El Totalitarismo según Hannah Arendt: Terror, Mal y Resistencia

¿Qué es el Totalitarismo?

El pensamiento de Hannah Arendt se centra en examinar y comprender un régimen político nuevo: el totalitarismo, que había introducido cambios en la manera de comprender la política y la condición humana.

1.1 Características del régimen totalitario

Arendt, para examinar esta forma de gobierno, se centra en el nacionalismo alemán y el bolchevismo de la URSS, y sus características eran las siguientes:

  • Concentración del poder en un único líder
  • Sustitución del sistema de partidos por la aclamación popular y movimiento de masas
  • Empleo del terror como forma de dominación y normalización de la violencia
  • Abolición gradual de los derechos y libertades y manipulación de la legalidad
  • Adoctrinamiento a través de la educación y de la propaganda

El totalitarismo es un sistema con una naturaleza completamente nueva, principalmente, en su apoyo en las masas. El concepto de masas se refiere a la mayoría social, y personas que no participaban en organizaciones políticas, sindicales o profesionales. Estas masas, van a verse atraídas por la figura de un líder carismático (Hitler), que va a lograr su adhesión total al movimiento totalitario y lealtad. Sin él, las masas carecerán de representación externa, y sin las masas, el líder no sería nada. Existe una interdependencia entre ambas figuras.
Comprender la naturaleza del totalitarismo requiere comprender las características de la sociedad en la que se implanta.

1.2 Características de la sociedad totalitaria

Arendt estudia las características de una sociedad que podrían aceptar el terror totalitario. Se da cuenta, que estas características se encuentran en muchas sociedades contemporáneas, pero el totalitarismo lo que hace es aprovechar estas tendencias e implantarlas. Son las siguientes:

  • La desarticulación del espacio público: la despreocupación de los individuos por la vida pública centrándose solo en sus interés privados, es uno de los rasgos que hacen posible la implantación del sistema totalitario.
  • El aislamiento entre las personas: la desaparición de vínculos sociales o políticos es un problema, las personas viven juntas, pero no tienen interés comunes ni fines compartidos. Este aislamiento es problemático porque anula la pluralidad.
  • La existencia de grupos de personas consideradas superfluas: otra característica de los regímenes totalitarios es la de la existencia de personas sin reconocimiento político (sin derechos), que ya no pertenecen a ningún lugar.

Es por este último problema que uno de los conceptos más relevantes del pensamiento político de Hannah Arendt es el de “derecho a tener derechos”.

2. El terror totalitario

La característica que mejor define el totalitarismo como régimen político es la implantación del terror como forma de gobierno. Este terror no busca anular al oponente sino que aspira a convertir a la población en masa social y a dominarla a través de su uso sistemático.

2.1 Características del terror totalitario

  • Es un terror permanente: el terror totalitario no finaliza, de hecho la Alemania nazi creó organizaciones especializadas en la implantación y el mantenimiento de este terror: las SS y la Gestapo.
  • Se asume el terror como un fin en sí mismo: este terror no se emplea para llegar a un fin, sino que es la pura forma de gobernar de este sistema.
  • Es un terror legal: este terror no se encuentra en los márgenes de la sociedad, sino que está dentro de la propia ley.

2.2 La transformación de lo humano

El objetivo de este terror es la dominación total. Evita cualquier forma de resistencia y de expresión libre, por lo tanto este terror provoca un cambio fundamental en el ser humano que vive en la sociedad totalitaria: se elimina la particularidad de la persona, su capacidad de actuar libremente y pasa a ser reducida a una masa indiferenciada.

La máxima expresión de esto fueron los campos de concentración, en los que los prisioneros fueron reducidos a pura materia: los prisioneros fueron reducidos a números y a meras cosas, como si ya no existieran.

El terror totalitario, en este camino hacia la dominación total de la sociedad, sigue un proceso que Arendt describe a través de estas etapas:

  • Muerte de la persona jurídica: El primer paso para este control es colocar a ciertas personas al margen de la ley, es decir, quitar el derecho a tener derechos.
  • Muerte de la persona moral: El clima de miedo que se crea hace que las personas participen en actos crueles sin cuestionar la moralidad de sus acciones, es decir, pierden la referencia sobre lo que está bien y mal, solo obedecen a sus superiores.
  • Muerte de la individualidad: Todo esto culmina con la reducción de las personas a números, de los individuos a cuerpos, tal y como sucedió en los campos de concentración.

3. El análisis del mal

Estas reflexiones sobre el terror totalitario llevan a Arendt a realizar un análisis de la maldad. Había dos tipos de maldad que estaban relacionadas pero se diferenciaban; el del horror de los campos de exterminio, incomprensible y extremo, y el mal radical, que implantó el totalitarismo convirtiendo a los seres humanos en superfluos.

3.1 El mal radical

La reflexión sobre los campos de concentración y de exterminio lleva a Arendt a la identificación de un mal radical. La tradición filosófica había interpretado la maldad como el resultado de la ignorancia, o de una patología psiquiátrica. Arendt explica: el Holocausto expresa una maldad, que no se puede racionalizar porque no hay motivos humanos tras él. Es un mal absoluto, que no se explica mediante el odio, o mediante cualquier otro fin. Este mal a lo que aspira es a erradicar el concepto de humanidad.

Este mal radical se expresa en “todo es posible”: los campos de concentración y de exterminio de los regímenes totalitarios sirven como laboratorios en los que se pone a prueba la creencia fundamental del totalitarismo de que todo es posible.

Este concepto hace referencia a la posibilidad de la dominación total, a la eliminación de la humanidad. Arendt identifica las tendencias sociales que pueden llevar a la aparición de este mal absoluto y busca llamar la atención sobre ellas para evitar convertir a los individuos en seres superfluos.

Este mal radical, dice Arendt, que es imperdonable e incastigable: por un lado, moralmente este mal no puede perdonarse, pero por otro lado, jurídicamente también dice que es imposible de castigar.

3.2 El mal banal: Eichmann en Jerusalén

El juicio al criminal de guerra Adolf Eichmann, coordinador de la deportación de los judíos a los campos de exterminio, llevó a comprender otro tipo de mal. Arendt acudió al Tribunal esperando encontrarse a un genio del mal o una especie de demonio, pero Eichmann, un funcionario nazi, era un hombre normal y corriente, un funcionario del régimen nazi que sólo se ocupaba de su trabajo de forma eficiente. En el juicio, declaró que la acusación de asesinato contra él era injusta. De lo que sí se consideraba culpable era de obedecer. Había muchos más individuos que habían participado en la masacre siguiendo órdenes, a esto es lo que llama Hannah Arendt la “banalidad del mal”.

Con “banal”, Arendt se refiere al individuo que comete dicho mal. Por un lado, porque es un individuo perfectamente normal, y por otro lado, porque no tiene motivos para realizar dicho mal. Este mal se produce por la irreflexividad, que significa no pensar por uno mismo y no pararse a pensar en los otros, tampoco pararse a pensar si sus acciones son correctas y por esto no se siente responsable de las mismas.

Arendt analiza por qué puede aparecer este tipo de mal:

  • Irreflexividad del sujeto: Es la falta de pensamiento autónomo, lo que lleva al individuo a obedecer a ciegas órdenes de las que no se siente responsable.
  • Sistema jerárquico o burocrático: El individuo se encuentra dentro de un sistema mucho más amplio que él, lo que le lleva a la irreflexión.
  • Carácter rutinario del mal: el mal banal aparece dentro de un esquema de trabajo, como algo cotidiano.

4. Conclusión: el compromiso político como resistencia al totalitarismo

Tras este análisis sobre el totalitarismo y el mal, parece que Arendt tiene una visión pesimista, nihilista y desesperanzada del mundo. Pero no es así, sino que ella se refiere a las condiciones que facilitan la aparición del totalitarismo y del mal.

Arendt insiste en la necesidad de proteger la esfera pública, en lugar de la ciudadanía, en la que los individuos libres debaten de forma pública y se comprometen con la vida social que les rodea. En su obra La condición humana, esta pensadora desarrolla una teoría de la acción a través de la cual busca devolver la importancia de la vida práctica del ser humano.

Según Hannah Arendt, la vida práctica se constituye por tres actividades distintas:

  1. Labor: es algo básico y vital. La condición humana de la labor es la vida.
  2. Trabajo: modificar la naturaleza para ajustarla a las necesidades personales, mediante el trabajo. La condición humana del trabajo es la mundanidad.
  3. Acción: es lo que se perdió mediante el totalitarismo, es la única de las tres actividades que no hizo Eichmann. La condición humana de la acción es la pluralidad.

Si el totalitarismo aspira a destruir la pluralidad, resistirse a él es defender la esfera pública. La realidad humana requiere de la presencia de los demás, porque habita un mundo en el que cada ser humano reconoce y es reconocido por los otros. Por todo esto, Hannah Arendt reivindica la necesidad de proteger el espacio público y la capacidad humana de la reflexión y el compromiso político.

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