Tres partes de la Crítica de la razón pura
1. La estética trascendental
Kant denominó «estética trascendental» al estudio de las formas a priori del conocimiento sensible. Según nuestro autor, estas formas son el espacio y el tiempo.
- Son formas porque configuran.
- Son a priori porque constituyen las condiciones anteriores, universales y necesarias gracias a las cuales son posibles nuestras impresiones sensibles.
- Son de la sensibilidad porque todos nuestros conocimientos sensibles se encuentran condicionados y conformados por el tiempo o el espacio, o por ambos. Sin las formas a priori de la sensibilidad, o sea, las formas de espacio y tiempo, resultarían imposibles nuestras percepciones sensibles, es decir, nuestros conocimientos de experiencia.
Espacio y tiempo son formas a priori de la sensibilidad mediante las cuales el sujeto percibe las impresiones sensibles, es decir, los contenidos de la experiencia.
Espacio y tiempo son intuiciones puras, es decir, intuiciones que carecen de contenidos empíricos. Esto significa que las captamos de una manera directa e inmediata en nosotros mismos.
La posibilidad de las matemáticas
Para Kant, las matemáticas son posibles solo porque existen en nosotros el espacio y el tiempo como formas a priori —universales y necesarias— de la sensibilidad. Así, por ejemplo, gracias a la forma a priori del espacio y el tiempo podemos ver como algo evidente que 4 + 5 es igual a 9, o que todos los cuerpos tienen tres dimensiones.
A este propósito, las matemáticas se refieren al espacio y al tiempo.
Los contenidos de nuestra experiencia caerán bajo la determinación de las leyes matemáticas, o sea, podrán ser medidos, pesados, contados, etcétera.
El entendimiento en Kant
En sentido general, entendimiento es sinónimo de inteligencia y de intelecto, designando la facultad de pensar o comprender. En Kant, designa la facultad de pensar el objeto a partir de la síntesis entre sus propias formas a priori y los datos aportados por la sensibilidad.
2. La analítica trascendental (Conceptos)
En la analítica trascendental, Kant aborda la crítica de la facultad del entendimiento. Sostendrá que para que haya conocimiento intelectual se requiere la unión de los conceptos puros —o categorías— del entendimiento con los datos empíricos, es decir, con los contenidos suministrados por la experiencia.
Así pues, el conocimiento intelectual consiste en la «unión» de conceptos puros o categorías con los contenidos empíricos, es decir, con las impresiones o percepciones sensibles. Únicamente donde tenga lugar dicha unión tendremos conocimiento intelectual.
Las percepciones sensibles, ya elaboradas por las formas a priori del espacio y del tiempo, deben someterse, en un segundo momento, a las formas a priori del entendimiento para pasar del plano sensible al plano intelectual.
Los conceptos puros o categorías
Kant entiende por «categorías» o «conceptos puros» los conceptos que surgen del entendimiento, en virtud de su propio dinamismo cognoscitivo, es decir, en virtud de su tendencia a conocer. Se denominan ≪conceptos puros≫ porque carecen de contenido empírico —o sea, carecen de contenidos suministrados por los sentidos—, y ≪categorías≫ porque en griego ≪categoría≫ significa ≪atribución≫ y tales conceptos constituyen formas en virtud de las cuales los sujetos pueden recibir distintas atribuciones por medio de los contenidos del predicado. Ejemplos de categorías o conceptos puros son ≪realidad≫, ≪causa≫, ≪necesidad≫, etcétera.
Una diferencia esencial entre Kant y Aristóteles: Aristóteles distinguía diez categorías. Kant, en cambio, distingue doce. Sin embargo, el número es lo de menos. Lo más importante es que, mientras que en Aristóteles las categorías eran modos de ser, en Kant se trata de distintos modos de conocer.
Conceptos esenciales en Kant
- Trascendental: con este término intenta Kant todo lo que se refiere a las condiciones a priori de nuestro conocer.
- A priori: lo que antecede en el orden del conocimiento. O sea, las formas o estructuras que el ≪sujeto≫ pone en el conocer.
- A posteriori: lo que en el orden del conocer viene después. O sea, lo que en el orden del conocimiento procede, de uno u otro modo, de la experiencia.
- Fenómeno: Kant denominó fenómeno a lo que aparece en el conocimiento, o sea, al objeto de conocimiento. Nosotros conocemos fenómenos, no la realidad en sí.
- Noúmeno: Kant denominó noúmeno al objeto que se encuentra más allá de la experiencia y, por tanto, nunca puede ser conocido. Podemos pensar en él, dice Kant, pero no lo podemos conocer. Por ejemplo, noúmeno es la ≪cosa en sí≫, que siempre nos es desconocida.
3. La dialéctica trascendental (conceptos)
Kant excluyó a la metafísica del ámbito de la ciencia, es decir, negó que la metafísica fuera una ciencia. Esto obedece a que, según él, la metafísica opera con conceptos vacíos, o sea, con conceptos que no contienen intuiciones sensibles o contenidos sensibles. En consecuencia, dichos conceptos no son más que meras ≪ilusiones de la razón≫. Esto significa que los conceptos de la metafísica se sitúan más allá de los fenómenos sensibles, de la experiencia.
En la medida en que la metafísica se refiere a cosas absolutas, como las ideas de Dios, el mundo o el alma o ≪yo≫, cosas de las que no es posible tener experiencia, no estaremos ante una ciencia. La metafísica, por tanto, no es una ciencia, según Kant, porque sus ideas no pueden ser plenificadas por la experiencia. Ahora bien, si las ideas de Dios, mundo y alma —o yo— carecen de valor cognoscitivo, pueden resultar tremendamente útiles en tanto porque es posible encontrar en ellas un uso regulativo en el campo de nuestros conocimientos. Dichas ideas pueden servirnos de acicate para que la ciencia no se detenga y continúe su progreso.
La idea de Dios según Kant
Según Kant, es imposible demostrar la existencia de Dios. En su opinión, todas las pruebas de la existencia de Dios caen en el mismo error. En el proceso del razonamiento utilizado en tal demostración, llega un momento en que la razón se evade de la disciplina de la experiencia. Es decir, llega un momento en que los conceptos utilizados ya no se pueden plenificar con la experiencia. En consecuencia, se llega al concepto, o a la idea de Dios, pero se trata de concepto vacío, o sea, no significa nada, no se refiere a nada.