El Pragmatismo de Rorty
Rorty no se considera ni relativista, ya que posee criterios que se redefinen constantemente, ni escéptico, pues toma decisiones. Su postura se cataloga como pragmatista: pensamos porque tenemos problemas. Habla de un realismo de las prácticas, entendidas como relaciones con los otros (yo – otros yos – otras cosas, un triángulo inseparable). Rechaza la metafísica, sobre todo el esencialismo, y entiende el conocimiento atado a una función, a la resolución de problemas.
Ética y Sociedad en Rorty
Utilitarismo y Comunidad
Rorty se desmarca del utilitarismo clásico, sustituyendo placer/dolor por orgullo/humillación. Estos conceptos son culturales y sociales, ya que cada pueblo tiene motivos para sentirlos, siendo así universales y útiles para la solidaridad. A diferencia de los utilitaristas, Rorty no busca una universalidad normativa. Discrepa del comunitarismo por su apertura a la multiculturalidad, la imaginación y la creatividad, frente a la tradición, conservadurismo y cerrazón comunitarista.
Muerte de la Moralidad y Consenso
Rorty proclama: «Tenemos que matar a Dios», siendo este Dios de la ética Kant. Aboga por la muerte de la moralidad normativa, violenta y coactiva. Para él, todo es relacional. Abdica de la búsqueda de la verdad universal, sustituyéndola por el consenso y el acuerdo. Lo justo/injusto se transforma en inclusión/exclusión. El irónico liberal pragmatista busca ampliar la comunidad, el «nosotros», no mediante la universalidad, sino mediante la confianza y la persuasión, convirtiendo la democracia en un vocabulario último.
Imaginación, Solidaridad y Subjetividad
La imaginación creativa es el motor de la historia y requiere una situación previa de democracia. Rorty se aleja del conservadurismo, la necesidad y la seriedad, aplicando «ironía, contingencia y solidaridad». La subjetividad se impone sobre la objetividad, y el consenso sobre la verdad absoluta. La solidaridad es afectiva, cultural y relacional, similar a Hume en su aspecto biológico e histórico, pero diferenciándose en que Hume es estático.
De la Naturaleza Humana a la Concatenación de Deseos
Para Rorty, la diferencia entre animal y hombre es de grado. Somos mamíferos sociales y relacionales. Supera la dicotomía naturaleza/cultura, pero no la historicidad. Sustituye el concepto de naturaleza humana por una concatenación de deseos, y la racionalidad por la imaginación y la memoria.
Democracia y Civismo
Rorty propone una ética de civismo basada en la creación de horizontes compartidos de convivencia. Configura una democracia liberal de convivencia pacífica donde predomina el «sentido común», con convicciones consolidadas por la preferencia. La democracia liberal no es una preferencia en sí misma; no se puede escoger o no escoger. Habla de la primacía de la democrosofia o verdad hermenéutica. La preferencia implica escoger una opción o no escoger, y estas preferencias son estéticas. Rorty propone un equilibrio reflexivo, poniendo entre paréntesis las convicciones personales y abogando por el sentido común como convicciones, convenciones y convencionadas por costumbre, hábito y utilidad no fundamentada. Se sustituye así el yo trascendental e histórico kantiano. Acepta el fundamentalismo religioso siempre que sea privado y no influya en el ámbito público.
Pragmatismo y Derechos Humanos
Pragmatismo vs. Pragmatismo Trascendental
El pragmatismo defiende el consenso y el acuerdo en democracia liberal, mientras que el pragmatismo trascendental se centra en las condiciones de posibilidad del acuerdo. La disputa entre ambos radica en la contundencia.
Derechos Humanos: Fundamentación y Utilidad
Rorty considera que los derechos humanos no tienen fundamentación y que es una pérdida de tiempo tratar de fundamentarlos. Valora la crítica de que son un «buen producto occidental». No le gusta su carácter de universalización en el fundamento, pero sí la universalización como punto de llegada, si funciona. Son defendibles si su práctica es validada; si no funcionan, deben erradicarse.