El Renacimiento y la Revolución del Pensamiento: Humanismo, Ciencia y el Legado de Descartes

El Renacimiento: Una Transformación Cultural

El Renacimiento fue una época de profundas transformaciones políticas y culturales que marcó la crisis de los antiguos valores. En este período, las ciudades emergieron como centros de la vida social y económica. Intelectualmente, Dios dejó de ser el centro de la preocupación humana, dando paso a nuevos intereses.

Acontecimientos Clave del Renacimiento

  • El Humanismo: Una corriente dentro del Renacimiento que buscaba comprender el concepto del hombre y valorar todo lo humano. Frente a una visión religiosa del mundo, el humanismo propuso una visión naturalista del hombre y del universo. Abogó por la libertad de pensamiento en contraposición a la sumisión a la autoridad, y valoró el mundo laico y sus propias leyes por encima de la supervaloración de lo espiritual.
  • La Revolución Científica: El acontecimiento más importante en la transformación de la cultura y el pensamiento. Comenzó cuando Kepler y Galileo defendieron la hipótesis del heliocentrismo. Este largo proceso transformó la imagen del universo, la concepción de la ciencia y la metodología científica.
  • La Reforma Protestante: Un movimiento religioso que rompió con el monopolio ejercido por el cristianismo.

El Siglo XVII: La Edad Moderna

La Edad Moderna representó la culminación de las transformaciones sociales y culturales iniciadas en el Renacimiento.

La Filosofía Moderna

El pensamiento moderno trajo consigo la afirmación radical de la autonomía de la razón, convirtiéndola en el único vehículo válido para comprender la realidad. La Edad Moderna terminó con una gran confianza en el poder de la razón humana y en el progreso científico y tecnológico como fuente de felicidad para el ser humano. Descartes, en su Discurso del Método, exploró el camino para encontrar el verdadero conocimiento. El racionalismo, con Descartes como principal exponente, confiere a la razón un valor fundamental y afirma su autosuficiencia como fuente de conocimiento. Descartes, considerado el padre de la filosofía moderna, relata en sus obras una aventura filosófica interior. Formado con los jesuitas en filosofía escolástica, su obra más importante es…

Comparación entre Descartes y Santo Tomás

Tanto Descartes como Santo Tomás consideran a Dios como el ser perfecto, eterno y creador de toda la realidad. Sin embargo, Descartes necesita más a Dios que Santo Tomás. Este último, siguiendo el modelo metafísico de Aristóteles, no necesita a Dios para demostrar la existencia del mundo. Al contrario, la existencia y el comportamiento del mundo son pruebas de la existencia de Dios, como se ve en las famosas vías de Santo Tomás.

En el sistema cartesiano, Dios es fundamental. Sin Dios, solo quedaría el yo pensante, una única realidad. Descartes, sin pretenderlo, inicia un proceso que podría desembocar en el ateismo. Cuando la filosofía no necesite a Dios para justificar sus principios o verdades, lo descartará. El Dios de Descartes es el dios de los filósofos, mientras que el de Santo Tomás solo es necesario para comprender los misterios de la fe, ya que la razón puede explicar por sí misma la existencia de la materia.

Otra diferencia radica en la demostración de Dios. Santo Tomás utiliza una argumentación a posteriori, partiendo de la experiencia sensible y aplicando principios metafísicos para concluir la existencia de Dios. Descartes, en cambio, demuestra a priori, partiendo del pensamiento y las cualidades de Dios para concluir su existencia real.

La Duda Metódica y la Actualidad

La duda metódica, un pilar de la filosofía moderna, nos invita a pensar en la liberación a través de la razón para alcanzar la verdad. El hombre moderno siempre ha buscado dominar el mundo, eliminando la parte irracional y emocional para que la razón controle la ciencia y la política. Este pensamiento calculado ha dado lugar a dictaduras y ordenamientos sociales injustos. Detrás de esto, se encuentra la aceptación de Dios como garantía de verdad y modelo a seguir. Hoy en día, vivimos en un mundo relativista y escéptico, no en un mundo protegido por la verdad absoluta.

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