El Vitalismo en la Filosofía de Nietzsche
El vitalismo es un aspecto central en la filosofía de Nietzsche, hasta el punto de que su pensamiento puede considerarse una filosofía vitalista. En filosofía, se denomina vitalismo a aquellas corrientes que sitúan la vida humana como el eje de sus reflexiones y concepto clave para sus explicaciones. Para Nietzsche, la vida se entiende como naturaleza bruta, vitalidad y, sobre todo, como el valor absoluto y medida de todo otro valor.
Dioniso y Zaratustra: Símbolos del Vitalismo Nietzscheano
En su primer período, Nietzsche contrapone a Dioniso y Apolo (en la tragedia griega: el elemento principal es la vida, Dioniso, mientras que lo apolíneo es la forma bella en que se presenta). En su etapa final, Dioniso es sustituido por Zaratustra, donde Nietzsche afirma la vida en toda su grandeza, incluyendo su tragedia. Zaratustra, un persa del siglo VII, cuya doctrina se caracterizaba por la oposición entre Ormuz (el bien) y Arimán (el mal), es presentado por Nietzsche como un inmoralista que, reconociendo el error de haber creado la moral, se sitúa más allá del bien y del mal. Zaratustra es, en esencia, el propio Nietzsche.
Zaratustra se convierte en el nuevo símbolo del vitalismo, que se concreta en los conceptos fundamentales de la filosofía de Nietzsche:
- Voluntad de poder
- Transvaloración
- Superhombre
- Muerte de Dios y nihilismo
- Eterno retorno
Voluntad de Poder: La Fuerza Vital
Para Nietzsche, lo único que existe es el devenir. Este devenir continuo es el resultado de un conjunto de fuerzas ciegas que luchan por imponerse unas sobre otras, lo que él denomina voluntad de poder. Este concepto, expuesto en su obra “Así habló Zaratustra”, se refiere al conjunto de pulsiones y fuerzas que se dirigen hacia el poder. La tesis de Nietzsche es que el hombre y toda la realidad son voluntad de poder. La voluntad no es una facultad, sino la fuerza vital misma. No solo el hombre, sino todo el cosmos tiene en la voluntad de poder su núcleo, su realidad última. La idea nietzscheana de hombre es la de una fuerza instintiva, una tendencia vital que busca imponerse a todo lo demás.
Transvaloración y el Superhombre
Nietzsche plantea la necesidad de negar los valores tradicionales y anunciar una nueva realidad. En su filosofía, el dragón simboliza los valores. El dragón más poderoso, al que hay que destronar, dice: “todos los valores de las cosas brillan en mí”. De la negación de los valores y la afirmación de otros nuevos, surgirá el superhombre.
El superhombre de Nietzsche es un nuevo hombre que surge de la negación de los viejos valores y afirma su voluntad de poder. Se trata de una posición moral o amoral: un hombre que está más allá del bien y del mal, que supera la vieja moral. Nietzsche explica cómo surge el superhombre a través de sus metáforas: el camello (yo debo) se transforma en león (yo quiero), pero este no es capaz de crear valores. El espíritu debe transformarse en niño. El superhombre es inocente como un niño, es espontaneidad pura, puede ser el protagonista de un nuevo comienzo. La condición para poder crear es olvidar nuestra civilización. Ese es el superhombre que resume el mensaje de Nietzsche.
La Muerte de Dios y el Nihilismo
Un punto central de la transvaloración de Nietzsche es la crítica a la religión, que se concreta en la necesidad de olvidar a Dios. Nietzsche comprendió que toda moral exige la existencia de Dios como condición necesaria. Para destruir la moral, es necesario destruir a Dios. Si Dios no existe, ya no hay ningún ser superior que nos pueda imponer sus leyes. El hombre dejará de ser el esclavo que es ahora para pasar a ser su propio dueño (superhombre).
La muerte de Dios provoca el hundimiento de todo el orden objetivo de los valores absolutos. Para Nietzsche, esto es una ganancia, pues toda la moral occidental es puro nihilismo, es decir, que los valores supremos pierden validez. Según Nietzsche, hay que distinguir entre el nihilismo pasivo de la tradición platónico-cristiana y el nihilismo activo: la lucha por traer el nihilismo positivo como condición para la llegada del superhombre.
El Eterno Retorno
Cuando Nietzsche habla de la realidad como voluntad de poder, introduce una idea enigmática: el eterno retorno. Para Nietzsche, la realidad, el mundo y la vida carecen de finalidad: solo tenemos un mar de fuerzas que vuelven eternamente sobre sí mismas. En un mundo infinito y sin finalidad, todo lo que ha ocurrido volverá a ocurrir.
Con el eterno retorno, Nietzsche busca afirmar este mundo y solo este, rechazando la idea de huir a otro mundo inexistente.
Conclusión: Afirmación de la Vida
En conclusión, la vida es la única realidad valiosa, que hay que afirmar por sí misma. Dioniso nos brinda el exceso, la ausencia de mesura, la ruptura con todas las barreras y las limitaciones. Zaratustra nos libera de la moral, de Dios y de la cultura occidental. Surge así el superhombre, inocente como un niño, lo antiguo ya no existe: nuestra civilización ha sido olvidada y podemos partir de cero. Ya solo queda voluntad de poder y el eterno retorno: una fidelidad radical y absoluta a este mundo, a la vida, a la voluntad de poder.