El Orbe Ideal
Fuera del ser real, someramente descrito en sus cuatro estratos, está el mundo del ser ideal, que comprende entidades de naturaleza especial, diferente y casi antagónica a la materia, la vida, la psique y el espíritu que integran la realidad temporal.
De pasada, y únicamente para justificar esta afirmación, nos referiremos al concepto como elemento con que se forman los juicios, sin olvidar que varios juicios relacionados adecuadamente integran un razonamiento.
Las relaciones, los conceptos, los números y las figuras geométricas permanecen inmutables y no sólo no cambian, sino que no pueden cambiar, porque, de suceder esto, dejarían de ser lo que son para adquirir un modo de ser diferente; devendrían en algo distinto. Si modificamos el 6, deja de ser seis para ser otra cifra.
Caracterización del Orbe Ideal
- Inespacialidad
- Intemporalidad
- Idealidad
Idealidad
Si la temporalidad es la determinación fundamental de los objetos reales, sumada a la espacialidad en gran parte de ellos, se concluye que los objetos fuera del tiempo y exentos de espacio necesariamente no pertenecen al ser real.
Esta forma de relación en que un ente implica la existencia de otro es radicalmente distinta a la trabazón de causa a efecto de algunos estratos de la realidad: sería absurdo pretender que el 3 ocasiona su raíz cuadrada 1.7321, en el mismo sentido que el calor licúa un metal.
Empero, frente al hombre afirman rotundamente su manera de ser, absolutamente independiente y rígida, al punto que no puede modificarlos ni en mínima parte como lo hace, ocasionalmente, con los objetos reales.
Conocimiento de los Objetos Ideales
La intuición es el conocimiento directo e inmediato de un objeto. El conocimiento discursivo nos da el objeto “como término de un razonamiento”. La madera ha sido el punto de partida, pero una vez desechada totalmente, nos queda un objeto ideal: el cinco, que puede aplicarse a cualesquier seres reales o ideales —frutas, bestias, astros, juicios, colaciones, etc.— y que deviene en una entidad matemática con existencia autónoma, sin obligada referencia a otros objetos, simplemente como el dígito 5, conocido y estudiado con los demás números.
Aunque los signos con que se representan los entes ideales son percibidos por los sentidos, no tienen otra misión que mentar, para quienes están al tanto de su significado, un contenido de naturaleza ideal: los rasgos 8 y VIII, a pesar de ser diferentes, expresan la misma cifra ocho, que es una idea inalterable en el tiempo y en el espacio.
Los objetos ideales no pueden ser convertidos en reales, porque sus atributos son enteramente opuestos: el 3 jamás será trasmutado en una substancia corpórea sometida al tiempo y arraigada en un lugar.
“Sobre el dato sensible, la razón puede tomar dos caminos: puede reunir datos contingentes, abstrayendo ciertas notas comunes y formando tipos empíricos… puede también, en ciertos casos, elevarse directamente a la intuición de ‘esencias’, de algo universal que se da en cada ejemplar individual (como cuando de la percepción de un color concreto nos remitimos a la esencia color, al color como momento universal)”. Conocemos mediante el pensamiento.
Si “conocer es aprehender teóricamente los objetos, sus modos y sus relaciones”, el conocimiento de algo material —una montaña, un animal— no es una captura física del objeto, sino un concebirlo mentalmente, un atraparlo en una red de ideas.
Pero se da el relevante caso de que el pensamiento no sólo puede servir para referirse a otros objetos, sino que él también puede ser objeto intencional de otros pensamientos.
En el pensamiento: “El Libertador venció en Junín”, su contenido, es decir, la victoria de Bolívar y su significación para los países sudamericanos, es un hecho propio de la historia, pero lo que resta, una vez expurgado de su connotación histórica, es objeto de la lógica, la cual dirá que es un juicio categórico y determinará sus elementos (concepto-sujeto, cópula y concepto-predicado).
Relación entre Objetos Reales e Ideales
Lógica Jurídica
Además de la lógica general que, en principio, abarca todos los géneros de pensamiento en sus formas universales, encontramos las lógicas especiales que estudian las formas y legalidades del pensamiento en cada una de las ciencias: lógica de las matemáticas, de la física, de la historia, etc.
Así, los atributos de verdad o falsedad de los juicios enunciativos no se avienen a las normas, es decir, a los juicios que imponen deberes o conceden derechos: el precepto “no difamar” prescribe un deber sin ser verdadero ni falso.
Además, en el juicio que expresa una norma jurídica, el concepto-sujeto necesariamente ha de corresponder a una persona jurídica, en razón de que la cópula exclusivamente a ella le atribuye los derechos y deberes contenidos en el predicado.