En este documento, trataremos la función de Dios en el sistema cartesiano. ¿Qué representa Dios en la filosofía de Descartes? ¿Cómo demuestra su existencia? Por otro lado, ¿cómo llega Descartes a responder las anteriores preguntas con su filosofía? Estas preguntas y otras más serán respondidas a continuación. Nuestro punto de partida será la formación académica de Descartes y lo que extrae de esta.
La Búsqueda de la Verdad y el Método Cartesiano
Descartes, desde que acabó su formación en letras, se interesó en distinguir entre aquello que era falso y lo que era verdadero. Para ello, realizó diversos viajes a lugares exóticos y con culturas diferentes que le sirvieron para extraer un razonamiento que sería clave dentro de su filosofía: no se puede creer firmemente nada de aquello de lo que nos han persuadido desde nuestra infancia. A raíz de este planteamiento, Descartes ideó un método basado en el matemático, con el cual conocer la verdad y convertir la filosofía en una ciencia universal y perfecta. Este método se fundamenta en cuatro preceptos orientados a discernir lo verdadero de lo falso, que están construidos en base a una verdad evidente. Por lo tanto, para poder ejecutar el método, Descartes debe encontrar una verdad indudable y evidente.
La Duda Metódica y el «Pienso, Luego Existo»
Para llegar a esta verdad, Descartes propone la duda metódica, que consiste en dudar de todos los conocimientos que posee. Primero, duda de los conocimientos de los sentidos, ya que estos nos engañan con, por ejemplo, ilusiones ópticas y, si nos engañan una vez, ¿por qué no pensar que nos engañan siempre? También duda de si vivimos o soñamos, ya que en los sueños vemos vívidamente cosas que luego no existen. Además, también duda de nuestra propia razón, ya que, al igual que los sentidos, esta también nos engaña a veces en operaciones sencillas. Por último, plantea la duda hiperbólica, es decir, dudar de todo, ya que podría darse el caso de que existiera un genio maligno que se dedicara a engañarnos y hacernos ver como verdaderas cosas falsas y viceversa. Como Descartes duda de todo, de lo único que no puede dudar es de que piensa. Luego, si piensa, existe. Esta verdad es indudable, clara y distinta. A partir de esta verdad, Descartes construye todo el saber desde la misma conciencia y no desde fuera de ella. Es decir, las ideas que tenemos en nuestra conciencia no se corresponden con la realidad, ya que recaen en nuestro pensamiento. En consecuencia, examina todas las ideas que el sujeto tiene para dar como válidas solo aquellas que, a imitación de la primera, sean claras y distintas.
Las Ideas Innatas y la Demostración de la Existencia de Dios
Descartes, examinando atentamente las ideas del pensamiento, encuentra tres tipos: las ideas adventicias, las facticias y las innatas.
- Adventicias: Son aquellas que proceden de cosas exteriores.
- Facticias: Son aquellas que construye el hombre.
- Innatas: Son aquellas que ni proceden de la experiencia exterior ni son una construcción del hombre, sino que están en él antes de toda experiencia, es decir, aquellas ideas que el hombre forma con independencia de la experiencia sensible.
Entre las ideas innatas está la idea de un ser perfecto e infinito, que es Dios. A partir de este planteamiento, Descartes fundamenta una demostración de la existencia de Dios. En primer lugar, afirma que si los hombres, que somos imperfectos y finitos, tenemos en nuestra conciencia la idea innata de lo infinito y perfecto, quiere decir que alguien ha puesto en el hombre dicha idea. Es más, quien ha puesto dicha idea en el hombre debe ser un ser infinito y perfecto, es decir, Dios. En segundo lugar, plantea que los hombres tenemos dentro de nosotros la idea de un ser perfecto que reúne todas las perfecciones y que es Dios. Este ser debe existir porque la propia existencia es una perfección y, por lo tanto, dicho ser la tiene que tener. Por último, afirma que si él mismo se hubiera creado, se habría dado todas las perfecciones que es capaz de concebir, pero como eso no ha sucedido, le ha debido crear un Ser que tiene todas las perfecciones y que es Dios. Además, Dios, al existir, es verdadero y veraz, y no le puede engañar. Por lo tanto, él le garantiza que la idea que piensa es cierta.
Conclusión: La Función de Dios en el Sistema Cartesiano
En conclusión, Descartes incluye a Dios en su sistema filosófico a partir de la existencia de una verdad evidente e indudable: «pienso, luego existo». Esta verdad le proporciona a Descartes basar su pensamiento desde la misma conciencia y dar como válidas aquellas ideas que, a imitación de la primera verdad, sean claras y distintas. En consecuencia, plantea su defensa a la existencia de Dios distinguiendo las diversas ideas del pensamiento entre adventicias, facticias e innatas. Estas últimas le brindan a Descartes una base sólida con la cual plantear sus tres argumentos básicos para defender la existencia de Dios.