El Pensamiento Teísta
1. El Pensamiento Teísta
Kant, en la Crítica de la Razón Pura, habla de que los tres objetos de estudio de la metafísica son el yo, el mundo y Dios, a los que califica de ideas de la razón. Existe prácticamente un acuerdo unánime en afirmar que los tres (el yo, el mundo y Dios) son los temas fundamentales de los que se ha ocupado la metafísica a lo largo del pensamiento occidental.
Los tres se encuentran íntimamente relacionados. La idea de un ser creador y providente ha estado normalmente unida a una concepción del mundo y del hombre de carácter espiritualista, en la que lo espiritual es una realidad no solo diferente, sino superior a la material. Por el contrario, las filosofías que niegan la existencia de ese ser superior sustentan mayoritariamente una visión del mundo y del yo de tipo materialista, reduciendo todo lo existente a lo material. Ante la idea y la realidad de Dios, ha habido tres posiciones filosóficas diferentes: su afirmación (teísmo), su negación (ateísmo) y la afirmación de su imposibilidad de conocimiento (agnosticismo).
El teísmo es la que afirma que Dios existe y que puede ser conocido. Todos los teístas estarían de acuerdo en decir sobre la existencia de Dios y en mantener que el ser humano puede también conocer su existencia de alguna manera. Los teísmos se diferencian entre sí por la vía del conocimiento que cada uno considera más adecuada para llegar a Dios. En Occidente, el teísmo ha sido y es la posición filosófica vinculada a la teología cristiana. El ateísmo de Marx, de Nietzsche, y de sus epígonos del siglo XX, ha sido en gran parte una reacción contra la moral cristiana que ha dominado la cultura occidental durante tantos siglos y que, según estos autores, ha retrasado el progreso del conocimiento, siendo al mismo tiempo obstáculo para la libertad de los seres humanos.
FIDEÍSMO
El fideísmo, mantiene que la razón es insuficiente para conocer la realidad de Dios y sostiene, en consecuencia, que sólo mediante la fe y la ayuda de Dios se puede conocer su existencia y las verdades por Él reveladas. El fideísmo no habla de Dios desde la razón, pero mantiene ante ella una postura, que le obliga a hablar de Dios de una determinada manera. Esta postura se ha manifestado al menos en dos sentidos: como rechazo a toda razón, y como preeminencia de la fe y la palabra revelada, que no niega la racionalidad, sino que la limita. Lo más próximo que podemos encontrar se remonta a algunos de los primeros apologistas cristianos, por ejemplo Tertuliano en el siglo III, para quien la fe era suficiente para el cristianismo que no tenía nada que buscar fuera de ella. En el segundo caso, representado por Lutero, lo que se afirma es que la única fuente para conocer a Dios es su palabra, revelada en las Sagradas Escrituras a las que se debe ser absolutamente fiel. Se trata, como se ve, de que cada creyente lea la palabra de Dios y obre en consecuencia sin necesidad de intermediaciones.
Dios como Objeto Solo de Razón: Teología Natural
La teología natural, entendida como el estudio o el conocimiento de Dios, de su existencia, naturaleza, mediante procedimientos naturales como la razón y evitando cualquier recurso a los procedimientos sobrenaturales, la fe. El mejor ejemplo es Aristóteles, para quien ésta es una de las ciencias contemplativas cuyo objeto es lo que él llama «ser inmóvil», que es Dios. Aunque ese dios no tenga los atributos personales propios normalmente asociados con los dioses de las religiones. En su Metafísica trata minuciosamente el tema de Dios desde una perspectiva racional. Dice que Dios existe a partir de la experiencia del movimiento. Dios es el motor del mundo, por la atracción suprema que ejerce sobre ellas.
Dios como Objeto de Fe y Razón: Teología Revelada
Si se repasa la historia de la teología en Occidente, resulta evidente que mayoritariamente se ha venido sosteniendo la colaboración y complementariedad de la fe y razón para el conocimiento de Dios: como creyentes, los teólogos participan de una fe y hacen uso de ella, los teólogos utilizan la razón. Esta teología racionalmente elaborada desde la fe es lo que se conoce como teología revelada. Dos ejemplos de la teología racional elaborada desde la fe son San Agustín y Santo Tomás de Aquino.
San Agustín
Para Agustín de Hipona lo más importante para el hombre es llegar a conocer la verdad, que es Dios, y, para ello, dispone de dos caminos que se cruzan continuamente: la razón y la fe. La razón ayuda al hombre a alcanzar la fe; pero es la fe la que orienta e ilumina la razón que, ya iluminada, esclarece los misterios de la fe y profundiza en ellos. El proceso cíclico, cerrado sobre sí mismo, no termina, sino que exige un permanente aumento de racionalidad y fe: «entiende para creer. Cree para entender». Propone, pues, una continua colaboración de razón y fe para mejor alcanzar la verdad, pues la fe busca, el entendimiento encuentra. De todas formas, Agustín de Hipona no trata en ningún momento de demostrar la existencia de Dios mediante argumentos racionales. Lo único que hace es mostrar a Dios como sustrato del ser y del pensar humano. Dios está en el interior del hombre y solo a partir de su presencia se puede explicar el conocimiento.