legiré a Karl Marx como autor representativo del problema sociopolítico en la edad contemporánea.
Este influyente autor nacíó en la antigua Prusia y desde que terminara sus estudios de Filosofía en la Universidad de Berlín dedicó su vida a combatir las consecuencias sociales y humanas del sistema capitalista. Convencido de que la filosofía debía interpretar la realidad con el objetivo de transformarla, se separó de movimientos como la Izquierda Hegeliana o el socialismo utópico. Los consideraba ideológicos por no servir para cambiar la situación de la clase proletaria.
Marx desarrolla una nueva teoría de la realidad y de la historia que denomina materialismo histórico. A su juicio se trata de una teoría no ideológica ni utópica que sirve para transformar de verdad la sociedad capitalista. En ella, como él mismo afirma, pone a Hegel cabeza abajo: ni las ideas, ni Dios han determinado la historia. La historia la han hecho y la hacen los hombres por su necesidad de sobrevivir. Son las condiciones materiales de la vida las que explican la historia y también el surgimiento de la propia idea de Dios. De esta forma, Marx desvela tanto la ideología de la filosofía de Hegel como la ideología de la Religión.
A consecuencia de lo dicho, el hombre no es solo un ser racional sino un ser que actúa racionalmente para sobrevivir. Esta acción se denomina trabajo y diferencia al hombre del resto de los animales. Con el trabajo los hombres materializan sus ideas, resuelven sus problemas y crean bienes que les permiten sobrevivir. El trabajo es, por lo tanto, la actividad que humaniza al hombre.
La tesis fundamental del materialismo histórico es afirmar que la historia es la sucesión de los modos de producción.
Estos son la infraestructura de toda sociedad, los que determinan sus ideas o superestructura. Cada modo de producción da lugar al siguiente por la confrontación inevitable de las clases sociales.
Estos son la infraestructura de toda sociedad, los que determinan sus ideas o superestructura. Cada modo de producción da lugar al siguiente por la confrontación inevitable de las clases sociales.
Esta teoría de la realidad (materialismo histórico) fundamenta la propuesta sociopolítica del socialismo científico. Marx adjetiva de científico a su socialismo para demarcarse del socialismo utópico, quiere dejar claro que él propone una revolución real y transformadora.
Las verdaderas claves del modo de producción capitalista son la propiedad privada de los medios de producción y la alienación y deshumanización del trabajo. El burgués tiene la propiedad privada de los medios de producción y el proletario se ve obligado a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir. De esta forma se cosifica y deshumaniza a tratarse a sí mismo como una mercancía. El sueldo que recibe no es equitativo al valor que genera por su trabajo. El burgués se apropia de la plusvalía que es la fuerza de trabajo no remunerada y base de la explotación del capitalismo. En este sistema, el burgués acumula riqueza proporcionalmente a la acumulación de pobreza por parte del proletario. Esta es la ley del capitalismo que acabará por autodestruirle. Llegará un momento que la clase proletaria será tan pobre que la lucha de clases hará inevitable la revolución y la llegada del comunismo.
Aunque el advenimiento del comunismo sea inevitable, Marx considera necesario anticipar su llegada. Una vez desveladas o desenmascaradas las ideologías, los proletarios adquieren conciencia de clase y pueden iniciar la revolución. Esta consistirá en una dictadura que les dará el poder para abolir la propiedad privada de los medios de producción, primera causa de la esclavitud y alienación capitalista. La dictadura del proletariado es una medida provisional para anticipar la llegada del comunismo. Marx enfatiza especialmente que la revolución transcenderá fronteras pues el trabajador no tiene patria, todos están unidos por las mismas necesidades, “proletarios de todos los países uníos”
El modo de producción comunista impondrá una sociedad sin clases, sin propiedad privada de los medios de producción y sin división del trabajo. Estará organizada mediante un poder público no opresor donde el ser humano recuperará su libertad y su humanidad trabajando de forma autónoma y creativa. Este poder público funcionará como un gestor de los recursos dando a “cada uno según su capacidad, a cada uno según sus propias necesidades
Elegiré a Tomás de Aquino para desarrollar el problema del hombre en la Etapa Medieval por ser el máximo exponente de la Escolástica del Siglo XIII. Todo su pensamiento se caracteriza por racionalizar la religión cristiana a partir de la filosofía aristotélica. Sus obras más importantes son la Suma contra gentiles y la Suma Teológica.
Santo Tomás parte de dos verdades de fe para analizar la naturaleza humana, una es que el hombre ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza razón por la cual tiene libertad y capacidad racional y la otra que los muertos resucitarán en cuerpo y alma.
Siguiendo el hilemorfismo aristotélico, Santo Tomás afirma que el ser humano es un compuesto sustancial de materia y forma, es decir, de cuerpo y alma. El alma es el principio que da vida al cuerpo humano. A diferencia de Aristóteles, el aquinate defiende la inmortalidad del alma pero no su eternidad, puesto que ha sido creada por Dios.
Para Santo Tomás la propia naturaleza del hombre exige la uníón del alma con el cuerpo porque comparten y ejercitan en común las funciones orgánicas y sensitivas. Sin embargo, el alma desarrolla actividades propias como las de la voluntad y las del entendimiento. También defiende que el alma es única y exclusiva del ser humano. Niega, por lo tanto, la existencia del alma vegetal propia de las plantas y la del alma sensitiva propia de los animales que defendía Aristóteles.
Estas afirmaciones permiten a Tomás de Aquino racionalizar la creencia cristiana de la resurrección pues si el alma es inmortal y forma una única sustancia con el cuerpo , este siendo mortal debe resucitar para seguir formando la sustancia del ser humano.
La antropología de Santo Tomás como la de San Agustín está enteramente subordinada a la necesidad de justificar el origen y la naturaleza del mal.
El mal no puede tener una realidad positiva, pues de tenerla, habría sido creado por Dios como el resto de cuanto existe en el mundo. Algo imposible de aceptar por un cristiano que concibe a Dios como absolutamente bueno. Santo Tomás niega la entidad (realidad, existencia) del mal y lo considera, como San Agustín, como ausencia de bien.
Afirma, entonces, que la libertad del hombre introduce el mal en el mundo cuando decide no actuar bien al desobedecer los preceptos morales de la ley natural.
El código moral de los hombres está recogido en la ley natural que Dios ha dado a los hombres y que estos conocen por tener un alma intelectiva. Así cuando el ser humano decide respetar la ley natural actúa bien y logra la salvación y la felicidad eterna. Sin embargo, actúa mal cuando decide infringir la ley natural no haciendo lo que en ella se dictamina.
El hombre al conocer los preceptos (normas) de la ley natural tiene una disposición natural a respetarlos (sindéresis), sin embargo el pecado original causó una voluntad débil en todos los hombres que hace que a pesar de esa disposición natural a hacer el bien optemos con mayor frecuencia por infringir la ley natural. Por esto es necesario, dice Tomás de Aquino, que el ser humano adquiera por aprendizaje y repetición el hábito de actuar bien, optando siempre por el cumplimiento de la ley natural.
En la ley natural se recoge la forma en la que Dios quiere que se comporte el hombre. Tiene un precepto fundamental que es hacer el bien y evitar el mal del que se derivan otros preceptos o normas secundarias que son: en tanto que sustancia (y, por tanto, al igual que cualquier otra) el ser humano tiene como fin la conservación de su propia existencia. Para cumplir con este fin se imponen normas morales acerca del cuidado del cuerpo y la salud, así como la prohibición del suicidio o la eutanasia. En tanto que animal (y, por consiguiente, al igual que el resto de los animales) el hombre tiene como fin la procreación. Para cumplir con este fin se establecen normas morales acerca de sexualidad, el cuidado y educación de los hijos. En tanto que ser racional, el fin del hombre es el conocimiento de la verdad y la vida en sociedad. Para cumplir con este fin el hombre deberá buscar el conocimiento y respectar la vida en sociedad.