Nietzsche
Nietzsche es el filósofo que desenmascara las fuerzas vitales que se esconden tras los valores de la cultura occidental. Su crítica a la civilización occidental en todos sus ámbitos es quizás la más radical que se ha hecho nunca. Esta crítica denuncia que la razón es el resultado de la represión del instinto, una negación de la vida, y se expresa de una forma muy poco sistemática. Él se define como «filósofo a martillazos», ya que derriba todos los ídolos de la filosofía occidental al demostrar que están huecos. Su lenguaje, muy literario, con un uso continuo de la metáfora y el aforismo, hacen de él un autor sugerente e interesante. Nace en Röcken en 1844, en el seno de una familia protestante, educado en un ambiente religioso y con sensibilidad para la música. Estudió teología y filología clásica. En 1868 es nombrado catedrático de la Universidad de Basilea. Comienza su primera etapa. Tiene 3 periodos:
Periodo romántico
Su etapa como profesor en Basilea. Escribe El nacimiento de la tragedia, afirmación de la vida representada por la tragedia griega. En esta etapa escribe Consideraciones intempestivas, donde ataca los valores de su época y la cultura alemana.
Periodo positivista
Sus problemas de salud le obligan a abandonar su cátedra. Unos años después, escribe Humano, demasiado humano. Un libro para espíritus libres. Otras obras son El viajero y su sombra y La gaya ciencia.
Periodo crítico
Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie marca el cambio de etapa, donde se consolidan los temas de su filosofía: Voluntad de Poder, la muerte de Dios, el Eterno Retorno y el Superhombre. En las obras de esta etapa, Nietzsche desarrolla la crítica radical de la religión y de la filosofía y el concepto de transvaloración de valores: La genealogía de la moral, El anticristo. Maldición contra el cristianismo y Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es. Los aforismos y fragmentos que dejó se publican después con el título de La voluntad de poder.
Lo apolíneo y lo dionisíaco
La primera fórmula de su pensamiento aparece en El nacimiento de la tragedia. Los dos principios que forman la realidad (lo apolíneo y lo dionisíaco) aparecen representados en la tragedia griega: Dionisos, dios del vino y la embriaguez, de la música y la poesía, representa la vida, mientras que Apolo, dios del sol y de la luz, del arte clásico, de la armonía y el equilibrio, representa la razón. El querer dar un orden racional al mundo hizo triunfar al individuo teórico, apolíneo, sobre el individuo trágico o dionisíaco que había predominado en la etapa presocrática.
Crítica a la cultura occidental
Nietzsche hace una crítica a la cultura occidental en todos los ámbitos: moral, filosofía, lenguaje y ciencia. Según Nietzsche, es una cultura dogmática, enferma, en la que la racionalidad se ha impuesto sobre el instinto y la vida. La autosatisfacción de Occidente se basa en una ficción que Nietzsche se ha propuesto desenmascarar con el método genealógico, que consiste en rastrear los orígenes de los valores y los motivos que subyacen a ellos. La cuestión fundamental para Nietzsche es la de los valores. Se propone un análisis psicológico que quite la máscara a la moral de su época. Este análisis es una «filosofía a martillazos», destructora de valores, es la parte de la filosofía de Nietzsche que dice «no».
Crítica a la moral
En La genealogía de la moral aplica el método genealógico a los valores morales. La transmutación de valores se produce cuando los plebeyos se rebelan y se autodenominan «buenos», considerando «malos» a los nobles. Esta transmutación es obra del judaísmo y del cristianismo, que adoctrinan a la masa elogiando la debilidad y crean un resentimiento, que es una reacción de los débiles frente a unos valores que no pueden alcanzar. Cuando el resentimiento se vuelve creador de valores, entonces aparece la moral de los esclavos, que ha cambiado los valores de la moral de los señores.
La moral de los señores
Lo propio de los señores es la Voluntad de Poder, que crea jerarquías y desigualdades. Se trata de un impulso por el que la vida tiende a exteriorizar su fuerza, su poder. Para Nietzsche, la Voluntad de Poder tiene una dimensión individual como fuerza creadora de valores.
La moral de los esclavos
Es el resultado del resentimiento frente a los valores nobles, que ellos han variado. Lo propio de los espíritus débiles es la voluntad de igualdad: formar parte del rebaño y reducir todo a la mediocridad.
La moral de los esclavos ha triunfado en la cultura occidental: el rebaño ha impuesto su voluntad de igualdad y ha creado los valores de Occidente, una civilización enemiga de la vida. En el socialismo y la democracia, Nietzsche cree ver los mismos valores del cristianismo, aunque ya no se recurra a Dios.
Crítica a la metafísica
Toda la historia de la filosofía es la historia de un error. Ese error comienza con Sócrates, que impone el pensamiento lógico y racional, y se afianza con Platón, que crea un mundo suprasensible, estático y eterno en el que sitúa el bien en sí. Nietzsche interpreta este recurso como una negación de la vida. Incapaces de afrontar la vida, los espíritus débiles inventan lo que Nietzsche llama la «ilusión del mundo verdadero» y someten la realidad a las leyes lógicas y a los conceptos. La «filosofía a martillazos» cae sobre los conceptos de la metafísica con los que se ha pretendido separar la apariencia de la esencia. La apariencia es para Nietzsche lo único que existe, y los conceptos metafísicos nos alejan de la auténtica realidad.
Si Platón ha situado la realidad en un más allá suprasensible y ha considerado, en cambio, mundo aparente al único mundo verdadero, el cristianismo es un «platonismo para el pueblo»: justifica el sufrimiento y la muerte como resultado de una culpa y convierte en pecado todo lo que significa la vida.
Crítica al lenguaje y a la ciencia
El método genealógico mostrará que el lenguaje es una forma de expresar la experiencia vital del individuo. Ya que esta experiencia es variable, el hombre ha pretendido fijarla en un concepto que es una metáfora, ya que proporciona generalización, ilusión y apariencia.
Es preciso aceptar los límites del lenguaje, y Nietzsche es consciente de que solo dentro de esos límites es posible el pensamiento. Cuando la metáfora fijada en el concepto se hace común, aparece lo que llamamos «verdad»: el concepto, que asigna la misma metáfora a sensaciones parecidas por un proceso de abstracción, se generaliza mediante un pacto que nos permite domesticar el mundo, un pacto propio del espíritu gregario que teme enfrentarse a la diversidad y al caos de la realidad.
La historia de la filosofía es una historia de error filológico: confundir el lenguaje con la realidad, olvidar el carácter metafórico de este concepto. Esta teoría de la verdad como convención lleva a considerar como mentira lo que sale del pacto y queda fuera de la norma comúnmente aceptada. Nietzsche niega la existencia de valores absolutos y afirma un concepto pragmático de la verdad: para cada individuo es verdad lo que aumenta su voluntad de poder. Contra el mito de la ciencia positiva, Nietzsche asegura en Voluntad de Poder que no hay hechos, sino interpretaciones. El conocimiento posible es la perspectiva individual. Nietzsche defiende el perspectivismo, la pluralidad de interpretaciones, todas válidas. Para ello, Nietzsche usa la metáfora y el aforismo, intentando recuperar el valor metafórico de las palabras.
El diagnóstico: la muerte de Dios y el nihilismo
Nietzsche ha arrancado la máscara a la cultura occidental. Hay que anunciar ya la muerte de Dios, pero no solo del Dios cristiano, herido de muerte desde la modernidad, sino de todo lo que ha ocupado su lugar y ha tratado de someter a la vida, sea la razón, el Estado, el progreso o la ciencia: la expresión «Dios ha muerto» se refiere también a los valores morales y las grandes verdades que se fundamentaban en la divinidad y el mundo suprasensible. Al descubrir la muerte de Dios, el rebaño queda desconcertado y la consecuencia es el nihilismo (negación de valores) que, para Nietzsche, es el proceso que sigue la mente del hombre a partir de la muerte de Dios. Este concepto aparece con dos significados:
Nihilismo pasivo
Ante la destrucción de los valores tradicionales, fundados en Dios, la Voluntad de Poder se reduce: de la conciencia de la muerte de Dios y la negación de todos los valores, surge la angustia y la desorientación.
Nihilismo activo
Consiste en asumir la muerte de Dios y no esperar a que los viejos valores se derrumben, sino contribuir a su destrucción creando valores propios. Es el signo de la Voluntad de Poder que crea al mismo tiempo que destruye.
En Así habló Zaratustra (profeta persa escogido por Nietzsche para predicar una nueva filosofía que diera respuesta a la decadencia de la cultura occidental): el Superhombre y el Eterno Retorno
Es la parte positiva de la filosofía de Nietzsche: llegada del Superhombre y del Eterno Retorno.
El Superhombre
Zaratustra es el pregonero de la muerte de Dios, el que anuncia que estamos en el tiempo del «último hombre», aquel que ha visto cómo se hundían sus valores y ha caído en el nihilismo pasivo. Esta es la figura que corresponde al hombre de su tiempo. Ha de llegar el Superhombre, el hombre nuevo capaz de asumir la muerte de Dios y crear su propia moral. Este llevará a cabo la transvaloración de valores y lo hará recuperando la inocencia primitiva, situándose más allá de la moral. Para que el hombre sea el Superhombre, debe haber una transformación del espíritu:
Camello
Es el animal que se arrodilla para aceptar la carga del «tú debes», el hombre que se inclina ante Dios y la ley moral. Se transformará en un león.
León
Es el animal que niega aceptar la carga moral y los viejos valores. El león dice «yo quiero» y conquista su libertad. Pero el león no es capaz de crear sus propios valores. Para ello se debe convertir en niño.
Niño
El símbolo del «sí» a la vida, del hombre capaz de crear nuevos valores, de situarse fuera de la moral. Para el niño, Superhombre, la vida es creación y juego.
El Superhombre encarna los valores de la filosofía de Nietzsche: es la superación del hombre, un ser libre que desarrolla su voluntad de poder. Supone la desigualdad, el riesgo y el final de la moral cristiana del rebaño.
El Eterno Retorno
El Eterno Retorno tiene difícil interpretación, ya que Nietzsche lo plantea más como una sentencia expresada poéticamente que como una explicación. Una posible manera de entenderlo es como una intuición del tiempo contraria al sentido lineal de la cultura occidental. Nietzsche parece afirmar una concepción cíclica que supondría la eternidad del tiempo y la eternidad de todos los acontecimientos. Parece que Nietzsche se está refiriendo al tiempo como modo en el que el Superhombre interpreta el devenir. El Eterno Retorno es la máxima afirmación de la vida, del devenir sin finalidad, y la idea que se desprende es la necesidad de ser selectivo. Esta actitud requiere un amor fati (amor al destino). El Superhombre es el que asume y desea el Eterno Retorno de lo que libremente ha querido ser su Voluntad de Poder.