El problema del conocimiento
Para Aristóteles, nuestro conocimiento comienza por los sentidos (sensibilidad). Se conoce a través de un proceso de inducción de lo particular a lo universal, que comienza con la sensibilidad que percibe los seres. A través de la imaginación se genera la imagen mental, la cual es recogida por el entendimiento que realiza el proceso de abstracción. Este se divide en dos: el entendimiento agente (lo universal) y el entendimiento paciente (individual) que retiene las abstracciones posibilitando los juicios.
Aristóteles y la sociedad
El hombre es un ser social por naturaleza. En su esencia se encuentra implícita una sociabilidad, ya que posee el logos que le permite comunicarse racionalmente. La sociedad no es un producto de la conversión, sino que está dentro del esquema teleológico siendo el fin último de la polis. La felicidad humana solo se puede conseguir dentro de una sociedad cuyas leyes posibiliten el desarrollo de las virtudes prácticas en todos los ciudadanos. Por esto, el legislador o el político debe ser alguien que no solo tenga conocimientos teóricos, sino que debe haberse habituado a la aplicación práctica de su intelecto, ser prudente. La justicia social se da cuando el gobierno no busca intereses particulares y posibilita la realización de la virtud en todos los ciudadanos. Aristóteles distingue tres formas justas de gobierno frente a sus respectivas corrupciones: la monarquía (el gobierno de uno solo, su corrupción es la tiranía), la aristocracia (el gobierno de los mejores, frente a la oligarquía) y la democracia (considerada la mejor por Aristóteles, es el gobierno del pueblo, su corrupción es la demagogia).
El problema del hombre
Siguiendo su teoría hilemórfica, que es cuerpo (la materia) y el alma (la forma) forman una única sustancia natural (primera o individual) y su unión es esencial. El alma es el principio de la vida y es mortal. El alma humana tiene tres funciones: facultad vegetativa (capacidad para alimentarse y desarrollarse), facultad sensitiva (permite la sensibilidad, propia de los animales) y facultad intelectiva (propia de los seres racionales y que posibilita el pensamiento). La intelección es considerada como la función más característica y esencial de los seres humanos, la que se distingue de las demás seres.
El problema de la realidad metafísica
Aristóteles defiende que solo hay physis, la cual se divide a su vez en un mundo supralunar (el de los astros y donde no hay corrupción) y el mundo sublunar (el de la tierra). En la physis se estudia a través de la física, en su fundamento último a través de la metafísica. La física estudia la physis según la teoría hilemórfica, los seres se componen de materia (de qué están hechos) y forma (sus sustancias o esencia, lo que les hace ser lo que son). Esta forma a su vez se divide en sustancia primera (el individuo concreto) y sustancia segunda (la universal). Además, los seres pueden tener accidentes. Según la teología, los seres cambian buscando llegar a ser tan perfectos como marca su esencia y cumplir su finalidad. Este cambio se produce con el paso de la potencia (lo que puede llegar a ser) al acto (lo que se es). Así, el cambio sería el paso de la potencia al acto guiado por la propia esencia, por lo que cada ser busca llegar a ser lo que debe ser, su finalidad propia. Por último, para explicar la naturaleza debemos recurrir a la teoría de las cuatro causas. Estas causas son: formal (lo que se es, la esencia), material (de lo que está hecho), eficiente o agente (quién o qué lo hizo) y final (para qué lo hizo). Con estas cuatro causas, según Aristóteles, se podría explicar cualquier fenómeno de la naturaleza. La otra parte del estudio de la realidad es la metafísica, la cual estudia la realidad en cuanto tal, lo universal que todo lo existente cumple. El objetivo de estudio de la metafísica es el ente, el ser en cuanto ser y no lo concreto y particular. Igualmente, la metafísica investiga acerca de los primeros principios universales, aquello que todo ser real debe cumplir: los axiomas (primeros principios indemostrables que rigen lo real) y las categorías (lo que se puede predicar de los seres, lugar, tiempo, cantidad, etc.).
La moral en Aristóteles
La moral sigue siendo un esquema teleológico. Los seres tienden a un fin, que para los seres humanos es la felicidad, y por ello su ética se denomina eudemonismo. Según Aristóteles, la felicidad consiste en desarrollar y cumplir lo propio de cada ser de acuerdo a su esencia. En los seres humanos, esto es la actividad intelectual, la vida contemplativa que lleva al conocimiento de los seres y especialmente del ser supremo, el motor inmóvil. Por ello, lo fundamental es relacionar estas características racionales y con ellas las virtudes dianoéticas o intelectuales, que son aquellas que perfeccionan el entendimiento, la sabiduría o contemplación. Pero el hombre no es solo una sustancia con entendimiento, sino que al tener personalidades corporales y sociales le resulta imposible conseguir la plena felicidad. Así, la felicidad humana es ilimitada. Precisamente, para cumplir estas necesidades sociales están las virtudes éticas o prácticas, las más humanas y que organizan nuestras vidas de formas que podamos dedicarnos a lo que no es propio. La virtud ética se define en Aristóteles como un hábito de determinar prudencia, el término medio entre dos extremos viciosos por defecto y otro por exceso de forma personal. El término medio es personal, no universal.