La Filosofía de Platón: Un Legado Imperecedero
La muerte de Sócrates influyó profundamente en Platón. Reflexiona sobre los factores que llevaron a esta situación y declara que solo una reforma radical de las estructuras políticas puede evitar el derrumbe del Estado. Salvo que el gobierno pase a manos de los filósofos, no acabarán los males del Estado y de los ciudadanos. Contra el relativismo y escepticismo que enseñaban los sofistas, Platón proclama la existencia de una **verdad única y absoluta**. La tarea esencial del filósofo será la educación de las personas que serán gobernantes, para que sean justos y estén capacitados para dirigir el Estado.
El pensamiento platónico, que se inició en el ámbito moral y político, recupera el interés por temas de la filosofía anterior, desde una perspectiva completamente nueva: el mundo de las cosas sensibles solo es conocido mediante otro mundo suprasensible, el **mundo de las formas o ideas**, donde se encuentran los modelos de los objetos físicos. La naturaleza se explica por una segunda realidad, absoluta, verdadera y universal.
Vida y Obra de Platón
Platón (427 – 347 a.C.) nació en Atenas. Su iniciación en la filosofía fue con Cratilo, quien enseñaba el constante fluir de las cosas. Platón viaja al sur de Italia y Sicilia, donde se familiariza con las ideas más importantes de la mística órfica y de la filosofía pitagórica. En Siracusa, intenta influir, sin éxito, en el gobierno de la ciudad. Nuevamente en Atenas, funda la **Academia**, calificada como la primera universidad. Su nombre proviene de un antiguo santuario dedicado al héroe mitológico Academo. Un grupo de ilustres impartían materias tan diversas como matemáticas, astronomía, teoría política o filosofía. La organización de las actividades se basaba en el modelo comunitario pitagórico, pero la finalidad era fundamentalmente política: formar nuevos gobernantes.
Emprende un segundo viaje a Siracusa para influir sobre el nuevo gobernante, Dionisio II. Tampoco tuvo ningún éxito. De regreso a Atenas, Platón, ocupado en la dirección de la Academia y en la redacción de sus obras, es llamado de nuevo a Siracusa. Este tercer viaje fue un completo fracaso. De regreso a Atenas, se dedica a la redacción de sus últimas obras. Muere a los 80 años.
La influencia de la obra de Platón es muy grande. Platón es el primer filósofo del que se conservan obras enteras y en un número considerable. El conocimiento de este pensador es mucho más profundo que el que hay de sus antecesores. Escribió durante más de 50 años y su pensamiento fue evolucionando constantemente.
Su treintena de Diálogos se presentan en tres bloques de tres períodos sucesivos:
- Primer período o de juventud: cuestiones morales e investigación de definiciones.
- Período medio o de madurez: interés por problemas metafísicos y epistemológicos.
- Último período o de vejez: autocrítica de su doctrina.
La Teoría de las Ideas: El Núcleo del Pensamiento Platónico
La **teoría de las ideas** sobre la realidad y el conocimiento impregna todo su pensamiento. Pretende explicar qué clase de cosas existen verdaderamente, por qué son como son y cómo podemos conocerlas. El conocimiento debe alcanzarse a través de la **razón**, no de los sentidos. Según su criterio, las cosas no son neutras. Hay que conocer la realidad y no la opinión de la gente. El concepto preexiste al individuo, el concepto existe por sí mismo, los conceptos forman parte de la realidad.
Platón es **dualista**, postula la existencia de dos mundos: el **mundo sensible**, el mundo de la apariencia, formado por cuerpos materiales y sometido a un continuo proceso de cambio, la fluencia del mundo de Heráclito; y otro ámbito eterno e inmutable, el **mundo de la auténtica realidad**, el **mundo inteligible** de las ideas o formas puras, incontaminadas por la materia, el ser de Parménides, del que el mundo sensible es una copia imperfecta.
El dualismo es el aspecto más genuino del pensamiento platónico, presente en otros aspectos. Las cosas sensibles tienen una relación de **participación** con las formas correspondientes. Se manifiestan o están presentes en una gran diversidad de cosas. Hay que entenderlo en un sentido trascendente: las ideas se manifiestan en las cosas como un modelo se manifiesta en su copia. Existe un concepto parecido. La forma es el modelo ideal que las cosas sensibles imitan o reproducen imperfectamente. Las ideas ocupan un nivel trascendente al mundo sensible, las ideas son la finalidad, el objetivo, la razón de ser de las cosas materiales. Las ideas son las causas finales de las acciones humanas y de los acontecimientos del mundo natural. En el mundo animal y vegetal, y en la naturaleza inanimada, hay una apetencia, un deseo inconsciente de imitar las formas.
El Mundo Inteligible y la Idea del Bien
En el mundo inteligible, la **idea del Bien** es la causa final del Universo y la fuente del conocimiento. Se compara la idea del Bien con el sol. La relación entre el sol y el mundo visible es análoga a la relación entre la idea del Bien y el mundo inteligible: la idea del Bien no solo es la causa del conocimiento de las ideas, sino también de su ser. La idea de Bien, llamada también de Belleza, es la idea que ilumina tanto el mundo sensible como el mismo mundo de las ideas o esencias y representa la última finalidad, la razón de ser de todo lo que existe. La idea de Bien es la que permite entender por qué las cosas son como son, ya que siempre son de la mejor manera posible.
La realidad es buena porque aspira a ser como la idea de Bien. La idea del Bien no tiene un poder creador del Universo, no se asocia a un Dios que ha engendrado el Universo, pero le da sentido y una finalidad última.
El Conocimiento como Reminiscencia
El conocimiento verdadero es el conocimiento de las ideas, pero estas no están en el mundo sensible. Esto plantea inmediatamente el problema de cómo es posible tener conocimiento. La explicación es que el alma ya poseía el conocimiento, pero de forma inconsciente; el alma, en una existencia anterior a la vida, ha contemplado las formas. Al encarnarse, olvida: la visión de los objetos materiales hace que despierte el recuerdo de las formas. El **conocimiento es reminiscencia**.
Este tipo de conocimiento, el conocimiento de las formas, no es el único tipo. Hay dos clases de conocimiento y dos tipos de objetos conocidos. El **saber o ciencia** tiene por objeto el mundo inteligible de las ideas; la **creencia u opinión** tiene por objeto el mundo sensible de los objetos físicos. El grado de verdad del conocimiento es proporcional a la realidad del ser conocido. El ser más perfecto, la idea o forma, es el ser más cognoscible; lo que no es, el no-ser, no es cognoscible en absoluto. Entre el ser y el no ser está la realidad, lo que es pero que nunca es idéntico a sí mismo porque cambia constantemente. Esta realidad no es susceptible de verdadero conocimiento, pero sí de creencia, opinión o juicio.
La Metáfora de la Línea y los Grados del Conocimiento
La **metáfora de la línea** permite visualizar la teoría del conocimiento. Los diferentes grados de conocimiento se corresponden con los diferentes grados de ser. Cuanto más real es el objeto, más exacto es el conocimiento.
La línea se divide en dos segmentos desiguales: el primero, más largo, representa el verdadero conocimiento del mundo inteligible; el segundo, la opinión sobre el mundo sensible. Cada segmento se divide a su vez en dos partes. En el mundo inteligible, un segmento representa las ideas puras y el otro los objetos matemáticos. En el mundo sensible, uno representa los cuerpos materiales y el otro, el nivel de las sombras o imágenes de los materiales. La relación entre los originales y las copias es la misma que la relación entre el mundo inteligible íntegro y el mundo sensible: las cosas inteligibles, eternas y constantes, son objeto de verdadero conocimiento; lo sensible, mutable y creado, es objeto de creencia.
A cada una de estas partes le corresponde una facultad diferente del alma. Hay cuatro grados de conocimiento. En los niveles inferiores, la conjetura y la creencia; en el nivel del conocimiento racional, el conocimiento discursivo y la inteligencia, la ciencia pura o conocimiento dialéctico. Este último tipo contempla las ideas y analiza su contenido conceptual. La **dialéctica** es la ciencia suprema que los filósofos son entrenados para practicar.
El conocimiento discursivo o matemático parte de hipótesis, la razón discursiva extrae las conclusiones posibles. Las matemáticas no se alejan del mundo sensible. El recuerdo nostálgico aparece cuando vemos objetos que se parecen a las ideas puras. Ese conocimiento despierta la nostalgia e impulsa al alma hacia lo bello, lo justo y lo bueno, se eleva y permite imitar la imagen primigenia. Este es el **amor platónico**: el anhelo del alma hacia lo eterno, ideal y perfecto; la aspiración del auténtico filósofo hacia el conocimiento verdadero y esencial.
El Alma y su Inmortalidad
La concepción del alma está conectada con la teoría de las ideas. El alma tiene un origen divino. Con la muerte del cuerpo llega la liberación del alma. El alma es inmortal: las pruebas de la inmortalidad del alma transmiten la fuerte impresión de que Platón creía en ella.
La psicología platónica divide la *psyché* en tres funciones: **razón, voluntad y deseos corporales**. Esta partición del alma es un reconocimiento de los conflictos intrapsíquicos, de las luchas de fuerzas contrarias que operan en el interior del individuo. El alma está dividida en tres partes: **racional**, con la función de conocer; **irascible**, la voluntad; **concupiscible**, relacionada con los deseos corporales. Paradójicamente, a cada parte del alma le corresponde un lugar en el cuerpo: la racional, inmortal, es la jefa; la irascible, noble, se sitúa en el tórax, donde está el corazón como órgano principal; la concupiscible, en el vientre, donde residen los deseos más bajos. Poéticamente, se compara con un carro guiado por un auriga que gobierna dos caballos, uno bueno y otro indómito.
La psicología está subordinada a la ética y a la política. Es importante que la parte racional del alma gobierne y domine las otras dos partes, ya que se considera divina e inmortal la parte racional del alma.
El Dualismo Antropológico y el Mito de la Caverna
Reaparece el **dualismo antropológico**: el ser humano está formado por dos componentes diferentes, la razón, emparentada con la divinidad e inmortal; y otro, formado por la voluntad y los apetitos físicos, relacionado con el cuerpo. Las directrices de la unión del cuerpo y el alma son una unión accidental y temporal.
El **mito de la caverna** compara la naturaleza humana con la condición de unos prisioneros en una caverna. En una profunda caverna, en el fondo, hay unos prisioneros atados que no pueden ver; solo ven sombras. Más arriba hay un camino y, más arriba aún, un gran fuego que proyecta imágenes. Pensarán que las sombras y las voces son la realidad. Un prisionero consigue librarse e inicia el camino hacia el exterior. La ascensión es ardua. En el exterior, queda deslumbrado por la luz. Primero podría mirar las sombras o los reflejos en el agua, después directamente a las cosas y al sol. El sol es la causa de los cambios en el mundo visible.
Significado del mito: se puede asociar el mundo que aparece con la vivienda-prisión y la luz del fuego con la energía del sol. Si comparas la subida y la contemplación de los objetos con el ascenso del alma al mundo inteligible, no te desviarás de mi conjetura. En el mundo inteligible, la última idea es la del Bien percibida; se puede concluir que es la causa de todo. En el mundo visible engendra la luz y a su soberano; en el mundo inteligible, ella es la soberana y proveedora de la verdad y la inteligencia. Se compara la idea del Bien con el sol: el sol causa la visión de las cosas, el Bien causa la comprensión e inteligibilidad de las ideas. El universo es el resultado de tres elementos: el artífice (que construye el mundo con una materia caótica), el modelo y la materia eterna.