JEREMY BENTHAM (1748-1832)
Es su influencia más directa. A él se debe la formulación del denominado principio utilitarista, según el cual una acción es buena si favorece el incremento de la felicidad y mala si contribuye a su disminución. Bentham adopta una posición hedonista e identifica la felicidad con el placer y la infelicidad con el dolor. Se opone a los puritanos ingleses en su reivindicación de los placeres materiales y sensoriales. También se deben a Bentham algunos de los posicionamientos clásicos del liberalismo, desde la defensa de la libertad personal, de expresión, la reivindicación de la igualdad legal entre hombres y mujeres, la abolición de la esclavitud, la negación de los castigos físicos y la crítica de la pena capital; hasta la afirmación de la libertad económica y del libre comercio, y la libertad religiosa y la separación de la Iglesia y el Estado. Mill, en su obra El utilitarismo (1861) le criticará su individualismo y su concepción cuantitativa del placer.
PRINCIPIO DE LA LIBERTAD INDIVIDUAL
Mill define la libertad como la esfera de nuestra existencia que contiene las acciones que no repercuten negativamente sobre los otros, y considera que respecto de este tipo de acciones la libertad de los individuos ha de ser absoluta. La libertad deviene así el espacio de la propia individualidad y, por tanto, del autodesarrollo intelectual del individuo.
Ámbitos de libertad individual
Los ámbitos de la esfera individual en que la libertad es fundamental son:
- La libertad de consciencia o “dominio interno de la consciencia”, que incluye la libertad de pensamiento (creencias, religión, política,…); la libertad de expresar y publicar opiniones; así como la libertad de gustos y aspiraciones personales.
- La libertad en la determinación de los propios fines y en la posibilidad de organizar la propia vida de acuerdo con los propios criterios.
- La libertad de asociación y reunión.
Reflexiones adicionales sobre la libertad individual
Mill complementa estas reflexiones con otras de evidente interés:
- El principio de libertad individual sólo es válido en las sociedades que anomena “civilizadas”, es decir, que adoptan la libre discusión como medio de mejora y progreso. No se aplicaría en los estadios de la sociedad en que la libre discusión provoca pasiones, desórdenes o, incluso, guerras civiles.
- No todos los individuos pueden gaudir de total libertad: ni los niños ni los deficientes lo pueden hacer.
- Este sistema de libertad individual no está basado en la indiferencia o simple tolerancia de creencias y formas de vida, sino en las firmes convicciones éticas de cada cual.
Cal entender la libertad como herramienta para el logro de la felicidad, y su fundamento último es justamente el “principio de utilidad”: la libertad individual es un bien superior, el hombre como “ser progresivo” ve la posibilidad de desarrollarse como individuo y de expresar su potencial, de progresar intelectualmente y moralmente. Además, Mill afirma que, cuanto más valioso es un individuo para sí mismo, es más capaz de ser valioso para los otros.
Por último, la defensa de la libertad individual es el mejor fundamento para la defensa de la libertad colectiva, y es indispensable para conseguir una sociedad libre.
John Stuart Mill, uno de los principales autores del utilitarismo, considera que una acción es correcta cuando proporciona el mayor bien posible a la mayor cantidad de personas; por ello, para decidir si una acción es correcta debe calcular la cantidad de bien o mal generada por una acción y, en función de este hecho, decidir. Lo que tiene valor es el valor del bienestar en la vida de los individuos. Los intereses de todos los ciudadanos tienen exactamente el mismo peso, y por eso, la Felicidad se consigue mejor cuando la sociedad deja libres a los ciudadanos para perseguir lo que ellos pretenden como Felicidad.
La Felicidad
La Felicidad es la única finalidad suprema para el ser humano, y John Stuart Mill lo justifica considerando que la única evidencia para afirmar que algo es deseable es que la gente la desea. La gente desea ser feliz y persigue la Felicidad como auténtico objetivo de su vida. Todo lo que deseamos lo hacemos sobre la consideración de que nos proporciona placer (lo que, a veces, no conseguimos). Hay que distinguir entre lo que deseamos, ya que nos hace felices, de lo que deseamos para poder llegar a ser felices. Las virtudes deben ser consideradas como parte de lo que llamamos Felicidad, son el camino hacia la Felicidad, ya que podemos llegar a un mayor nivel de comprensión de la Felicidad a través del conocimiento y la experiencia.
Placer y Felicidad
Así, John Stuart Mill considera que sólo el placer es deseable en sí mismo, y que las acciones serán consideradas correctas o incorrectas en función de si proporcionan la Felicidad de los interesados o no. Cabe señalar que considera la Felicidad como la búsqueda del placer y la huida del dolor. No todos los placeres tienen el mismo valor, ya que hay placeres superiores y placeres inferiores, y nuestras acciones deben dar preferencia a los placeres superiores. Aquí vemos una clara influencia del pensamiento de Epicuro y de Aristóteles. Los placeres superiores son los que llevan al desarrollo moral propio del ser humano: el conocimiento, y el trabajo intelectual. Por eso afirmará: «Es mejor ser una criatura humana insatisfecha que un cerdo satisfecho, y es mejor ser Sócrates insatisfecho que un loco satisfecho«.