Descartes y el Racionalismo
René Descartes (La Haye, Turena Francesa, 1596 – Estocolmo, 1650) fue un filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna, así como uno de los nombres más destacados de la revolución científica. Descartes proponía una duda metódica, que sometiese a juicio todos los conocimientos de la época, aunque, a diferencia de los escépticos, la suya era una duda orientada a la búsqueda de principios últimos sobre los cuales cimentar sólidamente el saber. Pronto su filosofía empezó a ser conocida y comenzó a hacerse famoso, lo cual acarreó amenazas de persecución religiosa por parte de algunas autoridades académicas y eclesiásticas, tanto en los Países Bajos como en Francia. Es considerado como el iniciador de la filosofía racionalista moderna por su planteamiento y resolución del problema de hallar un fundamento del conocimiento que garantice la certeza de este.
Empirismo
Tendencias empiristas se encuentran en la antigüedad y la Edad Media. El empirismo constituye otra respuesta a la crisis del aristotelismo medieval, pero de signo opuesto al racionalismo. Mientras que esta última cree encontrar la solución a la crisis desechando el conocimiento sensorial y procediendo por vía puramente racional, los empiristas van a proponer el atenerse a lo dado por los sentidos. El racionalismo se desarrolló en Francia y Alemania; el empirismo, en cambio, es típicamente británico y su espíritu tiñe la filosofía de los países anglosajones todavía hoy. La corriente empirista se inicia con Francis Bacon (1561-1626), quien establece el principio según el cual toda ciencia ha de fundarse en la experiencia o, en otros términos, que el único método científico consiste en la observación y experimentación, y construye, como consecuencia, una teoría de la inducción. John Locke (1623-1704) fue el primero en desarrollar sistemáticamente la teoría gnoseológica empirista, sosteniendo que todo conocimiento en general deriva de la experiencia. Pero el representante más ilustre de esta escuela fue David Hume (1711-1766), porque llevó esta teoría casi hasta sus últimas consecuencias con una hondura y sutileza notables. Sus profundas críticas a los dos principales conceptos de que se valía el racionalismo, los conceptos de causalidad y de substancia, preparan el camino para las investigaciones de Kant. Según el empirismo, el conocimiento se halla fundado en la experiencia y por experiencia, en última instancia, se entiende algún tipo de información sensorial. Para los empiristas no hay ideas innatas; por el contrario, la conciencia es una tabla rasa, un papel blanco por escribir, y quien escribe es la experiencia. Desde la perspectiva racionalista, en cambio, algunas ideas constituyen un patrimonio originario de la conciencia, no son adquiridas por esta a partir de los sentidos, y por ello reciben el nombre de ideas innatas. Así como el racionalismo encontraba el ideal del conocimiento en las matemáticas, constituidas por juicios universales y necesarios, el empirismo lo encuentra más bien en las ciencias naturales. Por último, mientras que el racionalismo expresaba una tendencia filosófica declaradamente metafísica, porque afirmaba la posibilidad del conocimiento de una realidad que trasciende los límites de la experiencia, el empirismo propone negar la posibilidad de la metafísica y a confinar el conocimiento a los fenómenos.
Ferrater Mora dice que se pueden destacar en el empirismo los aspectos psicológicos, gnoseológicos y metafísicos. El empirismo psicológico mantiene que el conocimiento tiene enteramente su origen en la experiencia. El empirismo gnoseológico mantiene sobre todo que la validez de todo conocimiento radica en la experiencia. El empirismo metafísico mantiene que la realidad misma es, por así decirlo, empírica, esto es, que no hay más realidad que la que es accesible a la experiencia, y en particular a la experiencia sensible.
David Hume y su Filosofía
David Hume fue un excelente escritor y ensayista. Su fuerte reside en la extraordinaria capacidad para el análisis psicológico. Su filosofía puede caracterizarse como psicologismo. Considera que no se puede conocer ninguna realidad más allá de la experiencia. No aceptará pruebas de la existencia de Dios, ni de ninguna supuesta realidad que no sea cognoscible por la experiencia. Una segunda distinción es entre impresiones o ideas e impresiones o ideas complejas. Según Hume, las ideas son copias débiles de las impresiones. No hay ideas innatas ni tampoco hay ideas universales. Se compara el estilo de Hume con el de Descartes para observar las diferentes metodologías del empirismo y del racionalismo. Hume, para probar su tesis de que las ideas son copias débiles de las impresiones, acude a multitud de ejemplos particulares para establecer inductivamente la conclusión general. Descartes, en cambio, procede por la vía deductiva buscando una verdad indubitable. Una vez encontrada «pienso, luego existo», prosigue del mismo modo y concluye que es «una cosa que piensa». De idéntica manera demostrará la existencia de Dios.
Nueva Época y Crítica al Pensamiento Medieval
El Renacimiento se caracteriza ante todo por ser una época de crítica al pasado inmediato, es decir, a la Edad Media. Lo característico de la concepción medieval del mundo residía en su constante referencia al más allá, en su interés dominante por la salvación del hombre, lo cual llevaba consigo un cierto desprecio o descuido hacia este mundo terreno. Se trata de una concepción religiosa del mundo y de la vida. El Renacimiento, en cambio, vuelve su mirada hacia este mundo, hacia la naturaleza. Ciencia y filosofía cobran auténtico vigor y originalidad con el siglo XVII, que representa la madurez de la Edad Moderna, el siglo de Descartes y Bacon, de Spinoza y Hobbes. El Renacimiento es casi estéril desde el punto de vista filosófico. El mismo carácter arrebatador, febril de la vida renacentista lo explica. Es una época de crisis, no solo de crítica al pasado inmediato. En lo que se refiere a la actividad filosófica, el Renacimiento, en buena medida, es época de fracasos. Es una época de transición, especie de preparación de lo que luego advendrá con el siglo XVII.
El Problema del Método
El Renacimiento y luego el siglo XVII sintieron el problema como cuestión concerniente al método de la filosofía y de la ciencia. Por ello, su crítica al saber medieval la centran en este tema: el método de conocimiento dominante en la Edad Media. Por eso, es preciso formularse dos preguntas: ¿cuáles son las fallas del método criticado y qué ofrece la Edad Moderna en su reemplazo?
El modo de proceder escolástico se caracteriza por el criterio de autoridad, el verbalismo y la silogística. El pensamiento medieval reconocía como valedero y decisivo el llamado criterio de autoridad, es decir, se admitía que lo dicho por ciertas autoridades era verdad por el solo hecho de que tales autoridades lo afirmasen. La duda alcanza su punto máximo hacia el final de la primera meditación con la llamada hipótesis del genio maligno. Descartes afirma la posibilidad de que exista un ser absolutamente poderoso que se empeñe en engañarlo en todo lo que él cree como más claro. No dice que haya en verdad un genio maligno, pero lo que importa es notar que por ahora no tenemos la posibilidad de notar que no lo haya. Es, por consiguiente, una posibilidad, por más remota que parezca ser, con lo cual se ve cómo Descartes lleva la reflexión al punto de tratar de fundamentar el saber racional. Frente a la hipótesis del genio maligno parece que es imposible encontrar el conocimiento fundamental que se busca. Pero en ese momento Descartes realiza el descubrimiento fundamental: puede dudar de todo, pero no puede dudar de que duda, y si duda, piensa, y si piensa, existe. Ni siquiera el genio maligno lo puede engañar a este respecto, pues si el genio lo engaña, existe. De manera que esta afirmación famosa: cogito (pienso, luego soy) no puede ya ser puesta en duda. Entonces nos encontramos con una verdad absoluta. El cogito constituye el primer principio de la filosofía. Habiendo demostrado que es una cosa que piensa, demostrará en la tercera meditación la existencia de Dios, y en la sexta, la existencia de las cosas materiales que había sido suspendida a partir de la hipótesis del genio maligno. De esta manera, Descartes restaura el mundo con sus cosas materiales. Es considerado el padre de la filosofía moderna.
El Criterio de la Verdad
Una afirmación es verdadera cuando lo que ella afirma coincide con el objeto a que se refiere. El criterio de verdad es el rasgo mediante el cual se reconoce una afirmación verdadera de una falsa. Con el cogito hallamos un conocimiento indudablemente verdadero. Descartes enuncia cuatro reglas que condensan todo su pensamiento metodológico: la primera es la evidencia (se debe admitir un conocimiento como verdadero siempre que sea evidente); la segunda es la regla del análisis (cuando nos ocupamos de una cosa, se debe dividir, analizar y seguir con la división hasta que se llegue a algo evidente); la tercera regla es la síntesis (pero debemos luego tener una visión conjunta); y la cuarta regla sería la enumeración (exige examinar con cuidado lo estudiado para ver si no hay un tema que se haya pasado por alto).
Descartes plantea que es una cosa que piensa, vale decir, una cosa cuya propiedad fundamental esencial consiste en pensar. Afirma que esta cosa pensante o alma es independiente del cuerpo y más fácil de conocer que este, puesto que no se sabe aún si se tiene cuerpo, pero la existencia del alma o yo es evidente. Entre los pensamientos hay algunos de singular importancia y que Descartes llama «ideas». Se dividen en innatas (aquellas que el alma trae consigo), ficticias (las que nosotros mismos elaboramos mediante la imaginación) y adventicias (aquellas que parecen venirnos del exterior mediante los sentidos).
Racionalismo
Según el racionalismo, el verdadero conocimiento es el conocimiento que se logra con la sola y exclusiva ayuda de la razón, sin recurso ninguno de la experiencia ni de los sentidos. Se apoya en varios supuestos. Uno de ellos es que tiene la pretensión de que la realidad se conoce solo mediante la razón, lo cual hace pensar el supuesto de que la realidad misma tenga una estructura racional. La verdadera estructura de las cosas, más allá de las apariencias que nos dan los sentidos, es racional. Por tanto, entre la estructura de esa realidad y la de nuestra razón hay un riguroso paralelismo. Para ello, Descartes afirma que la idea es la cosa misma en tanto pensada. Se lo considera a Descartes el fundador del racionalismo moderno. La verdad fundamental que encuentra en la segunda meditación ha sido descubierta por vía racional, sin ayuda de los engañosos sentidos. Es la razón la fuente y base del conocimiento humano. Al señalar la naturaleza como cosa que piensa, a la existencia de Dios y a la existencia de las cosas materiales, media como un camino racional. Ninguna observación sensible juega papel alguno.