El Problema de la Fundamentación del Saber
El Paradigma Clásico y los Sofistas
El paradigma clásico en filosofía plantea dos problemas fundamentales: la fundamentación del deber y la fundamentación del saber. Este texto analiza cómo Platón y Aristóteles abordan el problema de la fundamentación del saber, en particular la cuestión ontológica y epistemológica.
Platón se enfrentó al desafío planteado por los sofistas, quienes argumentaban que el conocimiento verdadero era inalcanzable debido a la subjetividad de la percepción humana. Para los sofistas, no existían verdades absolutas, sino que cada individuo tenía su propia verdad basada en su experiencia.
La Teoría de las Ideas de Platón
El Mundo Sensible y el Mundo Inteligible
Platón refutó a los sofistas argumentando que, si bien el conocimiento verdadero no puede obtenerse en el mundo sensible (el mundo que percibimos a través de los sentidos), sí es posible en el mundo inteligible. Platón dividió la realidad en dos mundos:
- Mundo sensible: El mundo de las apariencias, percibido por los sentidos, cambiante e imperfecto.
- Mundo inteligible: El mundo de las ideas, accesible solo a través del intelecto, donde residen las verdades universales e inmutables.
El Mito de la Caverna ilustra esta división. Los prisioneros, que solo ven sombras proyectadas en la pared (mundo sensible), creen que esa es la realidad. Cuando uno escapa y ve la luz del sol (mundo inteligible), descubre la verdadera realidad: las ideas.
Las Ideas o Esencias
Platón postuló que el conocimiento verdadero se alcanza al comprender las esencias de los objetos, que son las definiciones universales e inmutables que existen en el mundo inteligible. Los objetos del mundo sensible son meras copias o participaciones de estas esencias.
Por ejemplo, al observar diferentes sillas, podemos captar la»esencia de sill» a través del intelecto, que es lo que define a una silla como tal, independientemente de sus características físicas particulares.
La Idea del Bien
Platón jerarquizó las ideas, situando la»idea del bie» en la cúspide. Esta idea suprema da sentido y coherencia al resto de las ideas, al igual que el sol ilumina la caverna y permite ver los objetos. La idea del bien también es el criterio para juzgar lo que es bueno y correcto.
La Crítica de Aristóteles a la Teoría de las Ideas
La Sustancia y los Accidentes
Aristóteles, discípulo de Platón, rechazó la separación entre el mundo sensible y el mundo inteligible. Argumentó que la esencia no existe separada del objeto que define. Introdujo el concepto de sustancia, que es la unión de materia (lo que percibimos con los sentidos) y forma (lo que captamos con la razón).
Los accidentes son las características que pueden cambiar en una sustancia sin que esta deje de ser lo que es. Por ejemplo, una mesa puede ser de madera o metal (accidente), pero sigue siendo una mesa (sustancia).
El Acto y la Potencia
Para explicar el cambio, Aristóteles propuso la teoría del acto y la potencia. Todo objeto es algo en acto (lo que es en el presente) y algo en potencia (lo que puede llegar a ser). El cambio es el paso de la potencia al acto.
Por ejemplo, una semilla es un árbol en potencia. Contiene la capacidad de desarrollarse en un árbol, aunque en el presente solo sea una semilla.
El Problema de la Fundamentación del Deber
El Dualismo Antropológico de Platón
El Alma Tripartita
Platón también abordó el problema de la fundamentación del deber, planteando un dualismo antropológico. Para él, lo que nos hace humanos es la razón, que nos permite reflexionar sobre nuestras acciones y comprender conceptos abstractos como la justicia y el bien.
Platón dividió el alma en tres partes:
- Apetitiva: Se rige por los deseos y necesidades básicas.
- Irascible: Se encarga de las emociones y la valentía.
- Racional: Se ocupa del conocimiento y la razón (logos).
El Mito del Carro Alado ilustra esta división. El alma es un carro tirado por dos caballos (apetitiva e irascible), guiado por un conductor (racional).
La Justicia en la Polis
Platón aplicó esta división del alma a la organización de la sociedad. Propuso una polis justa donde cada parte del alma tuviera su función:
- Productores: Dominados por la parte apetitiva, se encargan de la producción de bienes.
- Militares: Dominados por la parte irascible, se encargan de la defensa.
- Gobernantes (filósofos-reyes): Dominados por la parte racional, se encargan del gobierno.
Según la teoría del intelectualismo socrático, el conocimiento del bien conduce a la acción correcta. Por lo tanto, los gobernantes, al conocer la idea del bien, establecerían leyes justas que favorecerían el cumplimiento de la naturaleza humana.
El Eudemonismo Aristotélico
La Felicidad como Fin Último
Aristóteles respondió al problema del deber con su teoría ética, el eudemonismo. Para él, la felicidad (eudaimonía) es el fin último de la vida humana.
Aristóteles criticó la idea de un único bien absoluto, argumentando que existen diferentes tipos de bienes según el contexto. El criterio para elegir entre ellos es la felicidad, entendida como una actividad racional del alma de acuerdo con la virtud.
La Virtud como Punto Medio
Aristóteles definió la virtud como el punto medio entre dos extremos (vicios). Por ejemplo, la valentía es el punto medio entre la temeridad y la cobardía.
Las Virtudes Éticas y Dianoéticas
Aristóteles dividió las virtudes en éticas y dianoéticas:
- Virtudes éticas: Se adquieren mediante la práctica y el hábito.
- Virtudes dianoéticas: Se adquieren mediante la enseñanza y el aprendizaje. Incluyen la ciencia, el arte (técnica) y la phronesis (sabiduría práctica).
El Alma en Aristóteles
Aristóteles también dividió el alma en tres partes: vegetativa, desiderativa y racional. A diferencia de Platón, consideraba que estas partes podían actuar al mismo tiempo sin contradicción. La razón puede guiar los deseos y las emociones para tomar decisiones equilibradas.
En conclusión, tanto Platón como Aristóteles realizaron importantes contribuciones a la filosofía occidental al abordar los problemas de la fundamentación del saber y del deber. Sus ideas sobre la naturaleza del conocimiento, la virtud y la felicidad siguen siendo relevantes en la actualidad.