Escuelas Filosóficas de la Antigüedad
En la antigua Grecia, surgieron diversas escuelas filosóficas que buscaban comprender el mundo y el lugar del ser humano en él. Entre las más destacadas se encuentran:
- La Stoa, que dio lugar al Estoicismo, iniciada por Zénon.
- El Jardín, que dio lugar al Epicureísmo, creada por Epicuro.
- La escuela Cínica, que dio lugar al Cinismo, iniciada por Antístenes.
Estoicismo: La Stoa
El fundador de esta escuela fue Zénon (336 – 264 a.C.). Otros representantes importantes fueron Marco Aurelio, Séneca de Córdoba y Epicteto. La ética estoica establece como objetivo de la existencia la felicidad. Esta se consigue viviendo de acuerdo con la naturaleza, es decir, en armonía con el logos. Se debe sintonizar el logos particular con el logos universal para comprender todo lo que ocurre. En la naturaleza hay un logos activo (el fuego) y otro pasivo (materia), que se necesitan mutuamente para existir y generar unas relaciones de simpatía entre las cosas y todos los seres.
- La razón individual es la que nos puede hacer entender el Logos Universal.
- Nada ocurre porque sí, sino que todo tiene una explicación.
Epicureísmo: El Jardín
Epicuro (341-270 a.C.) nació en Mitilene (Lesbos). En el año 306 a.C. fundó en Atenas su propia escuela bajo el nombre de “El Jardín”. En esta escuela estaba permitida la entrada de mujeres y esclavos, lo que significó un gran cambio para la época. Por otro lado, en esta escuela era muy importante el desarrollo de la amistad, lo que despertó todo tipo de rumores y finalmente fue cerrada. La filosofía epicureísta se basa en dos principios:
- Nada nace del no ser.
- Todo es átomos y vacío, y es infinito.
Para Epicuro, todo está compuesto de átomos que se juntan entre sí a través de un movimiento de descenso en el cual unos átomos chocan con otros, creando así las agrupaciones que dan lugar a las figuras de la naturaleza. Este movimiento descendente está regido por el azar. Los epicureístas son, por lo tanto, contrarios a la noción de necesidad de los estoicos. El ser humano, al estar formado de átomos, tanto el cuerpo como el alma, que es mortal y finita. Lo único que para Epicuro es infinito son los átomos, que al morir un cuerpo pasan a formar parte de otros cuerpos y almas. De manera que la vida humana se interpreta de manera breve y efímera, por eso el principal objetivo de un ser humano debe ser la felicidad. Para ello hay que huir del miedo y buscar el placer. Para esto, los atomistas crearon una filosofía para desarticular el miedo que consistía en tres pasos:
- El Mecanicismo: Se disipa cuando nos damos cuenta de que estamos formados solo por átomos y que, por lo tanto, no hay nadie que nos vigile. El movimiento de los átomos es mecánico, pero carece de dirección.
- Indeterminismo: Según Epicuro, la visión determinista de la vida no es una visión real, ya que nada viene dado porque los átomos pueden cambiar su dirección por azar o casualidad. Epicuro defiende el azar y, con ello, la no existencia de ninguna fuerza que lo condicione.
- Materialismo: Defiende que es absurdo temer a la muerte, ya que nunca vamos a tener sensación de ella. Una vez muerto ya no tienes nada, por lo tanto, no vamos a sentir lo que es la muerte, cosa que hace que no tengamos que temerla.
Para Epicuro, es el temor el que nos aleja de la felicidad. Por lo tanto, mediante el mecanicismo se erradica el miedo a los dioses, el indeterminismo defiende que es el azar el que gobierna el mundo y que, por lo tanto, no existe un destino fijo (temor al destino). Y, por último, el materialismo rompe con el miedo a la muerte, ya que si el cuerpo está hecho de materia, cuando muere se deja de sentir, por lo tanto, no se tiene percepción de la muerte. A la Ataraxia nos acercamos cuando dejamos de sufrir (estado de imperturbabilidad). El estado de Ataraxia significa seguir una línea emocional y no dejarse afectar demasiado por lo que pasa, ni por lo bueno ni por lo malo. Hedonismo: El hombre tiene que orientarse a aquello que le proporciona placer. Según Epicuro, la felicidad es el principio y el fin del placer. Para llegar a la senda de la felicidad propone cuatro principios:
- Hay que aceptar el placer presente.
- Hay que rechazar el placer presente cuando la razón nos diga que de él se va a derivar un dolor futuro.
- Hay que rechazar el dolor presente.
- Hay que aceptar el dolor presente cuando la razón nos diga que este deriva un placer futuro.
A partir de estos principios y la filosofía atomista se llega al estado de “Ataraxia”, es decir, de imperturbabilidad, en el cual tanto las cosas buenas como las malas no te afectan en exceso. Epicuro distingue también entre varios tipos de placeres:
- Placeres naturales y necesarios: hace feliz al hombre prudente que rechazará los demás placeres (corporales).
- Placeres naturales y no necesarios.
- Placeres ni naturales ni necesarios.