El Poder de la Razón en la Educación: Cultivando la Autonomía y el Pensamiento Crítico

El Poder de la Razón en la Educación

La Razón: Pilar de la Formación Humana

Educar es formar seres humanos, y los seres humanos somos, ante todo, seres racionales. La razón se basa, en gran medida, en el diálogo y la confrontación con los demás. Razonar es una disposición natural fundamentada en el uso de la palabra, del lenguaje, que nos obliga a interiorizar nuestro papel social. A diferencia de la postura solipsista, que duda de la existencia de todo salvo de sí misma, el uso de la razón está condicionado por la función social del lenguaje.

En educación, lo esencial es cultivar el razonamiento continuo para la supervivencia. El elemento racional permea todos nuestros comportamientos. Sin embargo, el ser humano actual debe desarrollar esta capacidad racional, que no es instintiva ni automática, y que no se reduce a la mera información. Confundir razón con información es uno de los problemas de nuestra época. La información es útil para quien posee una razón desarrollada. Información no es sinónimo de conocimiento. El conocimiento implica reflexionar sobre la información; la información, por sí sola, no nos permite aprovecharla. La educación no puede limitarse a la transmisión de información. Es crucial transmitir pautas de comportamiento que permitan utilizar y rentabilizar al máximo la información.

El Humanismo en la Educación

El humanismo se caracteriza por un enfoque particular que busca desarrollar la capacidad de conocimiento a través de cualquier asignatura. Esto implica cultivar la capacidad de ordenar, relacionar, criticar, discernir, etc. Todas las asignaturas deberían estar orientadas a potenciar, en su campo, la capacidad de conocimiento.

La Razón y la Autonomía

Una de las características de la razón es que promueve la autonomía. La falta de desarrollo de la razón nos hace dependientes. Niños pequeños o personas que han perdido facultades racionales sufren, ante todo, dependencia. Educar para la razón es educar para la autonomía. El peor maestro es aquel que se hace imprescindible. El maestro, o los padres, educan para que los hijos se independicen. Si bien los padres desean mantener un vínculo con sus hijos, fomentar la dependencia es perjudicial desde el punto de vista educativo. La educación debe orientarse hacia la autonomía, es decir, hacia la razón.

Los Límites de la Razón y la Búsqueda de la Verdad

La razón tiene límites, pero no existen alternativas válidas de conocimiento. Comprender algo es complejo, pero la suposición de que existe otro tipo de conocimiento ajeno a la razón es absurda. En el fondo, se busca algo que alivie la necesidad de pensar y razonar, una actividad fatigosa. La razón no admite atajos; se desarrolla a través del trabajo, el estudio, la reflexión, la reiteración y la verificación. Carece de una visión intuitiva o mágica de la realidad.

La razón se relaciona con la verdad. Entre la verdad absoluta y la negación de toda verdad hay un largo recorrido. La razón busca verdades, opiniones más ajustadas a la realidad. Descubrir la realidad no siempre es grato, ya que, a diferencia de las ilusiones, la realidad no depende de nosotros ni busca complacernos. Los descubrimientos de la realidad pueden ser más desagradables que las ilusiones.

Es importante distinguir diferentes campos de verdad. La verdad matemática no es la misma que la verdad histórica. La razón nos permite establecer estas diferencias.

La Opinión y su Relación con la Razón

Es crucial confrontar la idea de la opinión como criterio último. Vivimos en una época donde se afirma, erróneamente, que todas las opiniones son respetables. Si hubiéramos creído eso, no habríamos progresado. Todas las personas son respetables, pero no todas las opiniones lo son. La idea de que dos más dos son cinco no es tan respetable como la de que dos más dos son cuatro. La opinión de un niño en matemáticas no equivale a la de un profesor. Afirmar que todas las opiniones valen lo mismo, independientemente de su fundamento, es preocupante. La verdadera libertad consiste en reconocer que las opiniones deben basarse en la razón y justificarse.

La postura auténticamente libre y revolucionaria es defender la razón como criterio de validez de las opiniones.

Educar para la Razón: Escucha y Argumentación

Enseñar la diferencia entre el respeto a las personas y la capacidad de escucha es fundamental. La razón no se manifiesta solo al argumentar, sino también al comprender argumentos. Educar para ser receptivos a los razonamientos es parte de la educación racional.

Lo Racional y lo Razonable

La razón abarca lo racional (relación con las cosas) y lo razonable (relación con las personas). Ambos aspectos están ligados, y la educación debe cultivarlos. Lo razonable es el uso que damos a nuestros conocimientos racionales.

La Razón como Fuente de Disidencia y Rebelión

La educación debe potenciar la razón y, por lo tanto, la capacidad de rebelarse contra la sinrazón. Las personas racionales no solo se comportan racionalmente, sino que luchan por una sociedad racional y razonable, contra dogmas, supersticiones y fanatismos. La razón es fuente de convivencia, pero también de disidencia y rebelión. Potenciar esto es el camino de la educación.

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