Escepticismo Académico y certeza existencia:
El
Escepticismo tiene dos partes: una teórica, que es una teoría del
conocimiento, según la cuál no hay ningún saber seguro, y otra
Práctica, que es una actitud que consiste en no apegarse a ninguna
Opinión, pues, para los escépticos ningún
argumento resulta claramente definitivo,
Por ello recomiendan suspender el juicio y conseguir la ataraxía o
Serenidad. La
Orientación platónica de san
Agustín le llevará a defender la
Verdad universal y a contradecir la postura escéptica propia de la
Filosofía de su tiempo. El pensamiento que busca la verdad ha de
Comenzar por la evidencia de si mismo. Es así como se puede superar
La duda de los escépticos de la Academia nueva. «Todas
Las mentes se conocen a sí mismas con certidumbre absoluta«.
Quien duda de la verdad, está cierto de que duda, esto es, de que
Vive y piensa; tiene, por consiguiente, en la misma duda una certeza
Que le sustrae la duda y le lleva a la verdad. Esta movilidad del
Pensamiento por la cual el mismo acto de la duda se toma como
Fundamento de una certeza, significa que el alma puede elevarse por
Encima de sí misma hacia la verdad. Si estas tres verdades: que
existo, que conozco y que amo están en mí, ¿de dónde proceden? No
De los sentidos, tampoco de las copias que hacemos de los sentidos a
Través de la imaginación, luego, tiene que venir de un
Autoconocimiento de la propia alma, del sello de la Trinidad en ella.
En estos tres conocimientos o verdades: que existo, que conozco y que
Amo no hay duda ni temor a posibles argumentos en contra de ellos. Ya
Que según San Agustín los mismos argumentos se auto justifican. San
Agustín entabla un diálogo hipotético con los académicos que le
Preguntan: ¿estás seguro de que estas tres verdades son innatas en
Nosotros? ¿Y si te engañas? Ante esta pregunta San Agustín
Comienza un argumento lógico para salvar estas tres verdades.
Primero salva la verdad de la existencia y luego la segunda, el
Conocimiento, para terminar salvando la tercera que es el amor.
Con
Respecto a la primera verdad, el argumento de San Agustín es el
Siguiente: puede que me engañe pero si me engaño existo, pues quien
No existe no puede tampoco engañarse; y por tanto si me engaño
Tengo que existir. Entonces puesto que si me engaño existo, no me
Puedo engañar sobre
mi Existencia porque para ser engañado tengo primero que existir. Con Este argumento salva la primera verdad. Con respecto a la segunda Verdad, que conozco, el argumento de San Agustín es el siguiente: Aunque me engañe, el conocer que me engaño es ya un conocimiento y Un segundo conocimiento es el conocimiento de mi existencia; con lo Que deduzco que conozco que conozco y que existo, lo que salva la Segunda verdad. Con respecto a la tercera verdad, que amo, también San Agustín la deriva del axioma “me engaño” y consiste según San Agustín en afirmar que no me puedo engañar que amo aunque me Engañe en las cosas que amo, porque aunque fueran falsas las cosas Que amo, no sería falso mi amor a esas cosas. Porque “aunque ellas Fueran falsas, sería verdad que amo las cosas falsas”, puesto que Puedo amar cosas falsas sin que mi amor por ellas sea falso. Es Precisamente porque puedo amar cosas falsas por lo que a veces somos Reprendidos o amonestados, por ser nuestro amor sin embargo Verdadero. Pero resulta que siendo además verdadero y cierto que Existo y que conozco como ya ha demostrado, nadie puede dudar del Amor a esas dos cosas, es decir, a existir y conocer. Y por tanto mi Amor es más verdadero y cierto si cabe. San Agustín se anticipa Pues a Descartes con su Si Fallor, sum (si me engaño existo), pero no se interesaba como Descartes por la Cuestión de si el mundo exterior existe realmente o no. En las Confesiones Agustín nos dice: “Quiero conocer a Dios y el alma. Nada más deseo». Además la duda de Descartes es metódica, los Argumentos escépticos le sirven para alcanzar verdades evidentes, a Partir de ellas puede construir el conocimiento del mundo. Parten de Una misma verdad pero con intenciones muy distintas. Como en San Agustín, el cogito en Descartes abarca toda actividad de conciencia. El cogito es una cosa que piensa. Lo que significa dudar, aprehender, Afirmar, negar, querer, imaginar y sentir. En De Trinitate san Agustín dice: «nada conoce el hombre que le sea más cercano ni Que le sea más inmediato a su mente que su identidad consigo mismo». A su vez, en la segunda meditación Descartes dice: «nada hay Que me sea más fácil de conocer que mi propio espíritu»