Empirismo de Hume, Existencia de Dios según Descartes y Filosofía Política y del Conocimiento de San Agustín

El Empirismo de Hume: Conocimiento y Percepciones

Hume, filósofo empirista, en su obra “Tratado sobre el entendimiento humano” sostiene que todo nuestro conocimiento proviene de la experiencia y, por lo tanto, de nuestras percepciones. Estas se dividen en:

  • Impresiones: percepciones fuertes y vívidas que provienen de nuestros sentidos.
  • Ideas: copias más débiles de las impresiones.

Las impresiones e ideas pueden ser simples e indivisibles (como ver un color) o complejas y compuestas (como imaginar una manzana que combina color, forma y sabor).

Criterios de Relación entre Impresiones e Ideas

Según Hume, existen 5 criterios para relacionar las impresiones e ideas:

  1. Por semejanza: todas las percepciones tienen algún grado de semejanza entre impresión e idea, aunque esto no siempre se da en las complejas.
  2. Por correspondencia: cada idea simple tiene su origen en una impresión simple.
  3. Por representación: las ideas son representaciones de las impresiones, pero no son copias exactas.
  4. Por temporalidad: las impresiones son siempre anteriores a las ideas, tanto lógica como cronológicamente.
  5. Origen: toda idea tiene su origen en una impresión.

Leyes de Asociación de Ideas

Hume también explica que las ideas se forman a partir de las impresiones usando 3 leyes básicas:

  1. Ley de semejanza: asociamos ideas que se parecen entre sí.
  2. Contigüidad: relacionamos ideas cercanas en el tiempo o espacio.
  3. Causalidad: asociamos una relación entre causa-efecto unidas en el tiempo.

Tipos de Conocimiento

Además, distingue dos formas de conocimiento:

  1. Relación entre ideas: verdades necesarias y universales, como en matemáticas y lógica, que no dependen de la experiencia. Son ciertas, inmutables, pero no describen la realidad.
  2. Cuestiones de hecho: basadas en la experiencia y la observación del mundo. Son contingentes y justificadas a posteriori. Estas dependen de la relación causa-efecto, que Hume critica por no ser demostrable, ya que se basa solo en la costumbre.

Críticas de Hume a Conceptos Tradicionales

Hume critica varias ideas tradicionales:

  1. La idea de «sustancia» no tiene una base clara en nuestras impresiones; solo percibimos cosas separadas, no un todo unificado.
  2. La idea del «yo» tampoco es clara; lo que percibimos son emociones y pensamientos en constante cambio, pero no un «yo» fijo.
  3. La existencia de Dios no puede probarse racionalmente, ya que no hay una impresión de la que provenga esta idea. Sin embargo, Hume cree que las personas seguirán creyendo en Dios, aunque esta creencia no debe ser fanática ni intolerante.

Finalmente, Hume adopta el deísmo ilustrado: cree en un Dios que creó el mundo y sus leyes, pero que no interviene en la vida de las personas ni exige adoración. Así, las personas son libres para usar su razón.

La Demostración de la Existencia de Dios según Descartes

Descartes intenta demostrar la existencia de Dios en su libro “Meditaciones Metafísicas”. En él, desarrolla un análisis profundo en seis meditaciones:

  1. Se cuestiona el método y el problema acerca de la duda.
  2. Se alcanza la certeza del yo o alma.
  3. Se demuestra la existencia de Dios.
  4. Se interroga por qué los humanos cometen errores.
  5. Se ofrece una prueba más de la existencia de Dios como ser perfecto.
  6. Se analiza la distinción entre alma y cuerpo.

Pruebas de la Existencia de Dios

Tres de estas meditaciones están dedicadas a demostrar la existencia de Dios:

  • Prueba de la idea de un ser perfecto: esta idea no puede provenir del ser humano, que es imperfecto y finito. Según el principio de causalidad, la causa debe ser al menos tan perfecta como el efecto, por lo que esta idea debe provenir de un ser infinito: Dios.
  • Prueba de la imperfección y dependencia del ser humano: al ser conscientes de nuestra imperfección y dependencia, sabemos que no somos causa de nuestra existencia. Nuestra existencia finita requiere una causa infinita y necesaria, lo que demuestra que Dios, un ser perfecto y necesario, es el origen de nuestro ser.
  • Argumento ontológico: de la esencia de Dios como un ser perfecto se deduce necesariamente su existencia. Si Dios no existiera fuera del pensamiento, sería imperfecto, lo cual contradice su definición. Por tanto, la existencia de Dios es inseparable de su concepto.

Estas pruebas refuerzan la idea de que Dios es innato en nuestra mente, es la base de toda verdad y asegura la conexión entre subjetividad y objetividad.

La Filosofía Política de San Agustín: Las Dos Ciudades

San Agustín expone sus reflexiones en su obra “La ciudad de Dios”, donde defiende el cristianismo frente a las acusaciones de los paganos sobre la caída del Imperio Romano. Comienza diferenciando el cuerpo y el alma, argumentando que cada una tiene sus propios intereses, el cuerpo terrenales y el alma sobrenaturales, que están constantemente en conflicto.

La Metáfora de las Dos Ciudades

La historia política del mundo la explica San Agustín con la metáfora de las dos ciudades:

  • Ciudad Terrenal: compuesta por los hombres que solo buscan la gloria mundana y los placeres terrenales, despreciando a Dios.
  • Ciudad de Dios: repleta de hombres que anteponen sus intereses espirituales y que aman a Dios.

La Ciudad de Dios es representada por la Iglesia, tanto visible como invisible, y por el imperio cristiano. Esta lucha continuará hasta el final de los tiempos, según esta teoría, cuando saldrá vencedora la Ciudad de Dios.

Providencialismo y la Relación entre Estado e Iglesia

San Agustín es defensor del providencialismo, teoría que defiende que la historia es un proceso movido por la voluntad de Dios, tanto en todo lo bueno ocurrido en el mundo, como en lo malo. Defiende que el Estado deberá verse unido a la Iglesia si aspira a la justicia social, ya que el cristianismo es lo único que hace buenos a los hombres. Por ello, la Iglesia es la única comunidad que es perfecta y superior al propio Estado.

Finalmente, San Agustín admite la necesidad de un Estado, ya que sus instituciones y leyes son necesarias para la convivencia humana, además de que el poder de los gobernantes es temporal y este fue otorgado por Dios.

La Filosofía del Conocimiento de San Agustín: Fe, Razón y la Teoría de la Iluminación

San Agustín desarrolla la relación entre la fe y la razón. Argumenta que, para conocer, la fe nos ilumina el camino a la verdad, mientras que la razón nos la confirma. Primero debemos creer en algo ciegamente y posteriormente tratar de confirmar estas creencias con el uso de la razón. San Agustín explica que la única certeza que tenemos los humanos es que nosotros mismos existimos; del resto de cosas podemos dudar. En el momento en el que tenemos la capacidad de dudar de algo, significa que nosotros mismos existimos y es la única certeza alcanzable al 100%.

El Camino hacia la Autotrascendencia

El objetivo al que aspiramos según San Agustín es a la autotrascendencia, a la que se puede llegar mediante una dialéctica ascendente similar a la de Aristóteles:

  1. Conocimiento sensible: se llega mediante la percepción utilizando los sentidos.
  2. Conocimiento racional interior: juzgamos de una manera racional el mundo que nos rodea.
  3. Conocimiento racional superior: se alcanza a conocer las verdades últimas.

La Teoría de la Iluminación

San Agustín también defiende la teoría de la iluminación. Razona que no existe la reminiscencia, lo que supone que, al morir, el alma no reencarna, sino que es mandada al cielo o al infierno. Llegamos a conocer gracias a que Dios tiene las Ideas en su mente, y este nos ilumina con ellas para que podamos alcanzar la sabiduría. Sin embargo, esta luz nos llega de forma refleja, ya que, al entrar en nuestra mente, el alma refleja una copia de esta luz divina, como si de un espejo se tratase, que es la que nos termina por llegar.

Finalmente, San Agustín le da una gran importancia al amor, argumentando que este consiste en acercarnos y conocer a Dios.

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