Escepticismo y Empirismo en la Filosofía de David Hume

Escepticismo

En general, llamamos “escéptica” a toda aquella teoría epistemológica que afirma la imposibilidad de alcanzar un conocimiento cierto; ya sea porque la verdad no exista, o bien porque nuestra capacidad intelectual sea incapaz de alcanzarla. Hume, siguiendo a John Locke, asumirá el principio general empirista de que todo nuestro conocimiento sobre el mundo debe proceder de los sentidos, pero como resulta que nuestras impresiones son siempre concretas y determinadas, nuestro conocimiento nunca podrá ser universal, ni tampoco referirse al futuro. Con esto, Hume pondrá en cuestión toda la metafísica tradicional, el principio de causalidad y el conocimiento de Dios.

Percepción

En Hume, será todo aquello que pueda estar presente en la mente y cuya procedencia venga de: los sentidos externos, las pasiones y emociones, o las reflexiones (ideas). Así, la percepción se dividirá entre impresiones e ideas que se diferencian entre sí por la vivacidad con la que nos afectan. Por ejemplo, si me quemo, tengo una impresión; si me acuerdo de la quemadura, una idea. En resumen, las percepciones tendrán un carácter inmediato, fragmentario y no podrán referir al futuro.

Impresiones e Ideas

Las impresiones son nuestras percepciones más vivas, y pueden referirse al mundo exterior (percepciones sensoriales) o al interior del sujeto (pasiones y emociones). Las impresiones serán inmediatas, no serán alteradas por el sujeto y podrán ser simples o compuestas en función de la complejidad de aquello que las produce. Por su parte, las ideas en David Hume, son una reflexión sobre una impresión no presente y que conservamos en la memoria. De esta manera, toda idea deriva de una o varias impresiones. Cabrá decir también, que las ideas se conservarán en la memoria y la imaginación conforme a sus propios criterios.

Hábito

El hábito, o costumbre, de haber observado dos, o más, fenómenos nos llevará a la creencia de que entre estos hechos hay una conexión necesaria. Esto no será más que una creencia injustificada empíricamente, puesto que de dicha conexión no tenemos impresión alguna. Sin embargo, dirá Hume que el sujeto se ve obligado a realizar esta inferencia causal ya que el hábito es la “gran guía de la vida humana”.

Experiencia

Para Hume, la experiencia no solo es fuente del conocimiento sino que también es su límite. Al igual que Locke, acepta que el conocimiento humano parte de la experiencia, para después trascenderla, y llegar a alcanzar otras realidades (como por ejemplo, Dios). Siguiendo el principio empirista, Hume pensará que solo conoceremos aquello que se nos muestra como percepciones; estas serán aparentes, fragmentarias y referidas al pasado o presente inmediato.

Creencia

Las conexiones que inferimos a través de la causalidad, serán simples creencias, ya que afirmaremos un fenómeno por el simple hecho de que hasta ahora siempre lo hemos percibido así.  Es decir, no es un conocimiento cierto y seguro, sino sólo la creencia de que algo es como es según el hábito o costumbre que tenemos de ver repetida la supuesta conexión causa-efecto. Por ejemplo, tenemos la creencia de la existencia del “yo”, pero no tendremos experiencia de tal cosa.

Causa

El principio basado en las causas (causalidad), es fundamental para creer que podemos entender el mundo exterior y explicar los fenómenos que se producen en él.  El ser humano tiende a establecer una conexión entre fenómenos como causa-efecto, es decir, inferimos una necesidad entre la aparición del primer “hecho” observado y el segundo, como un efecto derivado de éste. Sin embargo, dirá Hume que no existirá esa conexión necesaria entre dos hechos, solo hay costumbre de ver esta sucesión.

Sentimiento y Sentimiento Moral

Afirmará Hume que el hombre es más sentimiento e instinto, que razón. Esto se enfrentará a toda la filosofía anterior, que consideraba al hombre como un animal racional. Para el filósofo inglés, la razón solo es un instrumento que está al servicio de algo más profundo y definitorio del ser humano: el instinto al que se asocian los sentimientos. En la teoría moral de Hume (emotivismo), se parte de la constatación de que realizamos distinciones entre lo que consideramos bueno y malo. Preguntándose por el origen de esta distinción, dirá que ésta radica en el sentimiento que nos produce el observar un determinado acto: cuando veo un acto que me agrada lo califico como “bueno”, mientras que si algo me desagrada será “malo”. De esta forma, la razón por sí misma no puede llevarnos a actuar de un determinado modo. Dicho esto, la virtud será aquello que nos causa placer y el vicio lo opuesto; no obstante, se evitará caer en el relativismo ya que la compasión o solidaridad serán principios morales, ya que son sentimientos de humanidad.

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