El Vitalismo y la Crítica a la Filosofía en Nietzsche: Superación y Voluntad de Poder

El Vitalismo de Nietzsche

El vitalismo es uno de los aspectos capitales de la filosofía de Nietzsche. En filosofía, se denominan vitalismos aquellas filosofías que consideran la vida humana como el elemento central de sus reflexiones y concepto clave para sus explicaciones. Nietzsche contrapone a Dionisio y Apolo. Dionisio es el símbolo de la vida y Apolo es símbolo de la razón. Sócrates rompe con el equilibrio de la cultura griega: Sócrates para Nietzsche es el hombre que busca el conocimiento como valor primordial, eliminando al hombre trágico, al que ama la vida como primera realidad. En 1888, Nietzsche trabajó en una obra en la que pretendía exponer toda su filosofía y que hubiera tenido de título «La voluntad de poder». Nietzsche concreta esa voluntad de vivir en voluntad de poder. El mundo, el hombre, la vida son voluntad del poder, voluntad de superarse. Más que una facultad humana, es el conjunto de pulsiones y fuerzas que se dirigen hacia el poder. La tesis de Nietzsche es que el hombre y toda realidad no es voluntad de obediencia, sino voluntad de poder. La voluntad no es una facultad, sino la parte impulsiva de toda naturaleza y del hombre. En el hombre, vivir es querer y querer es querer ser más. Todo el cosmos tiene en la voluntad de poder su núcleo. Por último, la idea nietzscheana de hombre es totalmente distinta de la utilizada por la filosofía griega. Tenemos una fuerza instintiva, una tendencia vital que busca siempre imponerse ante todo el mal. Frente a Sócrates, al conocimiento, a la racionalidad, Nietzsche afirma la voluntad, el sentimiento, la vida como función irracional, sin finalidad, sin dios. Esto lleva a negar todos los valores tradicionales y ansiar una nueva realidad. De esa negación de los valores y la afirmación de otros nuevos surge el superhombre. Este es un nuevo hombre que surge de la negación de los viejos valores y afirma su voluntad de poder. Se trata de una cuestión amoral. Nietzsche no explica cómo surge. El superhombre es inocente como un niño, puede ser el protagonista de un nuevo comienzo. Condición de poder crear es olvidar nuestra civilización. Un punto central de Nietzsche es la crítica a la religión, reconocer que Dios ha muerto. Si Dios no existe, no hay ningún ser superior que nos pueda imponer sus leyes ni su orden. El hombre ya no tiene responsabilidad alguna, pasa a ser su propio dueño. La muerte de Dios provoca el hundimiento de todo el orden objetivo de los valores absolutos. Aunque la filosofía de Nietzsche es presentada como nihilista, se puede decir que la afirmación de este mundo, como único valor, carece de fin y sentido, pero como es lo único que hay, solo cabe afirmar la vida y la voluntad de poder. La vida es la única realidad valiosa que hay que afirmar por sí mismo. Nietzsche nos libera de la moral de Dios y de toda la cultura occidental, surge así el superhombre. Nuestra civilización ha sido totalmente olvidada y podemos partir de cero para crear nuevos valores.

La Crítica de Nietzsche a los Filósofos

La crítica de Nietzsche a los filósofos los enmarca dentro de su crítica más amplia a la civilización occidental. Nietzsche critica todos los aspectos de la filosofía occidental. La crítica de Nietzsche a los filósofos es uno de los puntos centrales de su pensamiento. Deja claro que nuestra cultura es una cultura filosófica y que, si no se destruye la filosofía, nunca podremos superar nuestra cultura. Para criticar a los filósofos, Nietzsche expone cuál es la idiosincrasia de los filósofos. Piensa que la filosofía deriva del tipo de persona que la han creado, por eso, quiere desenmascarar a los filósofos occidentales. Nietzsche señala dos idiosincrasias. Primera: su odio al devenir y segunda: confundir lo último y lo primero. Nietzsche sostiene que la primera idiosincrasia de los filósofos es su odio al devenir. Los filósofos se encuentran más cómodos con una realidad más simple y manejable, en consecuencia, los filósofos han creado una oposición al devenir “lo que es no deviene, lo que deviene no es”. En definitiva, niegan la realidad, o sea, la vida que es dura, y exige energía, capacidad de adaptación ante lo nuevo. Según todo esto, los filósofos son los sepultureros de la vida. Matan la vida para hacer la momia y, al final, ellos mismos son momias.

La segunda idiosincrasia de los filósofos es confundir lo último con lo primero. Estos no solo han sustituido la vida por meros conceptos, sino que los han idolatrado, es decir, los han puesto por encima de la realidad considerándolos como algo superior a ella. Nietzsche se refiere al desdoblamiento platónico de la realidad en dos mundos, mundo sensible y mundo inteligible, considerando superior este último. Los filósofos llevan hasta el extremo su idiosincrasia. Sostiene que hay conceptos supremos, lo superior no puede proceder de lo inferior, resulta que todos los valores supremos son de primer rasgo. La segunda idiosincrasia de los filósofos nos ha conducido a crear un duplicado de este mundo, a considerar esa copia como lo más real. Finalmente, a crear el concepto de Dios, convirtiendo así la filosofía en teología. En resumen, para Nietzsche, la filosofía del ser hecha por los filósofos occidentales desde Sócrates y Platón se caracteriza por la negación del devenir y rechazo de los sentidos y del cuerpo. Nietzsche consuma su crítica a la filosofía negando la validez de Dios y de los conceptos, hunde todo el orden de los valores que encontraba su último respaldo en Dios.

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