duda Metódica

El objetivo de Descartes es encontrar verdades absolutas e indudables, evidentes, para fundamentar el conocimiento verdadero. Para ello, elabora un método que implica la crítica y eliminación de conocimientos previos que carecen de certeza absoluta. El primer paso es dudar de todo y rechazar lo dudoso. Esta duda metódica surge del primer precepto del método: no admitir nada como verdadero sin evidencia. No es una duda real, sino una herramienta para alcanzar la intuición de una idea clara, distinta y evidente. Descartes presenta tres motivos de duda:

  1. Duda sobre la fiabilidad de los sentidos: Los sentidos nos engañan a veces, por lo que su conocimiento es probable, no absolutamente verdadero. Lo probable es dudoso y no más creíble que lo falso.
  2. La dificultad de distinguir la vigilia del sueño: La dificultad para diferenciar sueño y vigilia sugiere que podríamos estar soñando y que nuestras percepciones son irreales. Esto cuestiona la existencia de las cosas y sus cualidades primarias, objeto de la física.
  3. La hipótesis del Genio Maligno: Descartes plantea la posibilidad de un genio maligno que nos hace creer que alcanzamos la verdad cuando nos equivocamos. Esta duda hiperbólica, aunque improbable, afecta incluso a las matemáticas.

Esta duda radical rechaza todo el conocimiento, pero es provisional.

2. La Formulación y Fundamentación del Criterio de Verdad

2.1. El Cogito: Primera Verdad y Criterio de Certeza

La duda metódica no lleva a Descartes al escepticismo, sino a la primera certeza: la existencia del sujeto pensante, «pienso, luego existo» (cogito, ergo sum). Esta verdad resiste cualquier duda, incluso la del genio maligno, pues dudar o ser engañado prueba su veracidad. El cogito es una verdad inmediata, intuitiva, que capta la relación necesaria entre pensar y ser. Es la primera verdad por ser intuitiva, clara y distinta, y por superar la duda metódica. Es el punto de partida para reconstruir la filosofía como ciencia. Descartes emerge de la duda con el conocimiento del yo como cosa pensante y sintiente.

El cogito es el modelo de toda verdad. El criterio de certeza (lo claro y distinto) debe ser fundamentado. La hipótesis del genio maligno aún es posible, por lo que se debe probar la existencia de un Dios bondadoso que elimine la posibilidad del engaño.

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