Ética kantiana, alienación e ideología en Marx

1. Definición y características: Éticas materiales vs. Éticas formales

La ética kantiana representa una auténtica novedad dentro de la historia de la ética. Hasta Kant, todas las éticas habían sido materiales, frente a ellas, la ética de Kant es formal.

Una ética material es aquella que hace depender la maldad o bondad según nos alejemos o acerquemos a aquel bien que esta considera como correcto. Por tanto, esta parte de que hay bienes, cosas buenas para el hombre, y comienza por determinar cuál es el bien supremo o fin último del hombre. Una vez establecido tal bien supremo, la ética establece unas normas para alcanzarlo. Kant rechazó este tipo de éticas, ya que son empíricas, basadas en imperativos hipotéticos y heterónomas.

Las éticas materiales son empíricas, y según Kant, no podemos formular una ética universal partiendo de la experiencia, ya que lo empírico es siempre contingente y particular. La ética debe ser racional para ser universal y necesaria. En este punto, se manifiesta claramente el ideal ilustrado kantiano, la importancia concedida a la razón.

La razón práctica formula imperativos, que según Kant, son hipotéticos. Es decir, que sus juicios valen sólo de un modo condicional como medios para conseguir un cierto fin (eso que se define como el Bien). Basta con renunciar a la aspiración de alcanzar ese Bien para que la obligatoriedad de la norma pierda efectividad. Por tanto, no son imperativos morales, no mandan de modo universal y necesario.

La moral es el campo de deberes que mandan sin condiciones, sin prometer nada a cambio, por eso, deben seguir lo que él denomina como imperativo categórico, es decir, un mandato moral válido para todos e incondicionado. Se tiene que actuar solo por deber y es la razón la que me dice lo que debo hacer sin esperar nada a cambio (no se debe matar porque no es moral hacerlo y no por miedo a ir a la cárcel).

Para Kant, las éticas materiales son heterónomas, no autónomas, es decir, no es el sujeto el que se da a sí mismo la norma, sino que la recibe desde fuera de la propia razón. El hombre renuncia a su libertad y su voluntad es determinada a actuar de este modo por deseo o inclinación. Autonomía significa no dejarse dirigir por los impulsos, tendencias o inclinaciones, ajenos a la razón y a su propia ley.

Estamos en la revolución copernicana aplicada a la ética, el cumplir una orden que uno se da a sí mismo es libertad y autonomía, siempre guiándonos por un principio que tenga validez universal, es decir, que sea válido para todos los hombres, en todas las circunstancias, tiempos y lugares. Este principio descansa en la voluntad libre y racional de todo hombre. Soy libre porque mediante la razón me dicto órdenes que cumplo incondicionalmente. La razón es capaz de crear para sí misma una legislación válida para cualquier ser racional.

Nuestras acciones deben ser libres, ajenas a imposiciones, racionalmente justificadas e internamente asumidas. El sujeto se da a sí mismo la ley moral, nuevamente vemos la mayoría de edad, el atreverse usar la razón, ideal de la ilustración, según Kant. No hacer el mal es libertad negativa y hacer el bien es libertad positiva. En el caso de Kant no dejarse arrastrar por la materialidad del interés es mi libertad negativa y decir sí al imperativo categórico es mi libertad positiva, mi libertad de decir sí a una ley universal que está por encima de mis intereses particulares. Frente a las éticas materiales, Kant propone una ética formal, una ética vacía de dogma y contenido, que no establece ningún bien o fin que haya de ser perseguido, es decir, no nos dice que hay que hacer sino cómo debemos actuar. Defienden un criterio formal que nos permite decir si una conducta es buena o mala. Este criterio consiste en la posibilidad de universalizar una máxima moral como en el imperativo categórico. Kant sostiene que lo que debemos hacer debe estar justificado por unas normas independientes de las consecuencias. Se inicia así el formalismo ético, preocupado por la forma de los actos morales y no por el contenido. La ética para Kant debe ser por lo tanto: a priori, basada en imperativos categóricos y autónoma.

2.El concepto de buena voluntad en kant (y un ejemplo)
La moralidad de nuestras acciones tiene que ver con la intención del que actúa con la buena voluntad y no con las consecuencias de sus actos. Si esta consecuencia es la felicidad, hay que tomarla como una consecuencia no buscada. Para Kant lo único bueno desde el punto de vista moral es la buena voluntad. Una voluntad que es buena porque quiere cumplir con el deber y hacer el bien, sin importar que lo logre o no, y autónoma porque se da a sí misma la ley. Por ejemplo, una persona que se lanza al agua para salvar a otra porque lo considera su deber, al margen del éxito de su intento. Es la propia persona quien usando su razón práctica descubre el deber moral que está en sí mismo y libremente escoge cumplirlo. Y el tener buena voluntad no es sólo tener buena intención, sino poner todos los medios a nuestro alcance para conseguir algo. En esto la ética kantiana se diferencia de otras éticas como las consecuencialistas  que valoran más el resultado de nuestros actos. Por ejemplo, para el utilitarismo de Mill un acto es bueno cuando contribuye a la mayor felicidad del mayor número de personas. Se trata de un intento de hacer algo aunque no se consiga lo que se quería aunque las consecuencias de nuestras acciones no respondan a nuestro propósito. Será buena voluntad aunque las consecuencias sean nefastas.


3.Primera formulación del imperativo categórico en Kant
Para Kant el criterio que establece cual es el deber, ha de derivarse de nuestra razón y ha de ser universal, independientemente de intereses particulares. Tal imperativo, a diferencia de los imperativos hipotéticos, manda una conducta por sí misma, como necesaria objetivamente y no como condición para conseguir otra cosa. Por lo tanto, es un mandato incondicionado que manda de manera absoluta y no nos dice qué acciones debemos realizar sino cómo deben ser. Qué forma deben tener tal criterio es lo que él bautiza como imperativo categórico, el cual la voluntad no puede eludir. A lo largo de su obra ha presentado diferentes formulaciones del mismo. 1a formulación: insiste en la universalidad. Es decir, para saber si en un momento dado nuestra conducta es moral, debemos imaginar qué pasaría si todo el mundo aplicase nuestro principio en sus actos. Por ejemplo, vemos claramente que mentir no sería algo moral ya que nadie querría instaurar ese principio como ley universal de comportamiento. Este imperativo es categórico (no implica una finalidad a conseguir y por lo tanto contrario a los hipotéticos de las éticas materiales), es universal (la ley moral no debe valer sólo para mí sino para toda la humanidad), es autónoma (la voluntad se da a  sí misma la ley) y es formal (no dice lo que hay que hacer sino cómo hay que actuar). Actualmente hay algunas teorías que señalan que la ética debe ocuparse de la vertiente universal de la moral. A diferencia de Kant, estas éticas actuales entienden que no es una sola persona quien ha de comprobar si su norma es universalizable, sino que han de comprobarlo todos los afectados por ella, aplicando procedimientos racionales.

Hay dos sistemas:
a) Apel y Habermas con la ética del discurso
b) Rawls quien propone una situación ideal de negociación a la que llama posición original

4. Ideología y alienación (definición): como se supera la alienación en Marx? 
Marx denomina ideología al conjunto de representaciones (ideas, valores, creencias, normas, mitos, deseos) que poseen los hombres en una sociedad determinada y que expresan lo que piensan sobre el derecho, la religión, el Estado, la moral, la filosofía, el sistema educativo, la familia,…etc. Marx señala que la ideología imperante en cada momento es la propia de la clase dominante y, por tanto, justifica la estructura económica del momento, falsea la realidad para legitimar las injusticias dadas en la infraestructura. El término alienación se utiliza para designar el estado en que se encuentra el ser humano cuando se ve desposeído de algo que le pertenece. Marx utilizó este término para designar la situación del ser humano en la sociedad capitalista.Se trata de una de las críticas más duras que Marx realiza al modo de producción capitalista. Estar alienado significa no ser dueños de sí mismos, no ser libres a la hora de decidir su propio destino. En el contexto en que estamos hablando, se puede relacionar perfectamente con el concepto de “deshumanización”. El ser humano se convierte en una pieza más del engranaje del sistema capitalista Cuando Marx analiza la alienación del hombre en la sociedad capitalista parte de la constatación de que cuanto más avanza el capitalismo, tanto más se empobrecen los trabajadores, hasta el punto de que se convierten en una mercancía más.Marx concluye señalando que el medio por el cual el trabajo se aliena es la propiedad privada. De ahí que sea el comunismo el que permitirá la eliminación de la alienación económica. La superación de la alienación económica, la emancipación de los trabajadores es, al mismo tiempo, la emancipación de la humanidad en general, porque en realidad todas las servidumbres humanas tienen su origen en la alienación económica y, por tanto, eliminada ésta se eliminan las demás.

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