El Camino de Descartes hacia la Reconstrucción Filosófica
A principios del siglo XVII, René Descartes decidió emprender un camino que lo llevaría a reencauzar la filosofía de su época. Para ello, ideó un método, una especie de guía que cualquiera pudiese seguir para el estudio de la filosofía. Concretamente, el “enemigo” a batir por Descartes serían los escépticos, quienes opinaban que no se podía saber nada porque no se podía estar seguros de nada. Es decir, que nada podía ser infaliblemente cierto, puesto que siempre se podía dudar de su existencia. Descartes utiliza la duda para no verse influido por ninguna opinión ni prejuicio. Se limita a dudar de todo lo que sabe y conoce, y así encontrar una primera verdad sobre la cual construir toda su argumentación para demostrar la existencia de todas las cosas.
La Moral Provisional de Descartes
Puesto que no sabía ciertamente cuánto tiempo debería estar derribando verdades hasta llegar a esa primera afirmación indiscutible, Descartes ideó una moral provisional, una serie de cuatro máximas que seguiría mientras llevaba a cabo su proceso de duda metódica. Estas máximas eran:
- Obedecer las leyes y costumbres de mi país conservando con constancia la religión.
- Ser en mis acciones lo más firme y resuelto que pudiese.
- Vencerme a mí mismo antes que a la fortuna.
- Cultivar mi razón.
Las Reglas del Método Cartesiano
Descartes se dispuso a definir las reglas del método, aquellas normas a seguir para poner en duda cuánto antes había dado por verdadero, y llegar así a una primera verdad irrebatible. Este método estaba basado en el método matemático, concretamente en el seguido por los geómetras a la hora de realizar sus argumentaciones, y consistía, en primer lugar, en tomar como verdad sólo aquellas cosas cuya evidencia no nos dijera otra cosa. En este punto, distinguía que no todos somos capaces de llevar a cabo esta parte, puesto que unos, por precipitación, darían por cierta una cosa que realmente no lo es, y otros, por prevención, se mostrarían reticentes a aceptar una cosa por verdad aún a pesar de su evidencia. Además, queda establecido el criterio de claridad y distinción: sólo aquellas cosas evidentes, que además sean percibidas de forma clara y distinta, se tomarán como verdades. En segundo lugar, se nos presenta el análisis minucioso de los problemas, es decir, descomponer todos los enunciados en los más pequeños posibles, que serán percibidos de forma evidente, clara y distinta, para luego hacer una síntesis, es decir, unir todas estas verdades simples para volver a formar la compuesta, de la que ahora sí estaremos seguros de que es verdad. Por último, el cuarto paso a realizar es la enumeración, es decir, repasar todo el proceso seguido para estar seguros de que no se ha producido ningún error durante el proceso.
La Duda Metódica y el «Cogito Ergo Sum»
Determinado ya el método, Descartes se dispuso a dudar metódicamente de todo, a no aceptar nada como verdadero y a seguir el mismo camino que sus “enemigos” los escépticos. Descartes se dio cuenta de que mientras dudaba, pensaba, y que era necesario que él mismo existiera en tanto que pensaba, y esto lo percibía de una forma tan clara y distinta que no pudo sino admitir que si pensaba, existía: “Cogito ergo sum”. Una primera verdad tan clara y evidente que ni las más extrañas suposiciones de los escépticos podrían derribar.
La Fundamentación de la Filosofía Cartesiana
Y es precisamente a partir de esta primera verdad que Descartes fundamenta su filosofía. El cogito pasa a ser el cimiento de toda su posterior argumentación, a través de la cual demuestra la existencia de las ideas, que pueden ser adventicias, facticias o innatas según su origen, y la existencia de Dios a partir de ideas innatas como la de perfección o la de infinitud, que además se sustentará con la existencia de sí mismo. Es decir, Descartes se da cuenta de que es capaz de comprender las ideas de infinitud y de perfección, pero esas ideas no pueden provenir de él, que es un ser finito e imperfecto, por lo que tienen que provenir de un ser superior que sea perfecto e infinito, y ese ser no puede ser otro que Dios. Posteriormente, y siempre con la razón como herramienta, Descartes demuestra la existencia de todas las cosas a partir de la idea de Dios, y establece que el cuerpo humano es una unión de cuerpo y alma.
El Racionalismo Cartesiano
Por lo tanto, el método de Descartes utiliza la razón como herramienta. Se sirve de la razón para llevar a cabo el método y para deducir todas las partes de su filosofía. No en vano, Descartes fue el fundador del Racionalismo, que, contraponiéndose al Empirismo, que parte de la experiencia como criterio de verdad, se sirve únicamente de la razón para demostrar la realidad y la verdad de las cosas.