El Pensamiento Político de Locke: Un Acercamiento al Contractualismo y la Defensa de los Derechos Naturales

El pensamiento político de Locke se enmarca dentro de la tradición contractualista, que concibe la sociedad no como algo natural, sino como resultado de un contrato establecido entre los hombres. Esta corriente sostiene la primacía del individuo frente a la sociedad; es decir, los hombres son anteriores e independientes de la sociedad, y esta surgió en virtud de un acuerdo entre los individuos. Por lo tanto, toda organización social depende exclusivamente de las voluntades individuales. La sociedad es vista como una construcción artificial, realizada por los hombres para su propio bienestar, con énfasis en la racionalidad humana como elemento esencial para llevar a los individuos al «pacto». Antecedentes de este convencionalismo social se encuentran ya en los sofistas (siglo V a. C.), pero como teoría se desarrolla en la época moderna, particularmente en los siglos XVII y XVIII. En contraposición a esta concepción, los clásicos griegos consideraban que el individuo solo se desarrolla y adquiere sus cualidades «en y dentro» de la sociedad, siendo esta el medio esencial e imprescindible para la vida del hombre. Esta concepción sostenía la primacía de la sociedad frente a sus miembros. En esta línea se encuentran Platón y Aristóteles, quien definió al hombre como un «animal social» y afirmó que el insocial por naturaleza, y no por azar, o bien es menos que un hombre (animal), o más que un hombre (Dios).

El Contractualismo Moderno: Locke, Hobbes y Otros

Dentro de la línea contractualista del pensamiento moderno se encuentran Locke, Hobbes, Rousseau y Spinoza, aunque entre ellos varía la concepción de la naturaleza humana, el modo en que se establece el pacto, así como el estado civil que cada uno defiende. Todos comparten una serie de rasgos: proponen un «hipotético» estado de naturaleza, un pacto entre individuos y, como fruto de ese contrato, la construcción de la sociedad, que adquiere legitimidad en virtud de una convención racionalmente pactada entre los individuos.

Locke vs. Hobbes: Dos Visiones del Estado de Naturaleza y el Pacto Social

De entre los autores mencionados, el pensador más relevante para relacionar y contrastar con Locke es Thomas Hobbes. Este publicó en 1651 una de las obras políticas más famosas de la historia: Leviatán, cuyo título sugiere que el Estado es semejante a un monstruo gigantesco e invencible. Hobbes rechaza la idea aristotélica de la sociabilidad natural; para él, no es más que fruto de un acuerdo artificial, egoísta e interesado que persigue la seguridad personal. Al igual que Locke, parte de un estado de naturaleza, pero ambos mantienen posturas contrarias. Frente al pesimismo hobbesiano, que ve al individuo en estado natural como «malo» y «egoísta», lo que les lleva a una situación de guerra continua, definiendo al hombre como un lobo para el propio hombre. En dicho estado, el hombre tiene derecho a todo (ilimitados), excepto a atentar contra su propia vida. No tienen sentido los conceptos de «justicia» o «injusticia» porque no hay leyes ni ningún poder. En este estado de guerra permanente tampoco puede existir la «propiedad». Respecto al pacto, el individuo renuncia a todos sus derechos frente al Estado. Las diferencias con Locke son evidentes.

Contrariamente a Hobbes, Locke estima que el estado de naturaleza es un estado pacífico, o al menos relativamente pacífico. La naturaleza no es para él feroz, como para Hobbes, ni perfecta, como para Rousseau. En el Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil, Locke se enfrenta a la teoría de Hobbes. Frente a este, para quien el hombre carece de una ley natural (racional) que posibilite una convivencia social pacífica, Locke considera que esa ley natural inherente (inalienable) al hombre es la responsable de la unión libre de los hombres en sociedades mediante un pacto o contrato social. Su fin es preservar los derechos naturales (limitados a tres: vida, libertad y propiedad privada) que todos los individuos poseen. En este pacto, los individuos no renuncian a ninguno de sus derechos naturales, solo ceden la capacidad de juzgar y castigar los quebrantamientos a la ley. Así surge el Estado, cuya misión es defender los derechos naturales de los individuos. Frente a la monarquía absolutista de Hobbes, Locke defiende un parlamentarismo. La teoría política de Hobbes es el paradigma de la política basada en la fuerza y en el miedo de los ciudadanos al poder del Estado. El planteamiento de Locke es bastante distinto: para él, la única manera de garantizar, defender y asegurar los derechos naturales de los individuos está en la división de poderes del Estado, no solo como vía para garantizar los derechos de los individuos, sino como único remedio frente a los abusos de poder y la tiranía.

La Propiedad Privada en el Estado de Naturaleza: Una Diferencia Clave con Hobbes

Contrariamente a Hobbes, Locke estima que la propiedad privada existe en el estado de naturaleza, anterior al estado civil. Locke expresa en su obra el ideal de la burguesía, que es la clase ascendente en su época. Cabe destacar que Hobbes vive en la época de los Estuardos, donde la guerra civil no es algo muy distinto al estado natural que él describe. Fue testigo directo de cómo en una guerra civil puede aflorar lo peor del ser humano, además de ser amigo personal de Carlos I. En cambio, Locke es un defensor de la causa Whig, vencedora de la Gloriosa Revolución.

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