El Pensamiento de Descartes: Contexto Histórico, Cultural y Filosófico

Contexto Histórico-Cultural y Filosófico

Descartes vivió su formación en la Francia católica de Richelieu, de Luis XIII, en plena Guerra de los Treinta Años; fue coetáneo de Cromwell, de Felipe IV y del Conde Duque de Olivares. Es la época del Barroco, un período cultural intermedio entre el Renacimiento, la Reforma, la Contrarreforma y la Ilustración, situado entre los siglos XVI y XVIII.

Políticamente, esta época se caracteriza por el afianzamiento de los Estados nacionales, gracias al cual los reyes recuperan el poder que había estado en manos de los señores feudales. El absolutismo se justifica desde una concepción pesimista de la naturaleza humana. El soberano concentra en sí mismo todos los poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Política y religión están íntimamente entrelazadas tras la Reforma protestante, que supuso la ruptura del monopolio de la Iglesia católica y la separación entre el poder civil y el eclesiástico. La Iglesia católica reacciona con la Contrarreforma, la celebración del Concilio de Trento y la fundación de la Compañía de Jesús. Esta mezcla de intereses políticos y religiosos dará lugar al enfrentamiento entre católicos y protestantes por la hegemonía de Alemania. El asesinato del rey francés Enrique IV, protestante que se convirtió al catolicismo, fue el detonante de la Guerra de los Treinta Años, en la que Descartes participó, primero en el bando protestante y, un año después, en el católico.

En lo social, asistimos al derrumbe definitivo de la sociedad estamental del Medievo, propia de una rudimentaria economía agraria, y a la consolidación de nuevas clases socioeconómicas: la burguesía financiera, artesanal y comercial, junto a los nuevos parias o desclasados, los aventureros y los cortesanos burócratas.

En lo moral, aparecen nuevos modelos de existencia: el cortesano, el caballero, el científico, el artista, el pícaro, el burgués, el príncipe, el mecenas. En lo científico, la imagen medieval del mundo se derrumba con la extensión imparable de la revolución heliocéntrica copernicana. Se pasa del geocentrismo al heliocentrismo, del mundo cerrado al universo infinito. Al mismo tiempo, se desencadena el conflicto de las interpretaciones metodológicas en busca de un progreso en el saber mundanamente útil. Descartes tiene ante sí distintos métodos: el aristotélico, el hermético, el empirista de Bacon, el matemático de Galileo.

Ante tal variedad y confusión, el estado de espíritu de la época queda embargado por la incertidumbre y la desconfianza, y teñido por el intimismo individualista y melancólico ante la inestabilidad y la fugacidad, que se refleja en el típico retorcimiento del arte barroco, cuya literatura se pregunta, perpleja e insegura, si no será toda la vida un sueño y el mundo un gran teatro (Calderón, Shakespeare).


Contexto Filosófico

En lo filosófico, Descartes está influido por tres tendencias:

a) La filosofía escolástica: la filosofía que se enseñaba en La Flèche era la de Aristóteles y su interpretación tomista. Descartes dialoga con esta visión y es influido por ella, de la cual toma el concepto de sustancia y su sistema incluye las tres nociones tradicionales de Dios, alma y mundo. Sin embargo, también se opone a ella porque se basa en la autoridad y la tradición, y está llena de disputas y palabrería con apariencia de verdad que lo sumergen en un mar de dudas. Descartes propone la autonomía de la razón frente a la autoridad de Aristóteles y el dogma cristiano, aportando un nuevo método (deductivo-matemático).

b) La ciencia nueva: frente a la física cualitativa de la escolástica, que explicaba los fenómenos del mundo mediante cualidades ocultas e inherentes a los cuerpos (el peso, el calor, el horror al vacío, etc.), imprecisables e inservibles para el dominio del mundo, ya desde el siglo XIV comienza (en Oxford y en París) un movimiento tendente a la matematización de esas cualidades, del que saldrá la física cuantitativa propia de la ciencia moderna. Solo este aspecto matematizable del mundo será considerado objetivo, y las demás cualidades, como meramente subjetivas. Descartes apoya y extiende estas teorías de la “nueva ciencia”, aportando sus propias contribuciones científicas (formulación del principio de inercia, etc.) y adhiriéndose al mecanicismo.

c) El escepticismo: para llevar a cabo su proyecto filosófico, Descartes tuvo también que hacer frente no solo a la escolástica, sino al escepticismo; no solo al vivido por él, provocado por la multitud de opiniones y disputas de los escolásticos, sino también al que dominaba en Europa a través de F. Sánchez, Michel de Montaigne y Pierre Charron. Descartes es el primero en advertir un motivo profundo de escepticismo incluso en la metafísica, pues su realismo y racionalismo no son sino postulados; por una parte, se considera que la realidad existe independiente del pensamiento (realismo); por otra, confía en que la razón expresa la estructura de esa realidad. Descartes capta la brecha que existe entre conciencia y realidad, entre certidumbre y verdad.

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