La Filosofía de San Agustín
La Fe y la Razón
El empeño de San Agustín (SA) en construir una síntesis integradora entre el neoplatonismo y la religión cristiana se lleva a cabo de acuerdo con su forma de entender las relaciones entre la fe cristiana y la razón, representada por el legado científico y filosófico de los griegos. Su punto de partida es la indistinción entre los dominios de la razón y la fe, de forma que la filosofía y el cristianismo conforman una unidad indistinta, que es la sabiduría cristiana o filosofía cristiana. Y de ahí que se entremezclen los contenidos racionales con los de la fe.
El conocimiento de la verdad pertenece a la sabiduría, en el sentido de que esta requiere el conocimiento de la verdad y en que la sabiduría, a su vez, es necesaria para la felicidad. SA destacó el hecho de que el conocimiento de la verdad ha de buscarse porque aporta la verdadera felicidad. Sólo el sabio es feliz, pero requiere el conocimiento de la verdad.
1. La Posibilidad del Conocimiento de la Verdad
La cuestión es si podemos conocer la verdad con certeza. No dejó de luchar por encontrarla, consiguió salir de la duda y establecer la existencia de la verdad y la posibilidad de conocerla. En su escrito Contra los académicos emprende una refutación del escepticismo y prueba que los humanos podemos conocer múltiples verdades. El esceptismo se autorrefuta, pues la misma duda escéptica revela que podemos conocer la verdad. Todo el que duda sabe que duda, con lo cual, su misma capacidad para dudar debe convencerle de que hay una cosa como la verdad.
Estamos ciertos de verdades lógicas, de las verdades matemáticas, de verdades psicológicas, como los hechos de conciencia inmediatamente experimentados, de cuya impresión subjetiva tengo certeza absoluta.
Estas verdades, o bien son formales o abstractas, por lo que cabe plantear la duda de si hemos de limitarnos a un conocimiento así, o bien cabe un conocimiento de verdades atinentes a objetos reales, pues un hombre está al menos cierto de su existencia que se revela en la actitud del propio hombre que piensa.
Contra este argumento se estrella la objeción escéptica de que uno podría engañarse al pensar que existe, porque si no existes no puedes engañarte en nada. De este modo, con el principio del cogito agustiniano, SA anticipa el cogito cartesiano.
2. Explicación de la Posibilidad del Conocimiento
Así pues, existen muchas verdades de diversos órdenes de las que tenemos plena certeza, pero esto no deja satisfecho a SA. Hasta aquí deja clara la cuestión de la posibilidad del conocimiento; el conocimiento es posible, pues de hecho conocemos múltiples verdades. Aun así, queda resolver, supuesto que conocemos verdades, cómo es posible que las conozcamos con certeza. Es decir, en palabras de SA, cómo es posible que la mente, que es finita y mutable, pueda obtener un conocimiento de verdades eternas e inmutables que gobiernan la mente y la trasciendan. SA encuentra la solución en la teología.
La Teología
La explicación de cómo es posible que la mente humana, finita y mutable, pueda alcanzar un conocimiento de verdades eternas reside en la acción de Dios, cuya existencia como la verdad por la cual son verdades todas las cosas verdaderas establece a través de la llamada prueba por las verdades eternas, que es la prueba central de la existencia de Dios de SA. Su punto de partida es que el hombre conoce verdades necesarias e inmutables. Sí mismo, al ser su mente mutable y verdades inmutables, estas no están al alcance de su capacidad. Luego la existencia de Dios como la verdad externa e inmutable por la cual son verdaderas las cosas verdaderas y conocemos las verdades ternas e inmutables que son participadas respecto de Dios en tanto la Verdad misma. La doctrina de la iluminación se basa en que Dios ilumina la mente humana haciéndole ver las características de eternidad e inmutabilidad de las verdades conocidas.
- En el conocimiento de la naturaleza de Dios, la teología agustiniana está muy influida por la teología negativa, heredada del neoplatonismo. A Dios sólo lo podemos conocer negativamente, lo que les llevó a hablar de la divinidad como una realidad incomprensible e infalible. SA prefiere la vía negativa: a Dios se le conoce mejor negando en él las propiedades de las cosas que afirmando en él algo positivo.
Vía positiva: lo que Dios es. Vía negativa: lo que Dios no es. Agustín prefiere la vía negativa.
La Cosmología
- La libertad creadora de Dios a partir de la nada
Gracias al concepto cristiano de creación puso las bases de una cosmología creacionista superadora del panteísmo neoplatónico, según la cual el mundo ha sido creado libremente por Dios de la nada, sin materia alguna preexistente. El creacionismo expresa a la vez la supremacía total de Dios, su omnipotencia y libertad absoluta, y la contingencia del mundo creado, totalmente independiente de Dios y que podría haber sido distinto de cómo es si así lo hubiese querido.
- La racionalidad creadora de Dios: Si bien la creación es libre, es un acto racional y el mundo inteligible, ya que Dios crea el mundo de acuerdo con las ideas ejemplares contenidas en la mente divina, que son formas arquetípicas eternas e inmutables de las cosas creadas, de forma que el mundo creado es un reflejo de tales Ideas Divinas ejemplares. Esta doctrina, el ejemplarismo, es otro ejemplo de la poderosa influencia ejercida en su obra por el neoplatonismo.
- El carácter temporal de la cosmología agustiniana: Que el universo había sido creado por Dios se entendía generalmente en el sentido de que el universo tenía un comienzo temporal y de que había existido sólo durante un periodo de tiempo finito. SA respaldó estas ideas y sostuvo en las Confesiones que el tiempo no es previo a la creación del mundo, sino que este ha sido creado a la vez que el tiempo o con el tiempo, pues el tiempo es propiedad de las cosas mudables creadas y por tanto no existía antes que ellas, sino que con ellas fue creado. Además, esta vinculación entre la idea de universo creado y de finitud temporal fomentó algunos ensayos de datar la edad absoluta del universo.
- El enfoque dinámico o procesual de la cosmología
Introduce una perspectiva dinámica o procesual en la creación divina del mundo, en el sentido de que este no nace acabado como resultado de un acto divino de creación instantáneo, sino que el universo viene a ser el término final de una acción creadora procesual que se despliega en el tiempo. Tal es lo que viene a significar su idea de las razones seminales. De acuerdo con esto, Dios inicialmente crea las razones seminales de todas las cosas, que luego, en virtud de sus propias leyes, se van desarrollando en el tiempo hasta configurarse el mundo como cosmos en su forma acabada.
No debe confundirse esta concepción con el evolucionismo moderno ni como una anticipación del mismo, pues en SA no se transforman unas especies en otras a partir de unas primitivas formas de vida, sino que Dios pone los gérmenes de las diferentes especies de seres vivos, creadas incompleta e imperfectamente, pero su proceso de desarrollo concluye con ellas mismas, que no continúan desarrollándose para dar lugar a especies nuevas.
La Filosofía Antropológica
- La idea de hombre: dualismo platónico.
La idea del hombre es la del dualismo platónico. El hombre es un compuesto de alma y cuerpo, los cuales no son partes sustanciales, que se complementan como forma y materia del mismo, como había enseñado Aristóteles, sino sustancias completas. No obstante, da tal primacía al alma sobre el cuerpo que el hombre propiamente no es la unión del cuerpo y el alma, sino el alma, y de ahí su definición del hombre como “alma racional destinada a regir el cuerpo”, el cual no tiene acción alguna sobre el alma, pues el alma, al ser superior al cuerpo, siendo como simple, espiritual e inmortal, no puede sufrir la acción de este, al que sin embargo el alma anima y rige.
- Inmortalidad del alma
La filosofía antropológica agustiniana es la inmortalidad del alma. Primero de los contrarios de Fedón, según la cual el alma participa de la vida, y por tanto, como el ser que el alma recibe de este principio es precisamente la vida, el alma no puede morir. El argumento era insatisfactorio, porque implica que también el alma de los animales es inmortal, puesto que igualmente esta es un principio de vida, que participa de la Vida o Principio divinos, por lo que el argumento prueba demasiado.
Segundo, otro argumento indestructible según el cual el alma tiene que ser indestructible, porque es capaz de aprehender verdades ternas e indestructibles, inferencia que depende del supuesto tácito de que el alma tiene que ser afín al objeto conocido.
- Origen del alma
Niega su preexistencia. Tampoco admite el emanatismo. Defendió al creacionismo, pues afirmó claramente que el alma fue creada por Dios, pero no tuvo tan clara la cuestión del preciso momento y modo de ese origen, lo que le indujo a dudar entre dos tipos de soluciones creacionistas a este problema: El creacionismo que sostiene que Dios originalmente sólo creó el alma de Adán, de forma que las demás almas proceden del alma de Adán por generación, al igual que su cuerpo. A esta doctrina se la llama generacionismo.
- Libertad del hombre
La libertad del hombre como la libertad de elección o libre albedrío, posibilidad de elección entre el bien y el mal. La voluntad es libre de elegir el bien, que por excelencia es Dios, de volverse al bien inmutable, base de la felicidad humana, o de apartarse de este Bien inmutable y adherirse a los bienes mutables, ya sea los bienes del alma o del cuerpo, por sí mismos por referencia a Dios.
- La libertad en un contexto teológico.
Sin embargo, una vez afirmada la libertad humana de forma tan rotunda en el terreno de la filosofía, su existencia queda amenazada en el terreno de la teología dogmática por una doble afirmación agustiniana: la de la corrupción de la naturaleza humana, por causa del pecado original, al cual corrupción invenciblemente lo inclina al mal y por tanto el hombre no es libre para hacer el bien, y la afirmación de la necesidad de la gracia divina, sin la cual el hombre no puede hacer por sí solo el bien, sino que necesita del auxilio de Dios, sobrevenido por la redención de Cristo mediante su sacrificio en la Cruz para la salvación del hombre, para poder hacer el bien. Esta doctrina teológica ejerció una enorme influencia; SA afrontó su larga polémica contra el pelagianismo.
- Naturaleza y origen del mal: Suponía un grave reto, el reto del mal. Escribió en las Confesiones, la realidad del mal es incompatible con la existencia de Dios como un ser a la vez omnipotente e infinitamente bueno, de modo que la razón se ve obligada a elegir entre un Dios infinitamente bueno pero no omnipotente, un Dios que, siendo un ser óptimo, no quiere el mal, pero no tiene poder para evitarlo. Para ello, empieza analizando la naturaleza del mal, consiste en la privación de algo que un sujeto debiera tener, de tal modo que una cosa es tanto más mala cuanto menos buena.
Origen o causa del mal: Se distingue entre el mal natural que se da en el curso de la naturaleza y el mal moral, que abarca lo que los hombres se infligen entre sí. El problema es cómo reconciliar las deficiencias e imperfecciones de las cosas creadas con las existencias de un Dios omnipotente y perfecto. La solución agustiniana al desafío del mal natural consistió en que este contribuye a la armonía total del universo, que el mal no es propiamente mal, porque es necesario para el mayor bien en el conjunto del universo, lo que implica que Dios permite los males en el mundo natural, sólo para obtener bienes de ellos.
- Solución del problema del mal moral
La solución agustiniana consiste en remitir el origen del mal moral a la libertad de elección humana o libre albedrío, en la cual radica la verdadera causa del mal moral y no en Dios. Este ha creado libre al hombre y la libertad en sí misma un bien, pero el hombre puede hacer mal uso de esta bien cuando usa la libertad para pecar. Dios antes de crear al hombre sabía que este iba a pecar, abandonando al mismo Dios, pero prefirió crearlo dotado de libre albedrío pues Dios saca provecho de los males humanos para los hombres haciendo resplandecer la misericordia y la justicia.
La Idea de la Historia
Ha ofrecido una visión sistemática del sentido de la historia como universal. Sus principales categorías son los dogmas fundamentales de la fe cristiana.
1º La interpretación de la historia universal desde una perspectiva cinemática.
Ningún pensador judío ni cristiano anterior a SA tuvo conciencia clara de ella y menos aún estaba, por ello mismo, en condiciones de elaborar una interpretación sistemática de la historia conforme a este esquema de la misma como un proceso lineal, progresivo y escatológico, o lo que es lo mismo, como un desarrollo lineal y progresivo hacia una meta final única conforma a un esquema racional o un plan o una ley universal.
2º La interpretación agustiniana como refutación y alternativa a la idea cíclica de la historia.
Que además ofrece como refutación y alternativa a la idea circular o cíclica de la historia, esto es, concebida como un proceso dividido en una serie de ciclos, con el consiguiente retorno recurrente de la historia universal después de cada ciclo, la cual era característica del pensamiento griego.
3º La interpretación de la historia desde una perspectiva dinámica o causal.
Fuerza motriz de la dinámica histórica. Según SA, el motor de la historia es la lucha o conflicto incesante entre dos ciudades, la Ciudad de Dios y la ciudad de Babilonia, entre las cuales se divide el género humano. La lucha entre dos principios contrapuestos, en los que tiene su origen las dos ciudades: El amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo y la sumisión a su ley, que da lugar a la ciudad de Dios; y el amor a sí mismo hasta el desprecio de Dios y a las cosas del mundo, que da lugar a la ciudad del Diablo. Los miembros de la ciudad de Dios están destinados al triunfo definitivo y la gloria correspondiente en el cielo, para disfrutar de paz y felicidad celestes, y la de la ciudad de Babilonia, al castigo eterno en el infierno.
La Relación Iglesia-Estado
Doctrina conocida como agustinismo político, que sigue la teoría de las dos ciudades. Aunque ni una ni otra se identifican totalmente con sus respectivas encarnaciones históricas.
Según él, el Estado no puede ser justo si no es un Estado cristiano de los que es depositaria la Iglesia, se sigue que esta es una sociedad perfecta superior al Estado y de que, en las relaciones entre ambos la Iglesia tiene primicia sobre el Estado, y este debe servir a sus intereses orientados a atender la vocación sobrenatural del hombre.
Esta doctrina justifica el derecho de la Iglesia a valerse de los poderes de este mundo para sus fines, ya que, Cristo ha sometido los reinos de este mundo a la Iglesia.