La Filosofía de Nietzsche: Una Reacción al Idealismo Absoluto
Friedrich Nietzsche (1844-1900), filósofo contemporáneo, inicia su filosofía como una reacción al idealismo absoluto de Hegel. Esta reacción da origen a una filosofía crítica, principio de todas las filosofías del siglo XX. La filosofía de Nietzsche, como una filosofía de la sospecha, intenta develar lo que la historia de Occidente oculta, un sistema que se desmorona tras el velo de la ciencia, la razón y el progreso.
El Vitalismo: La Vida como Valor Supremo
Para Nietzsche, todo lo que la tradición ha considerado inamovible se presenta como susceptible de transformación por la propia fuerza vital. Este concepto central, el vitalismo, postula que la vida como «experiencia vivida» es el valor supremo. Los valores que han regido la historia de Occidente deben ser sometidos a crítica.
Crítica a la Cultura Occidental
Nietzsche, frente al exceso de racionalidad, opone los valores vitales (pasiones, anhelos, instintos) como la auténtica realidad, elementos que escapan a una clasificación racional. Desde esta perspectiva, realiza una crítica a la cultura occidental, una labor desmitificadora que busca destruir las bases de la cultura occidental (tradición judeocristiana), la moral, el arte, sometiendo todo a un análisis crítico.
Crítica a la Metafísica, la Religión y la Ciencia
Los valores impuestos desde Sócrates, según Nietzsche, expresan un «odio a la vida» que implica «voluntad de muerte», priorizando lo racional sobre los valores vitales. Su crítica a la metafísica la identifica como una filosofía inventada por cobardes que necesitan un mundo falso (unitario, armónico e inmutable, producto de la razón) para sentirse seguros, en contraste con un mundo cambiante, trágico y contradictorio. En cuanto a la religión, Nietzsche argumenta que nace del miedo, la angustia y las necesidades insatisfechas del ser humano. El cristianismo, en particular, niega los valores vitales, fomentando valores como la humildad y la obediencia, de donde deriva el concepto de pecado (contra lo sano, lo espontáneo y lo fuerte de la vida). Esta moral de esclavos, propia de los espíritus débiles, se ha impuesto sobre la moral de señores, propia de los espíritus fuertes que aman la vida. Nietzsche propone una «antimoral», una moral de señores que creará nuevos valores. Finalmente, critica a las ciencias positivas, no al conocimiento científico en sí, sino a la metodología de la época que busca el progreso para introducirlo en las máquinas (en las cantidades), olvidando que el hombre solo puede conocer lo que entra dentro de sus estructuras mentales: espacio y tiempo.
El Nihilismo y el Superhombre
El agotamiento de los valores supremos de la vida en Occidente ha llevado al nihilismo, una desesperanza, desinterés por la vida y vacío existencial. La superación del nihilismo, según Nietzsche, reside en una transvaloración de los valores, la creación de valores nuevos. De aquí surge el concepto del superhombre, la conquista espiritual del hombre occidental al crear estos nuevos valores. El espíritu del hombre occidental deberá pasar por tres transformaciones: del «camello» (que dice «yo debo»), al «león» (que afirma «yo quiero»), y finalmente al «niño», libre y creador. El superhombre surgirá de los restos de Occidente, sin relación con ninguna raza ni ideología, creando valores y obligaciones en un mundo cambiante.
La Voluntad de Poder
Lo verdadero, para Nietzsche, no se relaciona con la razón, sino con la voluntad de poder, la pasión de vivir. La moral de esclavos (cristianismo) se contrapone a la moral de señores, de espíritus fuertes que afrontan la pasión de vivir. Esta decadencia de los valores judeocristianos se superará cuando Occidente prepare el cambio hacia el superhombre.